CRONOLOGÍA BÍBLICA


Jesucristo en cierta ocasión testifica de sí mismo que, si el Hijo nos liberta, seremos verdaderamente libres (Juan 8.36). Previamente lo interrogan con la cuestión de su autoridad y dominio, porque le preguntan ¿Tú quién eres? (Juan 8.25). Entonces Jesús les menciona que desde el principio lo ha dicho. En relación con la cronología bíblica ¿cuál es este principio? Alrededor de cuatro mil años antes, en el principio, el Hijo confronta a sus seguidores del séquito celestial cuando surge una rebelión. El presente escrito es su cronología e historia. Hay un principio donde está solamente el Hijo con Dios Padre, previo a otro principio de la creación del séquito celestial. Luego se presenta el principio de la creación del primero y segundo cielos, según podemos corroborar con la demostración y respaldo de citas textuales, en el siguiente análisis y comentario. Se requiere distinguir entre un principio y otro, para ubicar el contexto cronológico del hilo conductor del texto, según el pasaje bíblico referenciado. Antes de todo, el Eterno es Dios Padre perpetuamente, sin recibir o tener afectación de espacio, materia y tiempo, porque Dios es intemporal.


Dios también es Padre, por ser el Creador, fuente y formador de nuevas vidas. Es el que ordena y da origen a toda la existencia, inclusive a su propio Hijo. Según Salmos 90.2 desde antes del surgimiento de los montes, y de la formación de la tierra y el mundo, durante todos los siglos, Dios siempre ha sido Dios. Él existe sin tiempo, porque establece el espacio sideral y el cosmos como el inicio del tiempo para el ser humano, creado a imagen de Dios en eternidad y con su semejanza en santidad. Regresemos a la época de cuatro mil años después, esta vez Jesucristo pregunta a sus seguidores los discípulos, acerca de quién es



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él (Mateo 16.15 al 17). Responde Simón Pedro que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces Jesús lo llama bienaventurado, porque su respuesta fue por revelación del Padre que está en los cielos, en lugar de carne y sangre. Esta expresión de carne y sangre se refiere a una manifestación de origen terrícola, por su característica terrenal o terrestre. El Hijo estaba presente como terrícola por ser un habitante que nace en el planeta Tierra, mientras que Dios Padre se encontraba fuera de la Tierra en los cielos, en el tercer cielo de la eternidad del Dios Altísimo. La dimensión eterna de Dios de ninguna manera fue creada sino que existe desde siempre.

El Hijo descendió como Jesucristo, el Mesías, Salvador y el Ungido de Dios Padre. Así baja a la Tierra, al primer cielo que está inmerso dentro del segundo cielo; y es el mismo que sube de nuevo al tercer cielo donde habita o mora Dios Padre. Según Efesios 4.10 el que descendió, también sube por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Entonces, sus discípulos fueron testigos como observadores presenciales, que aportan con evidencias la respuesta de quién es Jesucristo. Posteriormente Pedro testifica en una de sus cartas o epístolas de 2 Pedro 1.16 al 18, que han dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor, habiendo visto con sus propios ojos la majestad de Jesucristo, porque recibió de Dios Padre honra y gloria, desde una voz del cielo que manifestaba la complacencia en su Hijo amado. Además fueron testigos de este acontecimiento cuando estaban con él en el monte santo.


El tercer cielo y la dimensión de Dios, son solamente formas de identificar, para entender el control que tiene Dios sobre toda la existencia. Bien dice el salmista acerca del lugar y trono de Dios en Salmos 103.19 al 22, que el trono de Jehová lo establece en los cielos. Su reino domina sobre todos, sus ángeles son poderosos en fortaleza y ejecutan su palabra, obedecen a la voz de su mandato todos sus ejércitos, como ministros que hacen su voluntad. Ahora, adelantemos



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dos mil años más, aproximadamente a seis mil años del séquito celestial y de Adán y Eva. La versión de Biblia Reina – Valera Revisión de 1960, que indicamos con las siglas RVR60, en este análisis y comentario de compilación y selección bíblica, utiliza una palabra clave, para explicar el meollo del fondo principal de la rebelión. Adán y Eva coinciden con el tipo de rebeldía sucedido anteriormente con parte del séquito celestial, también posteriormente con el resto de seres humanos (el subrayado es nuestro). Oseas 6.6 al 7 “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí” (RVR60).

