EL CORONAVIRUS SARS-COV-2 Y LA ENFERMEDAD COVID-19


TABLA DE CONTENIDO




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1) LA CONCIENCIACIÓN DE LA CONCIENCIA


Existe la posibilidad de gozo perpetuo y una paz interior en cada persona, pero los sucesos en torno a la pandemia de virus mundial, alteran una angustia, ansiedad, depresión, estrés, frustración y preocupación generalizada, a falta de una vacuna preventiva o la ausencia de claridad en el tratamiento curativo adecuado. La incertidumbre acerca del futuro carcome la estabilidad anímica, emocional y sentimental en las personas, inclusive a nivel psicosomático, con afectación corporal de origen emocional. En la actualidad se lucha por una pronta y urgente convalecencia a nivel mundial, aunque al parecer el virus denominado Coronavirus COVID-19, llegó para quedarse con la posibilidad de volver a circular por el mundo. Esto es lo que llaman nuevas oleadas mundiales de pandemia en busca de personas vulnerables, especialmente quienes tienen mayores factores de riesgo. La observación generalizada de las personas es que la extensión mundial por el Coronavirus, sus consecuencias en la economía, educación, salubridad, laboral, turismo y social, nunca se había visto en la historia de la humanidad, salvo casos pasados focalizados en ámbitos regionales.


Debido a la agresividad de este virus, su rápido contagio, esparcimiento o propagación mundial, su gravedad letal, los casos de incubación, portación y contagio asintomático, el aislamiento social, distanciamiento por salud y la complejidad en la atención de los pacientes, agravado por el descalabro económico social y desempleo, se considera que la actitud, mentalidad y pensamiento humano, tiene un antes y un después de este tipo de virus. La humanidad se regirá por la nueva formalidad de ser y vivir, que incide directamente en la norma de comportamiento y conducta. El mundo no será el mismo, porque queda un trauma social por la experiencia o



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impresión emocional sufrida, más la posible paranoia social, debido al delirio psíquico del surgimiento de futuras oleadas de este virus o de otros nuevos de mayor mortalidad, peligro y resistencia. Esta situación del Coronavirus globalizado, deja un estigma psicosocial sumado al acontecimiento presente del calentamiento global. La Biblia dice:

“Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada. Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios. Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza, Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora. Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza somos salvos; mas la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo? Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos” (Romanos 8.18 al 25 – RVR1909).

Esta clase de gemir se caracteriza por ser una expresión auditiva, distinguida con una pronunciación enfatizada en lástima de dolor y sufrimiento. Es un lamento o quejido de un sentimiento interior de gran aflicción. El planeta en sí y toda la humanidad están como en situación de labores de parto, posiblemente en el período final del alumbramiento. Para ser criaturas en condición de hijos celestiales, que con espera y paciencia se obtenga salvación y liberación, con un cambio de naturaleza corporal corruptible a la de hijos de Dios



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incorruptibles. La concienciación es la acción efectiva de concienciar, o sea, emerger en la persona la consciencia en una determinada realidad, donde la persona se vuelve consciente de un asunto, problema o situación específica, para aumentar su valor de comprensión y entendimiento sobre el mismo. La humanidad y el planeta en general gime a una, porque observa o presiente lo dicho por Jesucristo: “Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24.12 al 14 – RVR1909).

El amor o caridad de muchos se enfriará o resfriará, por haberse multiplicado la maldad. La Biblia dice: “Tened también vosotros paciencia; confirmad vuestros corazones: porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, porque no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad por ejemplo de aflicción y de paciencia, á los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados á los que sufren. Habéis oído la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y piadoso” (Santiago 5.8 al 11 – RVR1909). La combinación del Coronavirus COVID-19 con el calentamiento global, en su conjunto forman un acontecimiento mundial nunca antes visto, sin precedentes sino del último tiempo, previo a esta situación globalizante, la sociedad estaba convulsionada revolucionariamente en trastornar con inmoralidad y libertinaje, la normalidad del orden de la vida colectiva y legal. Especialmente con las acechanzas de la cultura e ideología de la muerte en el pensamiento humano. Se cumple el siguiente pasaje bíblico: “Sabiendo primero esto, que en los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, Y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3.3 al 4 – RVR1909).



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La enfermedad COVID-19 es solamente un aviso y muestra del caos mundial, que podría ser de mayor desastre, el que se provocaría con el calentamiento global de cierta cantidad de grados superiores a los actuales. En el pasaje anterior la burla acerca de la segunda venida de Jesucristo por parte de escépticos e incrédulos, que ignoran voluntariamente a conveniencia, para amordazar su conciencia de manera que no reciban un conocimiento cierto, completo y verdadero, ni la suficiente justificación racional para creer a Jesucristo, se reitera con la burla acerca de la resurrección de los muertos: “Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia á todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan: Por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varón al cual determinó; dando fe á todos con haberle levantado de los muertos. Y así como oyeron de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Te oiremos acerca de esto otra vez” (Hechos 17.30 al 32 – RVR1909). La forma adecuada de enfrentar el futuro y afrontar la dificultad, peligro y muerte, es la concientización y disciplina, la preparación en Dios Padre, con respeto y reverencia a su voluntad, su enseñanza y mensaje mediante Jesucristo. Se insiste enfáticamente que Jesucristo no es ninguna religión, por consiguiente ninguna religión es nuestro Señor Jesucristo.


En Lamentaciones encontramos lo siguiente: “Es por la misericordia de Jehová que no somos consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi parte es Jehová, dijo mi alma; por tanto en él esperaré. Bueno es Jehová á los que en él esperan, al alma que le buscare. Bueno es esperar callando en la salud de Jehová” (Lamentaciones 3.22 al 26 – RVR1909). Es oportuno clamar a Dios en todo momento, solicitar fortaleza en oración y la concienciación del Espíritu Santo en nuestras vidas. Pedir a Dios que los recuperados del Coronavirus COVID-19, de ninguna manera queden con algún daño pulmonar de consecuencias posteriores a corto, mediano o



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largo plazo. Tampoco en ningún otro órgano vital queden repercusiones o secuelas. Que Dios nos ilumine para una mejor preparación del tiempo del fin, que podamos reconocer las señales de los tiempos en Cristo Jesús. Dios nos libre en estas épocas de las manifestaciones con marchas a favor de la discriminación y exclusión de Jesucristo en la vida social, donde se promueve eliminar a Jesucristo de toda institución pública, de las universidades y de la educación en general, en países que se hacen llamar cristianos. Semejante a nivel de naciones de regímenes ateos, inclusive de grupos que quemaron Biblias en señal de protesta. La Biblia dice: “Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo á los que moran en la tierra, y á toda nación y tribu y lengua y pueblo, Diciendo en alta voz: Temed á Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida; y adorad á aquel que ha hecho el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14.6 al 7 – RVR1909).

La muerte ronda por las calles y ciudades de este mundo, donde el planeta por completo está vinculado como una sola ciudad o civilización humana. Esta muerte que ronda es invisible, oculta y silenciosa, por ser microscópica, para identificar el foco de microbios en una superficie, se requiere la invención de un tipo de rociador de reacción química que la cambie de color. Dios nos puede ayudar con su energía, fuerza y poder de su Espíritu. La concienciación de la conciencia colectiva o individual es por medio del Espíritu Santo. ¿Qué ocurre en estos tiempos del fin? Jesucristo en relación con la energía, fuerza y poder del Espíritu Santo dice lo siguiente: “Y cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio: De pecado ciertamente, por cuanto no creen en mí; Y de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; Y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo es juzgado” (Juan 16.8 al 11 – RVR1909). Hace alrededor de dos mil años no creyeron en Jesucristo, al día de hoy la sociedad mundial en general se avergüenza, niega y rechaza a Jesucristo. Muchos llamados cristianos siguen su propia religión cultural y social, pocos



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son los auténticos discípulos de Jesucristo, según su ejemplo y modelo de vida. No se trata de generalizar, pero es necesario para la sociedad recapacitar y reconocer, la práctica y seguimiento a Jesucristo histórico conforme a las Escrituras: “Mas cuando vinieron á Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas: Empero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua. Y el que lo vió, da testimonio, y su testimonio es verdadero: y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese la Escritura: Hueso no quebrantaréis de él. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron” (Juan 19.33 al 37 – RVR1909).

La Escritura Sagrada ya había anunciado y profetizado a Jesucristo histórico:


“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fué llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53.3 al 7 – RVR1909).

El principal anuncio profético de Cristo fue comparado o relacionado con el cordero de pascua: “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva



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masa, como sois sin levadura: porque nuestra pascua, que es Cristo, fué sacrificada por nosotros. Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5.6 al 8 – RVR1909). Este pasaje indica que nuestra pascua es Cristo, así que celebremos a Cristo en nuestras vidas sin malicia ni maldad, sino con sinceridad y verdad. Así dice la palabra de Dios:

“Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre á aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación: Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro ó plata; Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación: Ya ordenado de antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor de vosotros, Que por él creéis á Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sea en Dios. Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos á otros entrañablemente de corazón puro: Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1.16 al 23 – RVR1909).