Prevaricar es faltar a los deberes y a la justicia, con pleno conocimiento de causa, pero en el caso de que sea por desconocimiento o ignorancia, es inexcusable, o sea, no se puede disculpar o excusar, máxime cuando es una resolución injusta, que provoca un desacierto o desatino de injusticia. La resolución significa resolver con decisión una duda o determinación de decir o hacer una acción decisiva. En la actualidad el prevaricato se contrarresta con lo que se llama el principio de ética y el deber de probidad, además de la objeción de conciencia. La probidad incluye honestidad, honradez, integridad, lealtad, rectitud, entre otros cumplimientos de principios y valores. La objeción de conciencia prioriza en el individuo esta ética, principios y valores, que resalta los aspectos espirituales y morales. En relación con el ángel caído, más que un beneficio e interés general para el séquito celestial, trata de obtener un provecho propio, con ventaja que presume y se vanagloria de jerarquía, que no tiene sobre el resto de ángeles. En este sentido Jesucristo en su tiempo aclara en Lucas 22.24 al 27, en el caso de la disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Jesús define al que dirige, como el que sirve, porque él mismo les da el ejemplo y modelo de vida en servicio. Pero él les dijo que los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores, pero entre sus discípulos y seguidores son los que demuestran la



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capacidad, don y vocación de servicio. Tener una disputa implica, debatir con la consideración y deliberación atenta y minuciosa, a sabiendas, o sea, con el conocimiento e intención de contradecir o defender la motivación de una decisión. La Biblia dice: Eclesiastés 5.6 “No sueltes tu boca para hacer pecar á tu carne; ni digas delante del ángel, que fué ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se aire á causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?” (RVR1909).

Por lo tanto, Jesucristo demuestra ser el ejemplo entre los seres humanos como el que sirve a la mesa, a pesar de su procedencia divina de Hijo de Dios. Si retrocedemos del tiempo presente, nuevamente dos mil años, cuando Jesús declara a sus discípulos su padecimiento y sufrimiento que le sobreviene, entonces sucede lo siguiente en Mateo 16.22 al 23, resulta que Pedro, por aparte de los demás trata de reconvenir con Jesús, en el sentido que prefiera o priorice por compasión de sí mismo para que nada le acontezca. Sin embargo, el Señor reprende a Pedro al decir: “Quítate de delante de mí, Satanás; me eres escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres” (RVR1909). Por otra parte, Jesucristo explica claramente la situación. Esto cuando se presenta su aprehensión para ser detenido y juzgado en Mateo 26.52 al 54. Jesús dice que sin espada, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. Que podría orar al Padre, y tendría más de doce legiones de ángeles a su disposición, pero pregunta que entonces cómo se cumplirían las Escrituras. Estos dos ejemplos sirven para confirmar y reforzar el sentido de prevaricato, que aunque no se trata de una función pública como en los gobiernos modernos, es una especie de relación de irrespeto o respeto a la autoridad, además de un despropósito sin conformidad o correlación entre los seguidores y la autoridad divina, en este caso con Jesucristo el Hijo de Dios.


Pedro dice y hace como humano, aunque sea sin mala fe o sin mala intención, pero coincide con la condición o estado



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de rebeldía del ángel caído, porque no se ajusta a la fidelidad y lealtad de la alabanza, gloria y honra exclusiva a la autoridad del Hijo. La persona que desenvainó su espada e hirió al siervo llamado Malco del sumo sacerdote fue Simón Pedro, descripción tomada de Juan 18.10 al 11, porque le cortó la oreja derecha. La labor designada y encomendada a Pedro, está en función de la misión del evangelio de Jesucristo, es un incumplimiento a su cargo o puesto, además de incongruente e inconsistente con su misión, especialmente en el ejemplo y modelo para otros. Así sucede con el ángel caído dentro de su integración al séquito celestial, le falta sumisión completa al Hijo de Dios, en el caso de su adhesión y cohesión con el grupo de seres espirituales. El inicio de esta rebelión fue la decisión de evadir su compromiso y responsabilidad, al dejar de reconocer y reverenciar al Hijo.

Esto provoca un antagonismo de oposición y rivalidad, con un ambiente desfavorable y hostil entre el séquito, especialmente por la cuestión de diferencias entre conceptos y pareceres en el trato hacia el Hijo de Dios. Lo que pasa es que el ángel caído actúa en cierto grado con ingenuidad e inocencia, debido a que en su momento no existe bien ni mal, a excepción de la capacidad, facultad o potestad de tomar decisiones. Las mismas no son buenas ni malas, porque depende de las consecuencias obtenidas con el resultado. Se compara con la condición de inocencia en un neonato e infante. Misma situación presentada en Adán y Eva. En cierta ocasión Jesús lava los pies de sus discípulos, por consiguiente la reacción de Pedro en el evangelio de Juan 13.5 al 7. Entonces Simón Pedro se extraña o sorprende que Jesús lavara sus pies, inclusive cuestiona al preguntar, pero Jesús le dice a Pedro que él no comprende ahora; mas lo entenderá después (RVR60). Jesucristo menciona que Pedro no comprende ahora, pero posteriormente lo entenderá.


Más adelante Saulo de Tarso, conocido como Pablo, enfrenta a Pedro de la siguiente manera en Gálatas 2.11 al



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13, porque en un lugar llamado Antioquía, Pablo resiste cara a cara a Pedro, pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Actuaba con simulación con otros judíos, mediante hipocresía y Bernabé fue también arrastrado en esta situación. Es muy interesante percibir este acontecimiento con la analogía o comparación con el ángel caído. Se presenta una acción o acto en cierta forma de aparente ingenuidad o inocencia, pero el efecto colateral tiene una evidente manifestación de hipocresía y simulación, que afecta el ambiente o atmósfera entre la comunidad de fe, especialmente en los seguidores de Jesucristo, ya que altera el orden establecido por Dios Padre. La venida de Jesucristo a este mundo como ser humano, aviva las buenas nuevas de la verdad del evangelio, indiscutibles para quienes las considere evidentes, pero otros debido a su incredulidad niegan hasta la historicidad de Jesucristo.

Continuando con la controversia o polémica entre Pablo y Pedro, para comparar el caminar rectamente ajustado a la verdad del evangelio, por el cual el ser humano se justifica mediante la fe de Jesucristo, porque nadie se justifica a la manera de la actitud demostrada por el ángel caído. Gálatas 2.14 muestra como Pablo le hace ver a Pedro que no andaba rectamente conforme a la verdad del evangelio, porque siendo judío vive como los gentiles y no como judío, pero obliga a los gentiles a judaizar. La Ley y La Gracia (ver en el formato web www.neobiblismo.org), presenta el contraste entre las obras de Jesucristo y las obras de la ley. Pablo dice lo siguiente al respecto en Gálatas 2.16, que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo. Estas obras de la ley se refieren a los sacrificios, ofrendas, holocaustos y expiaciones por el pecado. Jesucristo dice lo siguiente en relación con este tema, según Hebreos 10.5 al 10, que viene para hacer la voluntad de Dios, diciendo que sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quiso, ni se agradó Dios, ofrecidas según la ley, pero Jesucristo vino



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a hacer la voluntad, mediante la ofrenda de su cuerpo hecha una vez para siempre.

Hasta que Pedro quebranta la dureza de su corazón, le llega la hora de la iluminación del entendimiento, entonces comprende la representación y simbolismo del lavado de pies, realizado por el Maestro y Señor Jesucristo. Hechos 10.34 al 36 “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos” (RVR60). Por esta razón el Hijo de Dios es el Señor de todos y es conocido como el Hijo del Altísimo. El libro de Isaías 57.15 llama a Dios como el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo, es el que habita en la altura y la santidad. Este pasaje destaca la importancia para Dios acerca del quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Hay un propósito y sentido en la creación como el plan B del ser humano inmerso en un hábitat terrestre, pero la humanidad con su apego a lo material, superficial, superfluo y terrenal, se le imposibilita alcanzar a entender el plan B de la obra de Dios, con el establecimiento del principio y del fin, acerca del espacio, materia y tiempo.


La humanidad no encuentra motivo para su existencia. En Eclesiastés 3.11 “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (RVR60). La persona que con su intención practica la humildad de la sumisión a Dios y sin la dureza en el corazón, se conmueve a la fidelidad y lealtad a su obediencia, entonces vive con la excelencia siempre hacia lo más Alto, donde habita el Altísimo Dios. Así es el conocimiento de los que habitan la Tierra, en un primer nivel de conocimiento natural, hasta que escalen a la



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espiritualidad que trasciende al tercer nivel de conocimiento de magnitud celestial. El conocimiento espiritual es un filtro de purificación, para ascender y sobrepasar el traslape entre lo natural y espiritual, así trascender mediante Jesucristo al conocimiento celestial. Aunque el ser humano viva físicamente en el primer cielo, su mente podría estar puesta en el tercer cielo de Dios, para servir a Dios en la Tierra, pero con temor y temblor de respeto y reverencia, inclusive entre los que gobiernan, juzgan y legislan en las naciones, que tomen en cuenta honrar al Hijo de Dios para hacer justicia. Esto se confirma en el texto del libro de Salmos 2.10 al 12, donde se insta a los reyes a ser prudentes y que admitan amonestación los jueces de la tierra. Que sirvan a Jehová con temor y temblor, con bienaventuranza para los que confían y dan honra al Hijo.

¿Por qué se hizo necesario la creación del ser humano como un plan B? Primeramente hay que aclarar cierto orden de Génesis 1.1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (RVR60). Aquí se alude y refiere a los cielos como el segundo cielo, fuera de la atmósfera terrestre y al primer cielo del globo terráqueo con sus capas atmosféricas. Todo esto es el inicio del espacio, materia y tiempo. Cuando Génesis 1.3 “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (RVR60). Aquí se hace alusión a un suceso anterior, en relación con el séquito celestial y al principal y jefe de los ángeles, conocido en el primer pacto como el Arcángel Miguel, posteriormente en el nuevo pacto como el Señor Jesucristo, Cristo y Mesías. También se manifiesta en el primer pacto como el ángel de Jehová, Yahveh o Yahweh, según la versión de la Biblia o traducción bíblica. Hay un significado relacionado con la existencia o el ser. Según la escritura hebrea muy primitiva y por falta de vocales se utilizaba las letras YHVH, para el nombre de Dios en el primer pacto. En algunos pasajes se generaliza a los ángeles como ángel de Dios o ángel del Señor, pero hay casos donde se refiere exclusivamente, tanto explícita como implícitamente al Hijo de Dios. Por ejemplo, en Zacarías 3.1 al 3 estaba el ángel de Jehová, y Satanás estaba