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2) LA SABIDURÍA BÍBLICA COMPARADA CON EL CORONAVIRUS COVID-19


La sabiduría bíblica es un conocimiento en profundidad en la Biblia, con la finalidad de influir un buen juicio en la administración y gobierno, tanto colectivo como individual, reflejado en las acciones y hechos personales o sociales. La sabiduría incluye el conocimiento e información que facilita el poder de controlar mejor el bienestar común, el cuidado del medio ambiente y el entorno en general donde se convive, conforme al comportamiento y la conducta del ser humano. Una regla aplicada en el estudio bíblico dice: “Un texto, fuera de contexto, es un pretexto”. Se trata de explicar el texto explícito por bloques, mayormente con el énfasis en la escritura literal, en el sentido exacto de las palabras. El contexto es el texto posterior y previo al texto analizado o texto central en cuestión, porque se analiza el texto continuo como una sola unidad temática. Algunos relacionan el contexto con la época y situación histórica - social cuando se escribe el texto.


También se considera como contexto la interpretación realizada por el lector, según su propia cultura, época y domicilio geográfico. Otras personas prefieren leer entre líneas o renglones, o sea, sobreentender para deducir y explicar el sentido, por ejemplo, el texto simbólico requiere de la interpretación, en relación con las figuras y sus significados. Toda la colección o conjunto de cartas y libros bíblicos, comprenden un mismo hilo



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conductor, con la coherencia y unidad de toda la Escritura Sagrada como un solo texto. En el caso del tema principal de la Biblia el hilo conductor es Jesucristo, el Mesías y Ungido prometido, tanto en relación con la ley y la profecía bíblica.

Hay quienes afirman la necesidad de comprender y entender el detrás del texto. El autor general es Dios, porque es su palabra, sin embargo, la misma no está exenta o no se exime de un ligero ingrediente de factor humano, debido al aporte propio de las ideas de quien dicta o escribe el texto. Además hay posibilidades de observaciones escritas posteriormente en los márgenes, agregados al texto original por parte de copistas, que copiaban los escritos antes de la invención de la imprenta. Si este fuera el caso, de ninguna manera se desautoriza la totalidad del contenido bíblico, porque dichas observaciones fueron para aclarar o mejorar la comprensión y entendimiento del texto. Al parecer un caso de estos es el siguiente pasaje: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno” (1 Juan 5.7 – RVR1909). Los especialistas tienen un debate acerca de la originalidad de este pasaje en los textos más antiguos. Esto no es motivo de escandalizarse, sino de tomar con calma y tranquilidad, pero en profundidad, el análisis, estudio e investigación de la palabra de Dios. Hay interpretación objetiva, sin parcializarse en el conocimiento individual o personal. También existe la posibilidad de una interpretación subjetiva, relacionada con un conocimiento interno de pensar o sentir del yo: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación; Porque la profecía no fué en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo” (2 Pedro 1.20 al 21 – RVR1909).


¿Cuál relación hay entre estos comentarios y el tema en cuestión? El tema de la sabiduría bíblica comparada con el Coronavirus COVID-19, podría tocar la sensibilidad de las personas, con base en pasajes bíblicos dispersos en toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis o Revelación. Este análisis requiere la mención de pasajes o versículos



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independientes de toda la Biblia, para justificar la causa o motivo del alegato, fundamentar citas bíblicas intercaladas de ejemplo y prueba.

Debido a la existencia de personas positivas en el Coronavirus COVID-19, pero que no presentan síntomas porque son asintomáticos, entonces se les ingresa en un confinamiento acondicionado especialmente. Este aislamiento social ha sido llamado “El Arca de Noé”. Esta relación tiene las siguientes cuatro semejanzas: la primer semejanza es que Noé se encierra con su familia en el arca para ser salvos: “Los cuales en otro tiempo fueron desobedientes, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, cuando se aparejaba el arca; en la cual pocas, es á saber, ocho personas fueron salvas por agua” (1 Pedro 3.20 – RVR1909).


La segunda semejanza es que el diluvio en tiempos de Noé fue un acontecimiento global en todo el mundo: “Estableceré mi pacto con vosotros, y no fenecerá ya más toda carne con aguas de diluvio; ni habrá más diluvio para destruir la tierra. Y dijo Dios: Esta será la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y toda alma viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco pondré en las nubes, el cual será por señal de convenio entre mí y la tierra” (Génesis 9.11 al 13). Después del diluvio el siguiente suceso global es el Coronavirus COVID-19, porque se ha expandido a todos los continentes del mundo, con excepción de la Antártida.


La tercer semejanza tiene relación con la condición de maldad del ser humano en su nivel más alto: “Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Y dijo Dios á Noé: El fin de toda carne ha venido delante de mí; porque la tierra está llena de violencia á causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra” (Génesis 6.11 al 13 – RVR1909). En la actualidad se ha corrompido la sociedad en



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el nivel nunca antes visto, porque el amor a Dios ha muerto en gran parte de la población mundial, se ha perdido el respeto y reverencia pública de obediencia a la voluntad de Dios. Inclusive su mayor símbolo natural de pacto con la humanidad, que es el arco formado en las nubes, como señal de convenio entre Dios y la tierra, se ha utilizado para fines de discriminación, negación y rechazo a la consagración, redención y santificación de Jesucristo.

En relación con la maldad y el amor de Dios o caridad, Jesucristo dijo que en los tiempos del fin, el amor o caridad de muchos se enfriará o resfriará: “Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24.12 al 14 – RVR1909). Un resfriado implica un proceso inflamatorio de las vías respiratorias de la garganta y nariz, debido a la infección viral. El contagio, propagación o transmisión del Coronavirus es mediante el agua, mayor componente de la saliva. Resulta que hay una promesa de Dios acerca de que la humanidad no volverá a ser destruida con agua: “Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de Dios; Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua: Mas los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3.5 al 7 – RVR1909).


Parece ficción o novelesco relacionar las gotitas de saliva, transportadoras del Coronavirus COVID-19, con el tiempo del diluvio cuando fueron salvos por el arca de Noe, pero son pistas que nos dan una idea asociada a lo que está pasando, el mundo no será extinguido por agua sino que se menciona el fuego, más relacionado con el calentamiento global, cambio de clima y choque de todas las placas tectónicas a nivel mundial: “Y el séptimo ángel derramó su copa por el aire; y



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salió una grande voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho es. Entonces fueron hechos relámpagos y voces y truenos; y hubo un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no fué jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra” (Apocalipsis 16.17 al 18 – RVR1909). En todo caso, la situación actual de pandemia, se resuelve a nivel mundial con un tratamiento curativo y una vacuna preventiva, pero la realidad vivida es como una pesadilla, donde hay una angustia y opresión respiratoria por causa de un mal sueño, con mucha preocupación extremadamente intensa. La mayor pesadilla es el incremento del calentamiento global, porque los líderes de este mundo en la administración y gobierno de las naciones principales, priorizan la industrialización masiva como fuentes de trabajo, en apoyo directo al sector laboral y la generación de mayor empleo, pero con la afectación del medio ambiente que perjudica por igual a todos los seres humanos.

El pasaje anterior del Apocalipsis menciona el aire; este contiene entre sus componentes principales el oxigeno. La consecuencia más grave del Coronavirus COVID-19 es la sofocación y agresividad en los pulmones, inclusive el paciente llega a requerir respiración asistida, la infección microbiana e inflamación manifestada entre otras por la neumonía. En reiteradas ocasiones hemos mencionado que la Biblia tiene figuras y simbología con significado interpretativo, en este caso el Apocalipsis o Revelación está dirigido al Imperio Romano en los primeros siglos de nuestra era cristiana. Otros prefieren hacer una interpretación escatológica en relación con el futuro, del último período de la vida humana. Ningún ser humano tiene la garantía absoluta de determinar, identificar y definir los textos como literales o simbólicos, en este sentido nadie tiene la infalibilidad, salvo los presuntuosos religiosos que se encasillan herméticamente en su propia creencia y opinión, ya sea en contra o a favor de cada tesis. Por ejemplo, la Biblia dice:



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“Y al día siguiente, yendo ellos su camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió á la azotea á orar, cerca de la hora de sexta; Y aconteció que le vino una grande hambre, y quiso comer; pero mientras disponían, sobrevínole un éxtasis; Y vió el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado á la tierra; En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, y reptiles, y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común é inmunda he comido jamás. Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Y esto fué hecho por tres veces; y el vaso volvió á ser recogido en el cielo. Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron á la puerta” (Hechos 10.9 al 17 – RVR1909).

Algunos toman el pasaje anterior como literal, otros lo consideran simbólico. Las palabras de Pedro al respecto son las siguientes: “Y como Pedro entró, salió Cornelio á recibirle; y derribándose á sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate; yo mismo también soy hombre. Y hablando con él, entró, y halló á muchos que se habían juntado. Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable á un varón Judío juntarse ó llegarse á extranjero; mas me ha mostrado Dios que á ningún hombre llame común ó inmundo” (Hechos 10.25 al 28 – RVR1909). En esta línea entre lo literal y simbólico, el aire podría representar el espíritu de vida indispensable en todo ser humano para vivir, por consiguiente nuestra total dependencia a Dios: “Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fué el hombre en alma viviente” (Génesis 2.7 – RVR1909). Cada ser humano es responsable de sí mismo, de su dependencia y relación con Dios. El gran temblor de tierra y terremoto tan



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grande, podría representar las consecuencias del calentamiento global y cambio de clima.

El ser humano es responsable de sus propias acciones, inclusive la crisis, medidas higiénicas y restricción sanitaria que estamos viviendo. Las situaciones globales, como el diluvio en tiempos del arca de Noé, diluvio histórico del que se menciona y registra en muchas culturas antiguas de la humanidad, la pandemia global del Coronavirus COVID-19 o SARS-CoV-2, es solamente una alarma o aviso de la gravedad incontrolable que podría pasar, con el posible incremento del calentamiento global. ¿Qué se podrá improvisar de última hora cuando globalmente el mundo se esté quemando? ¿Será esta la idea de enviar un grupo de humanos al planeta Marte para que la humanidad se preserve?


La cuarta semejanza es la actitud negativa de algunos líderes mundiales, por la falta de formalidad y seriedad de aceptar y enfrentar la pandemia Coronavirus COVID-19. Lo mismo un ejemplo a manera de analogía o comparación del calentamiento global, es la estrategia de desentenderse o la indiferencia que hacen algunos líderes principales o presidentes, a la advertencia o llamado a acatar medidas de protección, semejante al caso omiso, hecho por el Faraón de Egipto en tiempos de Moisés:


“Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir á Israel? Yo no conozco á Jehová, ni tampoco dejaré ir á Israel. Y ellos dijeron: El Dios de los Hebreos nos ha encontrado: iremos, pues, ahora camino de tres días por el desierto, y sacrificaremos á Jehová nuestro Dios; porque no venga sobre nosotros con pestilencia ó con espada. Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su obra? idos á vuestros cargos. Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus cargos. Y


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mandó Faraón aquel mismo día á los cuadrilleros del pueblo que le tenían á su cargo, y á sus gobernadores, diciendo: De aquí adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como ayer y antes de ayer; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja: Y habéis de ponerles la tarea del ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, y por eso levantan la voz diciendo: Vamos y sacrificaremos á nuestro Dios. Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan á palabras de mentira. Y saliendo los cuadrilleros del pueblo y sus gobernadores, hablaron al pueblo, diciendo: Así ha dicho Faraón: Yo no os doy paja. Id vosotros, y recoged paja donde la hallareis; que nada se disminuirá de vuestra tarea. Entonces el pueblo se derramó por toda la tierra de Egipto á coger rastrojo en lugar de paja. Y los cuadrilleros los apremiaban, diciendo: Acabad vuestra obra, la tarea del día en su día, como cuando se os daba paja. Y azotaban á los capataces de los hijos de Israel, que los cuadrilleros de Faraón habían puesto sobre ellos, diciendo: ¿Por qué no habéis cumplido vuestra tarea de ladrillo ni ayer ni hoy, como antes?” (Éxodo 5.2 al 14 – RVR1909).

En el caso del tipo de reacción del Faraón, Dios permitía que el Faraón endureciera su propio corazón, esto significa que el Faraón tenía su corazón agravado: “Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho. Entonces Jehová dijo á Moisés: El corazón de Faraón esta agravado, que no quiere dejar ir al pueblo” (Éxodo 7.13 al 14 – RVR1909). ¿Qué significa un corazón agravado en quien gobierna? El corazón agravado en un gobernante es oprimir arbitrariamente, con un gobierno, imposición y mandato tiránico, con un afecto y pasión que domina su ánimo de forma abusiva, en su autoridad, fuerza y poder: “Y dile: Jehová el Dios de los Hebreos me ha enviado á ti, diciendo: Deja ir á mi pueblo, para que me sirvan en el desierto; y he



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aquí que hasta ahora no has querido oir” (Éxodo 7.16 – RVR1909).

Por otra parte, el suceso del “heridor” que recorrió las calles o caminos de Egipto, en relación con la décima plaga, también tiene similitud con la actualidad, cuando las familias del pueblo de Israel fueron salvas, con la semejanza de un aislamiento social en sus respectivas casas: “Y Moisés convocó á todos los ancianos de Israel, y díjoles: Sacad, y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomad un manojo de hisopo, y mojadle en la sangre que estará en una jofaina, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en la jofaina; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo á los Egipcios; y como vera la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir” (Éxodo 12.21 al 23 – RVR1909). Al principio el Faraón de Egipto, le resta importancia al aviso de las plagas, igual ahora en el caso del calentamiento global o del Coronavirus COVID-19, algunos presidentes endurecen sus corazones para creer a la advertencia: “¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Mas á Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré. Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre sea anunciado por toda la tierra” (Romanos 9.14 al 17 – RVR1909).


Semejante a la actualidad, Dios en el pasado establece un tipo de aislamiento para evitar alguna propagación de enfermedad: “Y Jehová habló á Moisés, diciendo: Manda á los hijos de Israel que echen del campo á todo leproso, y á todos los que padecen flujo de semen, y á todo contaminado sobre muerto: Así hombres como mujeres echaréis, fuera del campo los echaréis; porque no contaminen el campo de aquellos entre los cuales yo habito” (Números 5.1 al 3 – RVR1909). Esto es



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muy criticado por las personas que se oponen y resisten la Biblia como autoridad de Dios, alegando que es discriminación y marginación, sin considerar que la ciencia médica o la tecnología de la salud no estaba avanzada, ni existían los antibióticos para bacterias o los antivirales. Máxime cuando se trata de la menstruación de la mujer, lo que no valoran quienes critican, que es debido a un aislamiento social por medidas de higiene o distanciamiento por salud: “Y cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su carne, siete días estará apartada; y cualquiera que tocare en ella, será inmundo hasta la tarde. Y todo aquello sobre que ella se acostare mientras su separación, será inmundo: también todo aquello sobre que se sentare, será inmundo. Y cualquiera que tocare á su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la tarde” (Levíticos 15.19 al 21 – RVR1909). Esta práctica de ninguna manera era para discriminar, marginar u ofender a la mujer, sino para protegerla de la falta de castidad o continencia de los hombres, durante los días de menstruación de la mujer: “Y no llegarás á la mujer en el apartamiento de su inmundicia, para descubrir su desnudez” (Levítico 18.19 – RVR1909).

Después de las plagas y de la salida del pueblo de Israel de Egipto, Moisés canta lo siguiente (porción de los primeros dos versículos): “Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico á Jehová, y dijeron: Cantaré yo á Jehová, porque se ha magnificado grandemente, Echando en la mar al caballo y al que en él subía. Jehová es mi fortaleza, y mi canción, Y hame sido por salud: Este es mi Dios, y á éste engrandeceré; Dios de mi padre, y á éste ensalzaré” (Éxodo 15.1 al 2 – RVR1909).


Otro tema semejante de los que pueden resultar sensibles para los lectores, es relacionado con la alimentación. Cada persona come lo que quiera: “Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres” (Romanos 14.2 – RVR1909). Este es el



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conflicto sin fin entre quienes comen carne y los que son vegetarianos. Pero se recomienda que el animal que se come no haya muerto ahogado, como algunos que matan al animal con estiramiento del pescuezo, en lugar de desangrado: “Que ha parecido bien al Espíritu Santo, y á nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: Que os abstengáis de cosas sacrificadas á ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien” (Hechos 15.28 al 29 – RVR1909). En este pasaje también se menciona lo que llaman morcilla, que es sangre cocinada del animal. Además en tiempos antiguos sacrificaban animales a los dioses e ídolos falsos, entonces se recomienda comprar en la carnicería sin preguntar, acerca del motivo de la muerte del animal, ya sea sacrificado a un ídolo o ahogado:

“Todo me es lícito, mas no todo conviene: todo me es lícito, mas no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia; Porque del Señor es la tierra y lo que la hinche. Y si algún infiel os llama, y queréis ir, de todo lo que se os pone delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia. Mas si alguien os dijere: Esto fué sacrificado á los ídolos: no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia: porque del Señor es la tierra y lo que la hinche. La conciencia, digo, no tuya, sino del otro. Pues ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por otra conciencia?” (1 Corintios 10.23 al 29 – RVR1909).

El punto es el siguiente, hay recomendaciones de salubridad por parte de Dios, porque conoce todos los daños y perjuicios de salud que podría enfrentar el ser humano, por esta razón menciona la prohibición de comer animal ahogado y sangre cocida o cocinada de animal. Pero en tiempos del



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arca de Noé menciona a los animales limpios o comestibles y a los animales inmundos o de otras funciones en la cadena alimenticia del mismo animal. También en funciones con el hábitat natural o medio ambiente. La Biblia dice al respecto:

“Y Jehová dijo á Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca porque á ti he visto justo delante de mí en esta generación. De todo animal limpio te tomarás de siete en siete, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, dos, macho y su hembra. También de las aves de los cielos de siete en siete, macho y hembra; para guardar en vida la casta sobre la faz de toda la tierra. Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré toda sustancia que hice de sobre la faz de la tierra. E hizo Noé conforme á todo lo que le mandó Jehová” (Génesis 7.1 al 5 – RVR1909).

Hay diferencias entre los animales, algunos tienen más bacterias o parásitos entre su organismo, por esta razón hay carnes que tienen que estar muy bien cocidas o cocinadas, por ejemplo, la larva de un gusano intestinal conocida como triquinosis, en animales como el jabalí procedente de la caza en selvas o zonas boscosas. También hay malas referencias del hígado de cerdo domesticado, por causa de cierto virus. Además del resto de su cuerpo mal cocido o mal cocinado. Debido a las hambrunas de las poblaciones mundiales, se ha recurrido a la alimentación de animales silvestres o de otra índole avícola o marítima, pero de ninguna manera se comprende la alimentación por cuestiones de afrodisíaco, para estimular el apetito sexual, como se pretende con las aletas de tiburón y el desecho del resto del cuerpo de tiburón arrojado en los mismos mares y océanos. Tampoco se comprende la alimentación de animales salvajes o silvestres, por la costumbre o tradición de ostentación y alarde de opulencia de platillos costosos y exquisitos. Solamente



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porque se consideran comidas exóticas o extravagantes. Presumir que se digiere animales de fauna silvestre, solamente por apariencia y capacidad de pago, no tiene sentido porque es insalubre, con daño permanente a la salud. Al parecer es un asunto cultural, pero lo mismo aplica en animales domésticos como el gato y el perro.