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a su mano derecha para acusarle. “Y dijo Jehová á Satán: Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha escogido á Jerusalem, te reprenda” (RVR1909). Nótese como Jehová refiere o remite la reprensión a otro Jehová, como si el Hijo recurre al Padre para reprender a su adversario.

La dimensión de Dios equivale al tercer cielo, la dimensión celestial, donde prevalece el conocimiento celestial y la plenitud de Dios. En Efesios 3.18 al 19 indica que seamos plenamente capaces de comprender la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento. Estas medidas no son como el espacio sideral y el cosmos, en la dimensión de Dios no pasa el tiempo como sucede con los seres humanos. En 2 Pedro 3.8 se confirma que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. De acuerdo con Salmos 90.3 al 4, mil años delante de los ojos de Dios son como el día de ayer, que pasó, semejante a una de las vigilias de la noche. El tiempo de ninguna manera corre en Dios, porque el fin o propósito del tiempo es propio de la existencia del ser humano. En 2 Corintios 12.1 al 2 “CIERTO no me es conveniente gloriarme; mas vendré á las visiones y á las revelaciones del Señor. Conozco á un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo” (RVR1909).


Este tercer cielo significa trascender a la dimensión del conocimiento celestial de Dios, en este caso ser arrebatado es en el sentido de atraer poderosamente la atención, concentración y enfoque de una percepción, que va más allá de solo el sentido de la vista, sino que se recibe la revelación del conocimiento secreto de Dios, con una clara comprensión y entendimiento directamente proveído por Dios. El ser humano en su condición corporal, de ninguna manera puede heredar el reino de Dios en la resurrección de los muertos, de acuerdo con 1 Corintios 15.50, se dice que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción



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hereda la incorrupción. Porque la dimensión de Dios no es espacial, ni material, ni temporal. Cuando Jesucristo resucita con el cuerpo transformado, es corporalmente celestial como los ángeles. Según Juan 20.19 al 20, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, los discípulos se regocijaron viendo al Señor.

Un cuerpo natural y terrenal no podría traspasar las paredes para ingresar a un aposento cerrado, tampoco ascender al cielo como resucitado. ¿Qué significa que Jesús muestra las manos y el costado, siendo ahora cuerpo transformado? En Hebreos 12.2 “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (RVR60). Presenta la evidencia histórica del suceso en la cruz, la veracidad de los hechos. Sus heridas de la crucifixión son la muestra, prueba o señal, de ganar el derecho de recuperar lo que le pertenecía como herencia, ya sea del cielo o de la Tierra, en relación con los ángeles fieles y leales, sumado a los ángeles indecisos que vienen a la Tierra a tomar una decisión a favor o en pos de seguir a Jesucristo, como su Salvador y Señor. Apocalipsis 22.14 da como bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida.


Antes del espacio, materia y tiempo, solo es y está Dios, en Hebreos 11.3 debido a la fe se entiende que el universo fue constituido por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Dios Padre no se veía porque Dios es invisible, en Juan 1.18 a Dios nadie le vio jamás, ya que el unigénito Hijo le ha dado a conocer. Precisamente el Hijo de Dios, Jesucristo en Juan 5.37 menciona que el Padre que le envió ha dado testimonio de él, aunque nunca han oído su voz, ni han visto su aspecto. En el caso de la fe de Moisés según Hebreos 11.27 se sostiene como viendo al Invisible. Por lo tanto, Dios es el Invisible en Romanos 1.20, lo invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen visibles



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desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas. Entonces Dios que es Invisible es Espíritu en Juan 4.24.

El Espíritu de Dios es Energía y Poder de Creador, según Salmos 19.1 los cielos cuentan la gloria de Dios y la obra de sus manos. Dios para ser Padre crea a su Hijo como el primero y el unigénito Hijo de Dios. Su primera creación y primogénito es su Hijo, luego el resto de la creación del séquito celestial es la heredad o pertenencia para obsequio de su Hijo. Colosenses 1.15 al 16 “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (RVR60). El Hijo ya preexistía antes de venir a este mundo en Colosenses 1.17 al 19 “Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten: Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; él que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado. Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (RVR1909).