La Biblia recomienda como guía o referencia todo el capítulo 11 de Levítico: “Y habló Jehová á Moisés y á Aarón, diciéndoles: Hablad á los hijos de Israel, diciendo: Estos son los animales que comeréis de todos los animales que están sobre la tierra… Esta es la ley de los animales, y de las aves, y de todo ser viviente que se mueve en las aguas, y de todo animal que anda arrastrando sobre la tierra; Para hacer diferencia entre inmundo y limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer” (Levítico 11.1 al 47 – RVR1909). Lo mismo se explica en Deuteronomio 14.3 al 21. Debido a que estos pasajes son muy extensos solamente mencionamos sus citas bíblicas, tanto en Levítico capítulo 11 como de Deuteronomio capítulo 14, se encuentran las listas completas, de los animales comestibles y de los animales destinados para otras funciones.



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3) EL CORONAVIRUS COVID-19 ES UNA ESCALABILIDAD DE LO NATURAL A LO ESPIRITUAL


La enfermedad COVID-19 es una escalabilidad de lo normal del sistema social natural, a la nueva normalización de la moderación del sistema de vida espiritual. El antiguo sistema social normalizado de convivencia, manifiesta un impasse por crisis de confusión ideológica y social, previamente al surgimiento de la pandemia COVID-19, que tanto nos golpea como una sola humanidad, sin ningún tipo de discriminación. Este tipo de virus existe en la naturaleza, pero ocurre lo que llaman un salto entre especies, de contagio entre su huésped original hacia el ser humano. Todo este proceso es natural. En reiteradas lecturas hemos aseverado la existencia de tres dimensiones: natural, espiritual y celestial. Por fin, todo el planeta tiene que convivir con normas comunes, por ejemplo, el aislamiento y distanciamiento físico – social. Inclusive la misma comunicación mediante plataformas sociales requiere mesura, sin el atrevimiento de las personas de agraviar y ofender a los demás, por lo menos o por mínimo temor a Dios, porque nadie está exento del contagio de esta enfermedad y todos necesitamos de Dios para preservar la salud.


Este comedimiento de comentarios respetuosos en redes sociales, provee los buenos modales, compostura en la actitud y la cortesía. Ahora la peligrosidad de infección del virus, impone respeto y reverencia ante Dios, contra la altivez, jactancia y prepotencia del ser humano, en sus pretensiones de maltratar y ofender a su prójimo. El quedarse



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en casa también es una forma de cuidar, respetar y valorar a los demás, excepto la salida por causas impostergables y urgentes de subsistencia.

La tendencia social en la actualidad es la mejora individual de la actitud, emociones y sentimientos, para beneficio colectivo en el carácter y personalidad de la misma sociedad, sumado a la superación de las adversidades, dificultades, complicaciones, conflicto, pruebas de la vida y tropiezos, especialmente con el surgimiento de la pandemia. La persona que todavía con la situación actual, excluye a Dios de su vocabulario en tiempos de pandemia, tiene su corazón endurecido: “Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado: Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza; Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos” (Hebreos 3.13 al 16 – RVR1909). Mientras hay vida busquemos hoy mismo la voluntad de Dios, dejemos de provocar a Dios con nuestras acciones y actos llenos de blasfemia con la gravedad de la injuria. Se dice que esta pandemia del Coronavirus COVID-19 ha arrodillado a todo el mundo ante Dios, este es el momento de ejercer nuestro poder de decisión con toda firmeza y fuerza enfocados en Dios. La Biblia dice:


“Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz, No endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, Como el día de Masa en el desierto; Donde me tentaron vuestros padres, Probáronme, y vieron mi obra. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije:


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Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto juré en mi furor Que no entrarían en mi reposo” (Salmos 95.6 al 11 – RVR1909).

El poder de decisión es una capacidad inherente al ser, de tal modo unido a su existencia sin la posibilidad de separar, con la finalidad de posibilitar la toma de elección o escogencia entre diferentes alternativas u opciones. El poder de decisión, está disponible para ser utilizado, pero cuando está inactivo o inerte, entonces es susceptible a la confusión y falta de certeza. Este poder de decisión coexiste con su contrapartida, que es la duda e indecisión a la causa, al ser consecuente y al deber de probidad, en el sentido del accionar o actuar el bien, bondad, honradez, integridad y rectitud de ánimo. Esta duda e indecisión está incorporada en el temperamento, máxime en relación con la obediencia a Dios. Las decisiones de ninguna manera son buenas o malas, sino el resultado de la decisión tiene sus consecuencias favorables o desfavorables, ya sea a corto, mediano o largo plazo. Todo ser humano tiene la voluntad natural de las decisiones cotidianas en su dimensión natural, para la subsistencia necesaria en la convivencia y el diario vivir, sin embargo, el poder de decisión tiene más relación con las decisiones de relevancia trascendental. Estas son las decisiones que atañen a la salvación del pecado y a la recompensa de la vida eterna.


Este poder de decisión que trasciende en el ser humano, tiene su precedente como resolución anterior en el caso del ángel caído, previo a la existencia de la humanidad. El ángel caído es el que arrastra a otros ángeles a su propia causa, pasa por una prueba como detonante o determinante de su decisión. El resultado es sufrir sus propias consecuencias. Los ángeles arrastrados son influenciables y se dejan doblegar ante el ángel caído, incumplen el principio, valor y principio del respeto, reverencia y sumisión al Creador, aunque Dios si es respetuoso de la decisión de cada una de



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sus creaciones o criaturas, pero cada quien es responsable de asumir sus propias consecuencias de sus decisiones. El proceso implicado reúne un orden establecido, entre la solvencia intrínseca de los principios, valores y virtudes arraigados, seguido del momento de la prueba para comprobar o verificar la consistencia o solidez de dicha solvencia intrínseca, para finalizar en el poder de decisión de la toma de elección o escogencia entre diferentes alternativas u opciones, con la preeminencia de la conservación y mantenimiento de los principios, valores y virtudes. El propósito de la creación es servir de prueba. La Biblia dice: “¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y que pongas sobre él tu corazón, Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes?” (Job 7.17 al 18 – RVR1909).

La creación fue creada sin daño y sin imperfección, así como el Creador es Perfecto, pero toda criatura fue creada con la capacidad del poder de decisión. Nunca la creación tuvo defecto, sino que los ángeles hacen uso de su facultad y toman su propia decisión. La consecuencia o resultado de esta decisión es lo que calificamos o definimos como adversidad, rebeldía u oposición. También encontramos el resultado de los seres celestial, que según su poder de decisión se mantienen fieles y leales al Creador. La prueba es el detonante y motor del poder de decisión: “Jehová en el templo de su santidad: La silla de Jehová está en el cielo: Sus ojos ven, sus párpados examinan á los hijos de los hombres. Jehová prueba al justo; Empero al malo y al que ama la violencia, su alma aborrece. Sobre los malos lloverá lazos; Fuego y azufre, con vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos. Porque el justo Jehová ama la justicia: Al recto mirará su rostro” (Salmos 11.4 al 7 – RVR1909). La prueba hace evidente y patente lo auténtico, genuino y verdadero, porque muestra y sobresale lo mejor o peor de cada persona. Además se manifiesta en la firmeza o solidez de la actitud, carácter y personalidad.



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El poder de decisión coexiste con el libre albedrío, ambos tienen relación con el término arbitrio o facultad de decidir o resolver para determinar una sentencia, con el debido conocimiento de causa. Esto se confunde muchas veces con el concepto y significado de la voluntad natural, que es la resolución de la intención personal, para elegir entre una o varias opciones. El libre albedrío está más relacionado con la justicia y el juez designado para resolver una duda, en términos espirituales y celestiales atañe a las cuestiones de salvación y vida eterna. Hasta aquí, hemos mencionado las expresiones libre albedrío, poder de decisión y voluntad natural, pero sumemos otras similares, la libertad de realizar las acciones o actuaciones con responsabilidad, y el libertinaje del desenfreno en la conducta. Así formamos una lista de palabras semejantes o que se relacionan entre sí, a saber, libertad, libertinaje, libre albedrío, poder de decisión y voluntad natural. El análisis se vuelve más complejo con la inclusión del texto de Salmos 58, donde surge la pregunta: ¿El ser humano nace o se hace malvado? Será acaso que hay personas predestinadas desde su nacimiento para la maldad. Nuestra posición y análisis en otras lecturas, se afirma que de ninguna manera se nace como portador del bien o del mal, o sea, nadie desde que nace es bueno o es malo, sin haber demostrado la toma de decisiones, por consiguiente el resultado de la consecuencia de su decisión. En Salmos 58 se menciona lo siguiente (el subrayado es nuestro):


“Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? Antes con el corazón obráis iniquidades: Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. Enajenáronse los impíos desde la matriz; Descarriáronse desde el vientre, hablando mentira. Veneno tienen semejante al veneno de la serpiente: Son como áspide sordo que cierra su oído; Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea. Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas: Quiebra, oh Jehová, las


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muelas de los leoncillos. Corránse como aguas que se van de suyo: En entesando sus saetas, luego sean hechas pedazos. Pasen ellos como el caracol que se deslíe: Como el abortivo de mujer, no vean el sol. Antes que vuestras ollas sientan las espinas, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad. Alegraráse el justo cuando viere la venganza: Sus pies lavará en la sangre del impío. Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay fruto para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra” (Salmos 58.1 al 11 – RVR1909).

En Salmos 58 abunda el uso de simbología. También en muchas ocasiones hemos afirmado la insistente práctica bíblica de utilizar figuras literarias, símbolos y significados, que son claves o llaves para abrir la comprensión y el entendimiento. En el caso de enajenar es aturdir e interrumpir la quietud con la alteración del uso de la razón o de los sentidos. Descarriar es apartar del camino o de la conducta conveniente del deber. En ambos casos el ejemplo muestra la influencia externa del engaño y mentira, que por consiguiente perjudica al afectado. Tanto la matriz como el vientre, integran la fuente materna, con todo el proceso generador principal de la formación, desde el cigoto hasta el embrión, que luego pasa a denominarse feto. En estas condiciones de cigoto, embrión y feto, de ninguna manera hay impiedad. Lo mismo en las etapas siguientes de neonato al recién nacido, del período de lactancia en los bebés, infancia y niñez, antes de la etapa pre-juvenil. La impiedad surge desde la juventud (el subrayado es nuestro):


“Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca. Y edificó Noé un altar á Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor de suavidad; y dijo Jehová en su corazón: No tornaré más


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á maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud: ni volveré más á destruir todo viviente, como he hecho. Todavía serán todos los tiempos de la tierra; la sementera y la siega, y el frío y calor, verano é invierno, y día y noche, no cesarán” (Génesis 8.19 al 22 – RVR1909).

La impiedad es la ausencia de amor y respeto a lo sagrado, además de la carencia de sentimiento hacia el que padece o sufre desgracia. Esto es más posible en la condición cercana a la juventud, porque el intento del corazón del humano tiende a la maldad. Algunos consideran la existencia de un pecado original, pero si fuera así sería la indecisión de los ángeles que no tomaron partido, o sea, aquellos que no fueron arrastrados por el ángel caído, ni se mantuvieron fieles y leales a su Creador, sino que dudaron y vacilaron en la firmeza de obediencia y sujeción a Dios. Este tipo de indecisión ante Dios se manifiesta de forma generalizada en toda la humanidad actual, evidente en el comportamiento y conducta de las personas, salvo la excepción de ciertas minorías decididas a seguir fieles y leales a Jesucristo, quienes renunciaron a su propio libre albedrío para aceptar y reconocer como suyos el libre albedrío de Jesucristo: “Y decía también á las gentes: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y es así. Y cuando sopla el austro, decís: Habrá calor; y lo hay. ¡Hipócritas! Sabéis examinar la faz del cielo y de la tierra; ¿y cómo no reconocéis este tiempo?” (Lucas 12.54 al 56 - RVR1909).


Buscar, encontrar y observar, las explicaciones que ofrecen respuesta, a la causa, motivo, propósito o razón de esta pesadilla pandémica, es utilizar las herramientas o instrumentos espirituales de los anteojos y lupa de Jesucristo. Por cierto, en su misión y visión celestial, Jesucristo renuncia también a hacer su propia voluntad, para ejercer solamente la voluntad de Dios Padre: “Y saliendo,



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se fué, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron. Y como llegó á aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, Diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; empero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y le apareció un ángel del cielo confortándole. Y estando en agonía, oraba más intensamente: y fué su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22.39 al 44 – RVR1909). Este es el libre albedrío de Jesucristo, renunciar a su propia determinación del albedrío para hacer solo la voluntad de Dios Padre. En el caso de la enseñanza y mensaje del evangelio transmitido directamente por Jesucristo, de ninguna manera es ideología, porque nunca fue las ideas propias de Jesucristo, sino que es la doctrina de instrucciones y procedimientos del Padre.

Este tipo de enseñanza se compone de principios, valores y virtudes demostrados por Jesucristo con el ejemplo y modelo de vida cotidiana. Jesucristo menciona lo siguiente: “Y él dijo: A vosotros es dado conocer los misterios del reino de Dios; mas á los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. Es pues ésta la parábola: La simiente es la palabra de Dios. Y los de junto al camino, éstos son los que oyen; y luego viene el diablo, y quita la palabra de su corazón, porque no crean y se salven. Y los de sobre la piedra, son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; mas éstos no tienen raíces; que á tiempo creen, y en el tiempo de la tentación se apartan. Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de los cuidados y de las riquezas y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto. Mas la que en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia” (Lucas 8.10 al 15 - RVR1909). En el transcurso del año 2019 y principios del 2020, se degeneró en demasía la sociedad contra los principios, valores y virtudes de Jesucristo, inclusive se realizaron manifestaciones y marchas, donde se deshonran símbolos de Dios Padre, el apoyo a las ideologías de muerte, la quema o



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rompimiento de Biblias, con las exigencias de excluir a Dios y de repudiar a Jesucristo con la corrupción y depravación. Ahora el aislamiento social y el distanciamiento por salud, posibilita la moderación y respeto de estas aglomeraciones y tumultos irreverentes.

Jesucristo fue muy claro, sin preocupación por la susceptibilidad de quienes penden su salvación y vida eterna. En su mensaje y palabra con autoridad, nunca titubea en dar a conocer el camino, en hacer saber la verdad y mostrar lo que realmente es vida. Hoy, el Coronavirus COVID-19 llegó para quedarse. Dios ha impuesto su respeto y reverencia en todo el medio ambiente y la naturaleza en general. La restauración ecológica en el transcurso de esta pandemia, deja en evidencia y demuestra, que el mismo ser humano es el responsable del calentamiento global. Si el Coronavirus COVID-19 llega a ser como el virus del VIH/SIDA, que en cuarenta años todavía está sin tratamiento curativo o vacuna preventiva, tendremos que moderar nuestras vidas ante Dios por los próximos años. La sociedad en general de nuestros tiempos, que ha discriminado con su diario vivir y negado en su vocabulario, la dedicación, reconocimiento y santidad a nuestro Señor Jesucristo, entonces, tarde o temprano por la experiencia propia de las naciones, se comprueba y reafirma la existencia de los tiempos del fin. Por causa de la pandemia del Coronavirus COVID-19 se logra cautivar la atención mundial, para que surja un mayor interés hacia la vida espiritual y no tan solo apegada a lo pecaminoso y terrenal. Por medio del tiempo se logra confirmar si el ser humano con un cambio de normalización de vida, mejora el calentamiento global y cambio climático, para preservación del hábitat planetario, de lo contrario en lugar de una escalabilidad de lo normal del sistema social natural, a la nueva normalidad de la moderación del sistema de vida espiritual, vendrá la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo como un acontecimiento final de la escalabilidad del sistema espiritual al sistema de vida celestial.



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4) EL CORONAVIRUS COVID-19 Y EL MANEJO DE CONFLICTOS


El Coronavirus COVID-19 o SARS-CoV-2 afecta la forma de vida e interacción social, por consiguiente la calidad y estilo de vida. Hay una controversia urgente y el inevitable manejo de conflictos entre la polaridad económica y de salubridad. La agresividad de este virus es su capacitad de camuflar y engañar con su estrategia asintomática, además del incremento de afectación con nuevos síntomas. Al parecer pueden surgir nuevos brotes desde lo interior de cada nación, al estilo del legendario “Caballo de Troya”, de forma camuflada, silenciosa y tomando por sorpresa a los habitantes. No existen fronteras ni muros que detengan la propagación del virus. Se dice que la nueva realidad mundial nos obliga a coexistir con el virus, además de la posibilidad de utilizar en cada temporada pandémica, los cubrebocas nasal de por vida. Se requiere una mayor conciencia de aprecio a la salud y la vida a nivel global, sumado a la creciente necesidad de bancos de alimentos gratuitos en todo el mundo. La nueva cultura global es la educación y fomento del compartir y donar. Ahora es más consecuente e imprescindible la práctica del altruismo y la filantropía para ayudar a los necesitados.


La pandemia global del Coronavirus COVID-19 o SARS-CoV-2, posiblemente se podría conservar por siempre como virus estacional, en el sentido de reaparecer cada año y provocar nuevas oleadas de circulación por el mundo, máxime con la migración laboral, turismo internacional y viajes por asuntos de negocios propios o trabajo asalariado, que son inevitables para la economía mundial. Además de los transportistas de alimentos, insumos, materias primas,



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mercancías y mobiliario en general, indispensables para la generación de comercio y empleo de cada nación.