Antes del primer pacto y durante el primer pacto, había seres humanos que tomaban la decisión de fidelidad y lealtad. El derramamiento del Espíritu Santo de forma colectiva y masiva se presenta en los seguidores de Jesucristo, ocurrido según los acontecimientos del nuevo pacto. Jesucristo vino a confirmar y acelerar en volumen de seguidores, la decisión de los ángeles indecisos en este primer cielo, para su reconciliación con los ángeles fieles y leales del tercer cielo. La Biblia menciona en 1 Timoteo 5.21 a los ángeles escogidos (RVR60). En Colosenses 1.20 dice: “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (RVR60). En Hebreos 1.1 al 4, se aclara esta relación entre Padre e Hijo de Dios:



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“DIOS, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres por los profetas, En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo: El cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó á la diestra de la Majestad en las alturas, Hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos” (RVR1909).

En la nada espacial y temporal, sin la existencia de materia visible, solo hay la Energía y Poder de Dios mediante su Espíritu. Dios para ser Padre crea a su Hijo. Hebreos 1.8 al 9 “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros” (RVR60). Dios es un nombre plural, porque es y está Dios Padre y Dios Hijo. Son los dos Seres Supremos Celestiales, pero el Padre es mayor que el Hijo como lo confirma Jesucristo, al decir en Juan 14.28, que el Padre mayor es que yo. Dios Padre es el Invisible, pero Dios Hijo es corporalmente un ser celestial de acuerdo con Colosenses 2.9 al 10, donde dice que en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.


El Hijo es el principal y jefe del séquito celestial y luego cabeza también de la iglesia, pero hasta aquí la cronología bíblica que describimos, todavía no hay más seres, sino solamente Dios Padre y Dios Hijo. Juan 1.1 al 3 “EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fué hecho” (RVR1909). El Padre no consentirá ni permitirá que se adore con la alabanza, gloria y honra a otro que no sea a su propio



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Hijo, en Isaías 42.8 Jehová dice que a otro no dará su gloria, ni su alabanza a esculturas. El Padre establece que la creación rinda la honra al Hijo. Juan 5.22 al 23 “Porque el Padre á nadie juzga, mas todo el juicio dió al Hijo; Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió” (RVR1909). Luego de creado el Hijo, Dios Padre conoce el diseño de la creación y sabe cuál va a ser su resultado, mientras tanto el Hijo ayuda en la creación, pero observa por primera vez el resultado. Primeramente con la creación del séquito celestial (“Y vió Dios que la luz era buena…” Génesis 1.4 – RVR1909), posteriormente a la rebeldía del ángel caído, con el resto de la creación en general. La creación de la luz representa al principio al Hijo y seguidamente la creación del séquito.

Lo que pasa es que la trama del problema consiste en lo siguiente: Dios Padre de ninguna manera acepta compartir la autoridad y dignidad de su Hijo con otra criatura de la creación, aunque se trate de otro ser espiritual santo y celestial. El ángel caído pretende sustituir al Hijo, ya que se constituye en un tipo de dios falso, una imitación sin el respaldo de Dios Padre. Es una forma de aparentar o camuflar sus intenciones contra el Hijo. El pasaje de 2 Corintios 11.14 al 15 declara que el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz, inclusive sus ministros se disfrazan como ministros de justicia. Así arrastra la tercera parte de los seres espirituales del séquito celestial. Espejo de lo que había de suceder después entre los seres humanos, sacrificando a los ídolos y a falsos dioses en Deuteronomio 32.17 al 20, porque dice que sacrificaron a los demonios, y no a Dios, se olvidaron de la Roca que los creó, de Dios el Creador, ya que lo menospreciaron, tanto sus hijos como sus hijas, se volvieron una generación perversa. La nebulosa de oscuridad y tinieblas, consiste en confundir y ofuscar la razón y sentimientos, para embaucar y engañar al desvirtuar el enfoque y reconocimiento digno del Hijo de Dios. Una falta al respeto y reverencia, es desvergonzarse con atrevimiento e insolencia con orgullo y soberbia en maldad y pecado.



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1) EL SÉQUITO CELESTIAL


Se olvidaron de la Roca que los creó, del Hijo de Dios o Dios Hijo que participó en la creación, porque molestaron con esto a Jehová Hijo, debido al menosprecio que le realizaron, porque esta Roca es Cristo mismo. En la carta a los Corintios encontramos la siguiente afirmación en 1 Corintios 10.2 al 5 “y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto” (RVR60). Ante los dioses falsos e ídolos solamente hay un Dios, el Padre y su Hijo es nuestro Señor en 1 Corintios 8.4 al 6 no hay más que un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.


Porque del Padre procede todo, inclusive el Hijo, pero del Padre junto con su Hijo proceden el séquito celestial y toda la creación. 1 Corintios 15.27 al 28 “Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice: Todas las cosas son sujetadas á él, claro está exceptuado aquel que sujetó á él todas las cosas. Mas luego que todas las cosas le fueren sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó á él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos” (RVR1909). El séquito celestial es para obsequio al Hijo, el fin de este séquito es acompañar y seguir al Hijo, rendir respeto y reverencia en forma unánime y aplaudible a su Autoridad como Hijo de Dios. Pero un ser celestial conocido posteriormente como el ángel caído, decide no aprobar con entusiasmo el reconocimiento del lugar o posición del Hijo de Dios. Todo lo contrario, aspira con



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orgullo y soberbia reemplazar al Hijo y tomar el derecho de autoridad superior. ¿Qué es lo que establece Dios Padre en el protocolo de jerarquía en relación con su Hijo? Efesios 1.3 al 5 nos dice: “Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo: Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su voluntad” (RVR1909).