El manejo de conflictos tiene relación con la capacidad de concertar o llegar a un acuerdo, donde se requiere la implementación de la administración, conducción y dirección en los desacuerdos entre personas. En el caso del manejo de conflictos a nivel social, implica una adaptación, ajuste o cambios, según las circunstancias, controversias y urgencias del momento, a través de las decisiones y medidas para bienestar y satisfacción del colectivo. Esto exige el control necesario frente a las amenazas del desempleo, catástrofes naturales, económicas de empobrecimiento, enfermedades sanitarias, escases alimentaria, falta de oportunidades educativas, seguridad ciudadana y social, entre otras que desafían el bienestar o vida de los involucrados. El mando encabezado para el manejo de conflictos, es la autoridad mediadora, poder convincente y expedito, o sea, pronto en la actuación y directriz consensuada entre sus integrantes. Prevalece el afecto, certeza, claridad, compromiso, comunicación, conciliación, condescendencia, confianza, cortesía, deferencia, diplomacia, equilibrio, experticia, formalidad, ingenio, integración, madurez, optimismo, persuasión, profesionalidad, razonabilidad, responsabilidad, seguridad, sensibilidad, seriedad y transparencia. También la flexibilidad, siempre y cuando sea sin temeridad. Además de una transmisión de la información confiable, creíble y veraz, búsqueda de la aptitud y compatibilidad de unir criterios. En un conflicto pueden intervenir las emociones, sentimientos y percepciones personales o entre personas, dentro de un grupo o entre grupos sociales, a lo interno de una nación o entre naciones.


El conflicto surge por la diferencia de análisis, opinión y pensamiento propio o en relación con los demás. Hay una diversidad de grados de conflictos y resoluciones según cada caso, pero en todos es indispensable su manejo con madurez y negociación, de la manera más efectiva y satisfactoria



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posible. El manejo de conflictos se hace indispensable para el diario vivir, porque la nueva normalidad de vida mundial, requiere el aislamiento y distanciamiento físico – social, de lo contrario si no hay un debido manejo de conflictos, estadísticamente el porcentaje de mortalidad oscila entre el cinco y el siete por ciento de la cantidad de contagios, excepto se cumpla responsablemente con las medidas sanitarias. ¿A cuál costo o precio de cantidad de vidas se pretende con el contagio colectivo provocado para la inmunidad de los habitantes? Aquí es donde se insiste en la importancia para los hábitos de la vida cotidiana, la disciplina de la personalidad, que abarcan el carácter y el temperamento. Se incluye las características de la idiosincrasia individual y social, para cumplir con las normas y protocolos sanitarios del aislamiento, distanciamiento y las buenas prácticas higiénicas. Además del sistema de principios, valores y virtudes determinantes para la calidad, estilo de vida saludable e interacción social sana. La influencia beneficiosa que se hace o se recibe, es bidireccional entre la colectividad, el individuo y viceversa.

La preparación para enfrentar las pandemias como la enfermedad COVID-19, incluye el área psicosocial en relación al comportamiento y la conducta, pero el componente psicológico del efecto de la pandemia, podría afectar en el individuo, la aflicción, angustia, ansiedad, claustrofobia, depresión, desánimo, desesperación, desmotivación, desmoralización, estrés, irritabilidad, miedo, temor, tensión, tristeza y violencia. La gobernabilidad del distanciamiento físico – social impone un crecimiento y fortalecimiento de la vida espiritual, la práctica del amor y el bien común: “Mas el que tuviere bienes de este mundo, y viere á su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo está el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y en verdad” (1 Juan 3.17 al 18 – RVR1909). Todo ser humano con ingresos fijos consolidados, puede compartir voluntariamente el tributo a Dios o diezmo solidario, para beneficio directo de quienes están a su



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alrededor, sin ningún tipo de ingreso de subsistencia. Este sistema posibilita un flujo directo de ayuda permanente entre el que tiene y el que no tiene nada, ya sean amistades, compañeros de estudio o trabajo, conocidos, familiares o vecinos. La nueva formalidad de vida con sus respectivos requisitos, que se han de ejecutar y observar responsablemente, posibilitan un aumento de la aceptación, amabilidad, austeridad, caridad, colaboración, compasión, consenso, cooperación, esperanza, generosidad, gratitud, humildad, modestia, misericordia, paciencia, pacificación, piedad, sencillez, solidaridad y voluntariedad.

Los valores comunitarios tienen su origen en Dios, como lo hemos demostrado bíblicamente en otras lecturas. La Biblia dice: “Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si el hermano ó la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos; pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará? Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras: muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2.14 al 18 – RVR1909). Hay un debate acerca de la causa u origen de la imperante necesidad social de control y respeto total. Los acontecimientos sociales previos a la pandemia, manifiestan una anarquía y descontrol social, donde se requería una intervención divina. El conflicto humano contra la pandemia, posibilita en la humanidad un despertar de acercamiento hacia Dios. El enfoque de la accesibilidad, atención, cohesión, motivación, sentimientos, esfuerzo y unión con Dios Padre a través de su Hijo. Es hora de volver la vista hacia la sabiduría de Jesucristo el designado de Dios para el bienestar humano:


“¿Quién es sabio y avisado entre vosotros? muestre por buena conversación sus obras en mansedumbre de sabiduría. Pero si tenéis envidia amarga y contención


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en vuestros corazones, no os gloriés, ni seáis mentirosos contra la verdad: Que esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrena, animal, diabólica. Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz” (Santiago 3.13 al 18 – RVR1909).

El surgimiento de tipos de cepas con diferentes resistencias, requerirán nuevos tratamientos curativos y vacunas preventivas. Máxime la posibilidad de nuevas cepas o mutaciones de mayor peligrosidad. El manejo de conflictos en la apertura de la normalidad o según se le llama la desescalada, trae el debate de la preservación de la vida, entre la prioridad en la economía para la adquisición alimentaria y de servicios vitales, o la salud para evitar la enfermedad. Además entre el estilo de vida social antigua o la nueva moderación de vida espiritual, sin aglomeraciones festivas y de entretenimiento multitudinario. Lo que no es urgentemente necesario e impostergable para la subsistencia. Aunque la curva de contagio se aplane o baje, la cantidad de personas expuestas al virus, es mínimo en comparación a la totalidad de la población en cada país. Esto significa que tarde o temprano, habrá personas que por primera vez se exponen al contagio, con la posibilidad de nuevas oleadas que circulen en la interacción entre personas. Se vuelve un círculo vicioso interminable, en un tiempo indefinido y de contagio exponencial. Toda esta situación conmueve el corazón del ser humano hacia la oración, reflexión y súplica, mientras que otros han incrementado el delinquir con maldad y violencia, en claro desafío e irreverencia ante Dios. En cierta ocasión en el pasado dijo Dios lo siguiente: “Si yo cerrare los cielos, que no haya lluvia, y si mandare á la langosta que



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consuma la tierra, ó si enviare pestilencia á mi pueblo; Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, á la oración en este lugar” (2 Crónicas 7.13 al 15 – RVR1909).

Es común en la dimensión natural una reacción secular del mundo con omisión de lo espiritual, por ejemplo, las expresiones ¡saldremos adelante!, ¡todo pasa! Mientras tanto en la dimensión espiritual las mismas expresiones son las siguientes: ¡saldremos adelante si Dios quiere o si Dios lo permite!, ¡todo pasa si Dios quiere o si Dios lo permite! La Biblia dice: “Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, ó en el cielo, ó en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), Nosotros empero no tenemos más de un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él: y un Señor Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él. Mas no en todos hay esta ciencia: porque algunos con conciencia del ídolo hasta aquí, comen como sacrificado á ídolos; y su conciencia, siendo flaca, es contaminada” (1 Corintios 8.5 al 7 – RVR1909). Es un asunto de conciencia, el Coronavirus COVID-19 es consecuencia de nuestras acciones y decisiones, especialmente la exclusión de aceptación, dedicación y reconocimiento a Jesucristo, según los especialistas en escatología debido al tiempo del fin. Al respecto hay abundancia de intérpretes, tanto de la ley como de la profecía. En nuestro caso resumimos como acontecimiento global la Edad del Calentamiento Global, seguido de la segunda venida de Jesucristo. Algunos inclusive científicos prominentes e investigadores, alegan que el Coronavirus COVID-19 es respuesta al mismo calentamiento global y al cambio climático.


Las siguientes palabras de Jesucristo se cumplen fielmente y finalmente mediante el Internet: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á



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todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24.14 – RVR1909). Ya tenemos el calentamiento global inevitable, en relación con el aumento de la industrialización para dar abasto a la creciente sobrepoblación, la afectación de los procesos naturales del agua, el deshielo en las regiones frías y periféricas glaciares, la falta de agua potable indispensables para el lavado necesario contra la pandemia COVID-19, las consecuencias de la afectación en el proceso planetario de polinización, el cambio climático, la contaminación ambiental, la deforestación y efecto invernadero. Ahora el auge del poder del Internet, como medio de subsistencia para el comercio en línea, educación virtual, gestiones y trámites bancarios, pago de servicios públicos, redes de comunicaciones, reuniones laborales, telemedicina y teletrabajo, televisión y videoconferencias. Toda esta importancia del Internet, sin importar el dispositivo utilizado, sean celulares, computación fija, portátil o tabletas, móviles, pantallas o satelitales, preparan el camino final iniciado por la radio y televisión tradicional, en la predicación de Jesucristo en todo el mundo, entonces vendrá el fin en su segunda venida y todo ojo le verá: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén” (Apocalipsis 1.7 – RVR1909).

Mantenemos cierta cautela o reserva de interpretación, cuando algunos asocian una gran tribulación con una hambruna mundial: “Porque habrá entonces grande aflicción, cual no fué desde el principio del mundo hasta ahora, ni será. Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24.21 al 22 – RVR1909). La hambruna y otros acontecimientos mencionados por Jesucristo, los indica como principios de dolores: “Y oiréis guerras, y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca; mas aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas,



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principio de dolores” (Mateo 24.6 al 8 – RVR1909). En nuestro caso según el contexto vivido o situación contemporánea, preferimos las siguientes expresiones: ¡saldremos adelante porque en Jesucristo confiamos!, ¡todo pasa porque en Jesucristo confiamos! Esta expresión está más acorde en alusión a la segunda venida de Jesucristo, para el cumplimiento de la trascendencia de la dimensión espiritual a la dimensión celestial. En este caso, referente al tiempo del fin, la segunda venida de Jesucristo es el acontecimiento identificado como el fin, o sea, cuando se dice el tiempo del fin se refiere al tiempo de la segunda venida de Jesucristo, quien viene a cambiar y solucionar el sistema de vida con la resurrección y transformación a cuerpo celestial: “Mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte será quitado” (1 Corintios 13.10 – RVR1909).

Los tiempos actuales obligan una nueva comprensión de la Biblia en la Edad del Calentamiento Global, esta es la época que nos corresponde vivir, nuestro énfasis es Jesucristo como el centro de la ley y de la profecía. Evadir nuestro compromiso y responsabilidad con Cristo es tener un síndrome del avestruz, como figura alegórica de ignorar y actuar con indiferencia a las señales en torno a la segunda venida de Jesucristo. No debemos, en el buen sentido del “deber”, esconder la cabeza como se dice simbólicamente del avestruz, para invisibilidad de la acción y exclusión del enfoque de la fe en Jesucristo. Todo lo contrario, hay que incluir y visibilizar a Cristo en la sociedad civil. La mayor figura pública que ha visto nacer la historia de la humanidad es Jesucristo, como mensajero y representante de Dios Padre el Creador. Esconder, ocultar o rehuir nuestro compromiso y responsabilidad con Cristo, es negar al Salvador designado por Dios Padre, como el enviado, mensajero y vocero de su palabra divina, es excluir al Padre mismo que le da la autoridad a su Hijo. Las excusas o pretextos sobrenaturales de noticia mundial, de ninguna manera justifican los distractores o ruido para distorsionar nuestro deber hacia Jesucristo.



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Toda la descripción en el párrafo anterior, tiene relación con la negación de los conflictos, donde se tiene absoluta dependencia a la intervención de ayuda de Dios, por consiguiente se requiere una habilidad espiritual, para el manejo de conflictos y enfrentar la crisis cotidiana, de la gravedad pandémica. La tendencia actual en la sociedad es desasociar la relación entre espiritualidad y religión. La religiosidad del fanatismo, odio y rivalidad religiosa, denigra y desprestigia la verdadera religión de amar al necesitado, ayudar y proveer para el huérfano, la viuda, el hacer el bien y el evitar el mal: “Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino engañando su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo” (Santiago 1.26 al 27 – RVR1909). El manejo de conflictos entre lo espiritual, religioso y secular, establece a Cristo como iglesia en lugar de religión, o sea, Cristo es iglesia pero no es religión. La iglesia es la unidad de fe en Cristo, la iglesia tiene como vínculo común a Cristo, el bien común de la iglesia es Cristo. La iglesia sigue obediente a Cristo, los religiosos defienden y siguen fieles a su propia religión.


La iglesia que es Cristo está inmersa en el fraccionamiento cristiano, en otras palabras, Cristo es el mismo para todas las comunidades cristianas, congregaciones, denominaciones, iglesias asociadas, iglesias clandestinas, estatales o legalizadas, iglesias formales e informales, iglesias institucionales, iglesias no tradicionales y tradicionales y religiones cristianas. El ingrediente de la religión es humano, el ingrediente de la iglesia es Cristo. La religión se rige por sus propias normas y reglas, la iglesia se rige por los principios, valores y virtudes de Cristo. La doctrina de la religión la establecen sus líderes y concilios religiosos, la doctrina de Jesucristo es la palabra directa y voluntad de Dios Padre: “Sobre todo principado, y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, mas aun en el venidero: Y sometió todas las cosas



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debajo de sus pies, y diólo por cabeza sobre todas las cosas á la iglesia, La cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que hinche todas las cosas en todos” (Efesios 1.21 al 23 – RVR1909). Si existe un nivel más elevado de espiritualidad, el mismo es directamente la relación auténtica y personal con Jesucristo. La pandemia global del Coronavirus COVID-19 o SARS-CoV-2 vino a quitar la religión a todo el mundo. La religión se puede ejercer sin Cristo, la iglesia se practica solo mediante Cristo.

La iglesia de ninguna manera es el edificio terrenal, la iglesia es el conjunto de practicantes y seguidores del ejemplo y modelo de vida de Cristo: “… así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo. Así que, como la iglesia está sujeta á Cristo,... así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella, Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5.23 al 27 – RVR1909). Los templos y edificaciones eclesiásticas quedaron cerrados, ya sea voluntariamente o por órdenes sanitarias, inclusive en algunos casos clausuradas por mandato estatal, gubernamental o municipal. Mientras tanto en los comunitarios, congregantes, creyentes, integrantes y feligreses se fortalece y refuerza el sentido común y propósito de la vida en Cristo. Rebajar a Jesucristo a nivel de la religión, es igualar su preeminencia y trascendencia a cualquier tipo de religión. Esto es contraproducente a lo determinado y establecido por Dios Padre, contrario a su designio y voluntad. Jesucristo es exclusivo y único para todo ser humano.


Una simbología es el uso del cubrebocas generalizado en la mayoría de naciones a nivel mundial, tiene una representación de figura alegórica ante Dios, simboliza el respeto y reverencia ante la voluntad de Dios, especialmente en la aceptación, dedicación y reconocimiento de Jesucristo como la autoridad delegada por Dios Padre. Es tiempo de reformular y repensar nuestro comportamiento y conducta



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ante la voluntad celestial. La Biblia dice que calle delante de él toda la tierra:

“Mas Jehová está en su santo templo: calle delante de él toda la tierra. Oración de Habacuc profeta, sobre Sigionoth. Oh Jehová, oído he tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia. Dios vendrá de Temán, Y el Santo del monte de Parán. (Selah.) Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fué como la luz; Rayos brillantes salían de su mano; Y allí estaba escondida su fortaleza. Delante de su rostro iba mortandad, Y á sus pies salían carbones encendidos. Paróse, y midió la tierra: Miró, é hizo temblar las gentes; Y los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron á él. Sus caminos son eternos. He visto las tiendas de Cushán en aflicción; Las tiendas de la tierra de Madián temblaron. ¿Airóse Jehová contra los ríos? ¿Contra los ríos fué tu enojo? ¿Tu ira contra la mar, Cuando subiste sobre tus caballos, Y sobre tus carros de salud?” (Habacuc 2.20 al 3.8 – RVR1909).


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5) BUSCANDO LA LIBERTAD EN JESUCRISTO EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS


En estos tiempos de pandemia vivimos la Época del Imperativo Moral que apunta urgentemente hacia una “Cristocracia”, en el sentido de la autoridad, control o sistema de Cristo en nuestras vidas, especialmente en relación con los principios del reino de los cielos o reino de Dios entre nosotros. Esto representa la transformación social a los principios, valores y virtudes de Jesucristo, quien representa el amor y justicia divina. Ninguno se equivoque, porque según la determinación de Dios Padre el centro de todo lo creado es Jesucristo. Dios ostenta el atributo y la autoridad de Creador y Supremo, aunque culturalmente algunos traten de negar su existencia y potestad, especialmente cuando se niegan los méritos de su Hijo. La verdadera apología o defensa es la que se hace para alabanza, exaltación y honra de Jesucristo. La sociedad por lo general vive solamente como habituada a este mundo, sin dar importancia a la vida venidera, acerca de la vida eterna para el servicio a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo.


Hemos abandonado la verdadera libertad de amistad, confianza e intimidad con Jesucristo, pero ahora con la nueva normalidad social, prevalece el amor y el bien común promovido por Cristo. Su ejemplo y modelo de vida, demuestran que el Señor es nuestra gloria y digno de toda honra. Lo mejor que le puede pasar a un ser humano en este mundo, es llegar a ser amigo de Jesucristo, en su relación íntima y personal: “Este es mi mandamiento: Que os améis los unos á los otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hiciereis las cosas que yo os



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mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os he hecho notorias” (Juan 15.12 al 15 – RVR1909).

La amistad sí existe con Jesucristo, así como Abraham se hizo amigo de Dios: “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fué justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció á su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fué perfecta por las obras? Y fué cumplida la Escritura que dice: Abraham creyó á Dios, y le fué imputado á justicia, y fué llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2.20 al 24 – RVR1909). Abraham es probado en su auténtica amistad con Dios, su confianza y seguridad en el amor y fe a Dios es confirmada. La fe se actúa y de ninguna manera es ciega, se piensa y se reflexiona, se perfecciona en Abraham mediante su demostración por las obras resultantes de la fe. Pero esta amistad de la fe de Abraham nunca será la misma amistad del mundo. La Biblia dice: “Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4.4- RVR1909). Según este análisis, ¿cuál es la relación actual de amistad, entre la sociedad mundial con Jesucristo? Máxime cuando Jesucristo mismo dice que él era desde antes de Abraham, por lo tanto, hace mención de su preexistencia: “Díjoles Jesús: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8.58 – RVR1909). ¿Cuál es la observación del mundo contemporáneo a Jesucristo? La Biblia dice: “Y todos se maravillaron, de tal manera que inquirían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con potestad aun á los espíritus inmundos manda, y le obedecen?” (Marcos 1.27 – RVR1909).