Para un ángel indeciso los lugares celestiales son como volver a casa en el tercer cielo de Dios, pero se logra solo con el conocimiento celestial de Jesucristo. En la dimensión de Dios tuvimos la condición de seres celestiales santos como séquito o seguidores del Hijo, antes de la fundación del primero y segundo cielos, predestinados a ser como el Hijo, precisamente en esto consiste la predestinación en el poder de decisión de ser semejantes al Hijo, en santidad y sin mancha, lo que se llama seres irreprensibles, que no requieren ser amonestados o corregidos por lo que se dice o se hace. Lo que pasa es que la decisión por sí misma no es buena ni mala, sino las consecuencias o resultado. El ángel caído como todo ser celestial creado tiene la capacidad de decisión. Surge una rivalidad entre ángeles provocada por la consecuencia o resultado de la envidia, hay un pesar y tristeza por el bien concesionado u otorgado al Hijo de Dios. ¿Cuál fue la decisión desacertada del ángel caído? El Hijo es merecedor por la estimación y gracia de su Padre. Sin embargo, se establece una rivalidad que luego es constante y profundizada entre los ángeles indecisos, mediante las guerras como seres humanos. Esta es la rivalidad preexistente manifestada en las guerras humanas.


Es clave comprender y entender con claridad y en profundidad de la introspección, a través de una visualización interior direccionada a los propios actos y estados de ánimo. En 2 Corintios 10.3 al 6 se pronuncia acerca de nuestra



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militancia, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios, derribando argumentos de la altivez que es contraria al conocimiento de Dios, para cautivar todo pensamiento a la obediencia a Cristo. La decisión del ángel caído fue enaltecer su corazón contra el reconocimiento de la alabanza, gloria y honra del Hijo de Dios. Esta acción genera la duda, hasta el momento solamente hay inocencia, tampoco hay bien ni mal, la duda por consiguiente trae consigo el desconocimiento de la conveniencia o inconveniencia de la consecuencia o resultado de enaltecer el corazón contra la autoridad del Hijo. Isaías 14.13 al 15 dice “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo” (RVR60).

Solamente el Hijo es semejante al Altísimo, en potestad, preeminencia, primacía y supremacía como superior jerárquico, especialmente por ser el unigénito Hijo de Dios. Apocalipsis 5.11 al 13 manifiesta la presencia de muchos ángeles alrededor del trono, en número de millones de millones, que declaran al Cordero como digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Además toda la creación reconoce al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. A ningún otro ser, Dios Padre ha reconocido como el Hijo de Dios que es un Dios Hijo. Según Hebreos 1.5 al 8 dice:


“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios. Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus


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ministros llama de fuego. Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino” (RVR60).

Y otra vez, Dios ordena a todos los ángeles que adoren a su Hijo, la primera vez fue cuando el séquito celestial fue creado, esta vez fue cuando el Primogénito Hijo de Dios preexistente, encarna en su venida a la Tierra como ser humano. Una vez que el ángel caído enaltece su corazón contra la acción de honrar y reconocer al Hijo de Dios, se acompaña de la duda de la conveniencia o inconveniencia de alabarse y elogiarse así mismo, de engrandecerse y exaltarse, hasta que surge la envidia y rivalidad, luego el orgullo y la soberbia. Según el libro de Ezequiel 28.15 al 17 menciona la perfección en sus caminos desde que fue creado, pero que debido a sus contrataciones de incitación a la rebeldía, da cabida a la iniquidad, por consiguiente al pecado, como consecuencia es echado del monte de Dios. ¿Cuál es el momento del ángel caído donde se halló maldad y comete pecado? Hay dos etapas, primeramente la de rebeldía, se resiste a la adoración al Hijo de Dios, se alza y rebela contra su autoridad, arrastra la tercera parte de ángeles en su rebeldía. Esta etapa le permite conocer con certeza las consecuencias y resultado de su decisión y rebeldía.