Entonces, ¿cuál es la relación actual del mundo con Jesucristo? La Biblia dice: “Dios, habiendo hablado muchas



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veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres por los profetas, En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo” (Hebreos 1.1 al 2 – RVR1909). Queda demostrado con la evidencia de la enfermedad COVID-19, que la dirección conductual del mundo entero, tiene que replantear su relación con el Señor de Gloria y Honra. Los últimos años presentaron una diversidad de movimientos sociales, que la pandemia del virus COVID-19 fuerza a la moderación y sosiego. Ahora estamos en el movimiento dirigido por Dios el Creador y dueño de todo lo existente, porque la preeminencia actual es volver la mirada hacia su Hijo, a quien Dios establece como el heredero de todo: “Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por heredad las gentes, Y por posesión tuya los términos de la tierra” (Salmos 2.7 al 8 – RVR1909). El Apocalipsis o Revelación dice lo siguiente: “… El Cordero que fué inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza” (Apocalipsis 5.12 – RVR1909). Después de la legalización en varios países del aborto, cannabis recreativo, eutanasia, matrimonio de igualdad civil, suicidio asistido, llegó la pandemia del Coronavirus COVID-19 o SARS-CoV-2. Por ejemplo, Dios en su palabra prohíbe la fornicación: “Honroso es en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; mas á los fornicarios y á los adúlteros juzgará Dios” (Hebreos 13.4 – RVR1909). La sociedad civil con su legislación ha deslucido y eliminado el atractivo del matrimonio, ahora la unión que antes se consideraba fuera del matrimonio, se ha legalizado e igualado al matrimonio, de tal manera que se formalizó la fornicación dando oficialidad y respaldo legal como matrimonio de igualdad civil. Lo mismo en el caso de la legalización del aborto.

Las llamadas conquistas o derechos sociales de los últimos años, donde se promueve que cada quien haga lo que quiera con su cuerpo, contrastan con lo espiritual, sin compromiso y responsabilidad ante Dios, de lo contrario



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estarían acorde con su palabra y voluntad. El mundo está muy confundido y desorientado ante Dios. El mal ejemplo de una legislación nacional lo sigue consecutivamente otras naciones. Semejante al mal ejemplo de algunas personas, lo siguen otros como sistemas de modas: “Y no haréis rasguños en vuestra carne por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna: Yo Jehová” (Levítico 19.28 – RVR1909). Las corrientes del mundo están inmersas en ausencia de criticidad y desinformación, sin censura a las acciones y conductas impropias, indignas e infames, contrarias a la santidad suprema de Dios. La humanidad ha desafiado y retado a Dios, pero ha tenido que hincar su rodilla ante la pandemia que nos tiene sitiados, porque este virus nos ha cercado y cerrado todas las salidas. Esto requiere un análisis y pensamiento de fondo en profundidad, con un replanteamiento sobre nuevas bases del adoctrinamiento directo y original de Jesucristo. ¿Por qué socialmente se deshonra a Jesucristo y estamos al límite del tiempo de su segunda venida? Porque la humanidad ha sido probada reiteradamente en el transcurso de su historia, en espera de un auténtico y genuino arrepentimiento, conversión y resarcimiento, pero los humanos siguen sin un cambio consciente y verdadero. La pandemia COVID-19 o SARS-CoV-2 es una llamada de atención, para que el ser humano despierte del sueño de desobediencia, reaccione con rectificación de su conducta y reivindicación de su vida. Además que logre comprender y entender a plenitud su propósito esencial y vital, en su dimensión natural, espiritual y celestial en el hábitat del planeta, con la responsabilidad debida ante Dios. El mensaje recibido desde el medio ambiente, no es transmitido por la naturaleza creada, sino que es un aviso y advertencia directamente del Creador.

Dios no quiere la muerte espiritual del que muere en pecado: “Que no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehová, convertíos pues, y viviréis” (Ezequiel 18.32 – RVR1909). Ahora, Dios ha pasado por alto la actitud pecaminosa del mundo, en espera de una transformación de



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la forma o manera de ser: “Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia á todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan: Por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varón al cual determinó; dando fe á todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17.30 al 31 – RVR1909). Se deshonra a Jesucristo cuando se desestima su ejemplo y lucha contra el pecado: “Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas: El cual no hizo pecado; ni fué hallado engaño en su boca” (1 Pedro 2.21 al 22 – RVR1909). Jesucristo ha demostrado como humano la obediencia incondicional a Dios Padre: “El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fué oído por su reverencial miedo. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; Y consumado, vino á ser causa de eterna salud á todos los que le obedecen” (Hebreos 5.7 al 9 – RVR1909).

Jesucristo nos liberta del pecado, por consiguiente de la muerte espiritual: “¿Qué fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos á Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y por fin la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6.21 al 23 – RVR1909). Esto significa que el ser humano en la dimensión natural, la práctica del pecado le impide trascender a la espiritual, porque por el pecado es muerto sin accesibilidad en términos espirituales:


“Y de ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, En que en otro tiempo anduvisteis conforme á la condición de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia: Entre los


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cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás. Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos” (Efesios 2.1 al 5 – RVR1909).

Por esta razón el que es solo natural, no entiende ni puede entender lo espiritual: “Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente” (1 Corintios 2.14 – RVR1909). Lo que pasa es que glorificar y honrar a Jesucristo se hace sin practicar el pecado, porque la dimensión natural está apegada a lo terrenal, pero escalar a lo espiritual requiere alabanza, adoración, consagración, dedicación, exaltación, glorificación, honra, pacificación, reconocimiento y santificación: “Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu. Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz: Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede. Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios” (Romanos 8.5 al 8 – RVR1909). Jesucristo con su muerte en la crucifixión vence tanto al pecado como a la muerte:


“Empero vemos coronado de gloria y de honra, por el padecimiento de muerte, á aquel Jesús que es hecho un poco menor que los ángeles, para que por gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía que aquel por cuya causa son todas las cosas, y por el cual todas las cosas subsisten, habiendo de llevar á la gloria á muchos hijos, hiciese consumado por


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aflicciones al autor de la salud de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos: por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos” (Hebreos 1.9 al 11 – RVR1909).

Jesucristo fue claro al decir a las personas que no pecaran más: “Oyendo, pues, ellos, redargüidos de la conciencia, salíanse uno á uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros: y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Y enderezándose Jesús, y no viendo á nadie más que á la mujer, díjole: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más. Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida” (Juan 8.9 al 12 – RVR1909). También dice la Biblia: “Después le halló Jesús en el templo, y díjole: He aquí, has sido sanado; no peques más, porque no te venga alguna cosa peor. El se fué, y dió aviso á los Judíos, que Jesús era el que le había sanado” (Juan 5.14 al 15 – RVR1909). Quien no comprende y entiende el fondo en profundidad de la enseñanza, mensaje y palabra de Dios, entonces ignora las Sagradas Escrituras y el poder de Dios. Porque el Padre es Dios de vivos y no de muertos, algunos habituados a esto, nacen, crecen, procrean y mueren sin ningún interés ni instrucción en realizar la lectura de la Biblia:


“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y el poder de Dios. Porque en la resurrección, ni los hombres tomarán mujeres, ni las mujeres marido; mas son como los ángeles de Dios en el cielo. Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os es dicho por Dios, que dice: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Y


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oyendo esto las gentes, estaban atónitas de su doctrina. Entonces los Fariseos, oyendo que había cerrado la boca á los Saduceos, se juntaron á una” (Mateo 22.29 al 34 – RVR1909).

Así que el ser humano practicante del pecado, ya no tiene más excusa, frente a la demostración de Jesucristo como humano, en carne y sangre: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es á saber, al diablo, Y librar á los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos á servidumbre” (Hebreos 2.14 al 15 – RVR1909). La evasión, indiferencia, negación y rechazo a Jesucristo, por medio de la práctica del pecado, es aborrecimiento, o sea, aversión, odio y repugnancia hacia Jesucristo y su Padre: “Si no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado, mas ahora no tienen excusa de su pecado. El que me aborrece, también á mi Padre aborrece” (Juan 15.22 al 23 – RVR1909). Así algunos cambian lo malo y lo hacen pasar por bueno, como está escrito: “¡Ay de los que á lo malo dicen bueno, y á lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5.20 – RVR1909). La auténtica y verdadera libertad es la que ofrece Jesucristo, el mundo se desboca en defensa por el libertinaje del desenfreno de la conducta, en el borde del despeñadero de la cultura de la muerte, en el precipicio de los tiempos del fin: “He aquí el día de Jehová viene, crudo, y de saña y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no derramarán su lumbre; y el sol se oscurecerá en naciendo, y la luna no echará su resplandor. Y visitaré la maldad sobre el mundo, y sobre los impíos su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes” (Isaías 13.9 al 11 – RVR1909; Mateo 24.29 al 30; Apocalipsis 6.12 al 17).



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La gracia y paz de nuestro Señor Jesucristo, el amor en Cristo Jesús, el amor de Dios Padre y su fuerza y poder del Espíritu Santo sea con vuestra intención de espíritu. Amén. Saludos y bendiciones a todas las Iglesias de Dios de la Dilatría. Escrito y recopilación con amor por un servidor, Frederick Alberto Mora Quesada en https://www.neobiblismo.org/