Hasta aquí todavía no ha sido juzgado y sentenciado, sino que recibe una segunda oportunidad para rectificar y resarcir el daño, con plena conciencia de sus acciones y actos. Esta nueva etapa se presenta en el jardín del Edén. De acuerdo con el libro de Ezequiel 28.13 al 14 es en Edén, en el huerto de Dios, en la misma creación de Dios y en el santo monte de Dios, allí estuvo y se paseaba. En Edén se presenta su oportunidad de guiar y orientar al género humano de Adán y Eva, específicamente por el Camino de la fidelidad y lealtad al Hijo de Dios. Eran los primeros ángeles indecisos que venían a este mundo, en la forma de seres humanos a tomar una decisión definitiva. En esta etapa el ángel caído



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muestra toda su maldad y pecado, da cabida al orgullo y la soberbia, ya no es solamente la envidia y rivalidad, sino que confirma y reincide, vuelve a incurrir en el error y la falta, pero como un delito consciente y consistente en maldad y pecado. El Hijo de Dios presenció la caída del ángel. Lucas 10.18 “Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (RVR60).

El ángel caído era un portador de la luz del Hijo de Dios, porque el Hijo es la Luz. Isaías 14.11 al 12 “Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones” (RVR60). Entonces el ángel caído utiliza todo su ardid, astucia y engaño, su disimulo y habilidad, con un mensaje subliminal e intención perversa, prevalece la maldad y el pecado. Está escrito en Génesis 3.1 al 5:


“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (RVR60).

El ángel caído tergiversa el mensaje, de forma camuflada y oculta para provocar una interpretación errónea, por debajo del umbral de la conciencia, que Adán y Eva no perciben con la concienciación, pero los influye en la acción y conducta contraria a la voluntad de Dios. A manera de lo que hoy llamamos “mensaje subliminal”. Nuevamente se confirma su



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intención de ser como Dios al decir “seréis como Dios”. No solamente arrastra a los ángeles caídos, ahora pretende arrastrar también a los ángeles indecisos. En lugar de hacer que Adán y Eva sean conscientes, los confunde y pervierte. Esta misma estratagema de astucia, engaño y fingimiento, fue germinada e injertada como confusión mental en el ser humano, a través de la simiente de maldad y del pecado, contraria a la moral establecida por Dios y transmitida mediante el sistema de ejemplo y modelo de aprendizaje. Esto es lo que se conoce como las conductas aprendidas e imitadas. En Judas 1.4 se trata el caso de la práctica de la impiedad convertida en libertinaje, donde se niega la soberanía de Dios. Hay una diferencia entre ser santo como Dios es Santo y otra es pretender ser como Dios, en la autoridad y potestad de hacer uno lo que quiera, con la negación de la obediencia y sujeción a Dios. Según 1 Pedro 1.14 al 17 hay que ser santo en toda la manera de vivir, especialmente con una conducta en temor todo el tiempo. Tener la vida como una peregrinación.

Los ángeles fieles y leales se mantienen sujetos a Jesucristo hasta el día de hoy, en 1 Pedro 3.21 al 22 se dice que por la resurrección de Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades. Los ángeles caídos tuvieron su oportunidad de rescate y restauración en el huerto del Edén, que no aprovecharon sino que obstinadamente endurecieron su posición, con el consecuente encierro en prisión de los seres espirituales caídos. Judas 1.6 “Y á los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día” (RVR1909). Aquí el llamado príncipe de las tinieblas, junto con sus seguidores, recibe juicio y condena, hasta el día final, cuando sean echados en el castigo del lago de fuego y azufre, para su destrucción total como una sentencia eterna, porque los ángeles caídos no fueron socorridos (Hebreos 2.16).



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¿Cómo se convierte en libertinaje la gracia y se niega a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo? Seis mil años después de Adán y Eva, la situación es la misma en la sociedad actual. Los distractores del mundo generan una ocupación que no toma en cuenta a Dios. El Padre quiere una adoración exclusiva por medio de la adoración a su Hijo. En Romanos 12.1 al 2 se insta a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios como culto racional. Pero se insiste en renovar el entendimiento, para comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Porque se trata de un culto racional, dotado de razón. Salmos 139.17 al 18 “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo” (RVR60). Esta racionalidad es como vivir corporalmente y fisiológicamente en el primer cielo, pero con los pensamientos puestos en la Dimensión de Dios del tercer cielo. Es como vivir en una realidad virtual del primero y segundo cielo, pero despertar en la verdadera realidad del tercer cielo, para salvación y vida eterna.


¿Qué significa esto? La convicción es la certeza o seguridad, es un convencimiento y persuasión con razones. Así es la fe en Hebreos 11.1 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (RVR60). La fe no es ciega, así como la ciencia no es ciega, la fe también es comprobable con la razón. La fe, razón y ciencia van de la mano. Por ejemplo, el Calentamiento Global está anunciado en la Biblia, así la ciencia lo confirma. El profeta Daniel nos confirma como de Dios es el poder y la sabiduría, provee tanto la sabiduría a los sabios como la ciencia a los entendidos, su revelación es en profundidad y descubre aun lo que se encuentra escondido o secreto, conoce lo que está en tinieblas, pero con él mora la luz. Daniel 2.20 al 22 “Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la sabiduría y la fortaleza: Y él es el que muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes: da la sabiduría á los sabios, y la ciencia á los



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entendidos: El revela lo profundo y lo escondido: conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él” (RVR1909).

Aunque los seres espirituales caídos son puestos en prisiones de castigo eterno, hasta el día del juicio final, surgen entre los seres humanos los hijos del diablo y los hijos de Dios, diferenciados por los que no tienen y los que sí tienen vida espiritual en Cristo. Toda esta Cronología Bíblica son como piezas del rompecabezas que se van armando, cada una es necesaria para identificar por completo el hilo conductor de los tiempos, además de la trama del sentido bíblico. La vida espiritual es una vida sin maldad ni pecado. 1 Juan 3.9 al 10 “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” (RVR60). Esta diferencia entre hijos de Dios y los hijos del diablo es la siguiente: algunos transmiten con el ejemplo y modelo de vida la educación y enseñanza de Jesucristo, que es la simiente de Dios, otros con su forma de ser y vivir, transmiten la desobediencia y rebeldía del ángel caído.


Esta situación es anunciada proféticamente desde el tiempo de Adán y Eva. De acuerdo con 1 Juan 3.11 al 13, Caín era del maligno porque mató a su hermano, sus acciones eran malas, contrarias a las de Abel que practicaba obras justas. La profecía bíblica al respecto se encuentra en Génesis 3.15, cuando Dios establece una enemistad entre la serpiente, por supuesto lo que representa la serpiente y la mujer, por causa de sus simientes. Así dice que la simiente de la mujer herirá en la cabeza a la serpiente, aunque esta última le herirá en el calcañar a la simiente de la mujer (RVR60). La simiente que transmiten los hijos de Dios es Cristo. Gálatas 3.16 “A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y á tu simiente, la cual es Cristo” (RVR1909).



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¿Cuál es la situación de la religión en este análisis cronológico bíblico? Hemos considerado las ciencias bíblicas en igualdad de condiciones que las ciencias teológicas, pero algunos alegan y defienden la trascendencia de las ciencias religiosas. La ciencia al final del camino sigue siendo ciencia, es decir, la ciencia a pesar del tránsito de su inicio y su fin, de ninguna manera pierde su esencia, lo que constituye su característica e importancia inalterable. Biblia, religión y teología, tienen validez y vigencia en el sustento del conocimiento exacto y razonado, sobre la base del dominio de los conocimientos que son comprobados y demostrables. Tiene erudición por ser un estudio e investigación de conocimiento en profundidad, es un saber porque es un estudio profundo de las Sagradas Escrituras de la Palabra de Dios. Las afirmaciones bíblicas tienen su clara explicación, pero hay que analizar, estudiar e investigar en profundidad.


Por ejemplo, en Juan 16.7 al 11, Jesucristo en su época en este mundo, dice que enviará al Espíritu Santo para convencer de pecado, de Justicia y de juicio, porque aclara que de pecado, debido a que no creen en él, de justicia, por cuanto va al Padre, y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. El ángel caído con los suyos de la rebelión se encuentra en prisiones hasta el día del fin. Jesucristo dice la verdad, la misma es congruente con lo que hace. Primeramente la verdad existe y es real, la verdad no se puede negar racionalmente. Faltar a la verdad es sembrar la duda. Jesucristo menciona la unción del Espíritu Santo entre sus seguidores, porque la existencia de la función y operación del Espíritu Santo, es real y verdadera, pero cómo explicamos científicamente el Espíritu Santo. Se demuestra mediante su efectividad de convencimiento, en relación con descubrir y visualizar el pecado, la justicia y el juicio. Jesucristo es histórico, sin embargo, hay quienes no creen en él y niegan su historia, su resurrección y elevación al tercer cielo fue presenciada por testigos, porque con sus declaraciones y testimonios hicieron justicia, según derecho y razón. Sus manifestaciones orales y escritas son auténticas y fidedignas.



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Por último, dar un lugar que no le corresponde al ángel caído es caer en su simulación de engaño y mentira, es darle una ostentación de poder que no tiene. Inclusive muchos predican y promueven más al ángel caído, rindiéndole con disimulo pleitesía. El ángel caído y sus secuaces se encuentran en prisión, condenado con castigo eterno por su maldad y pecado. ¿Cómo explicamos científicamente la existencia del mal? El ser humano es el portador y se refleja en sus acciones, actos y hechos. La humanidad tiene que reconocer su maldad y pecado, asumir con compromiso su responsabilidad del mal y dejar de culpar al ángel caído por sus propias actuaciones, su comportamiento y conducta, tanto individualmente como persona y colectivamente en sociedad, corresponde solamente al ser humano su rendimiento de cuentas ante Dios. Todo esto es comprobable o demostrable con la ciencia del bien y del mal. 2 Corintios 11.3 “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (RVR60).


En el conocimiento antiguo se creía la analogía de los seres venidos a la tierra, que regresan posteriormente a Dios, comparados con chispas desprendidas de la luz de Dios que nuevamente se fusionan. Esto ocurre en el fraccionamiento cristiano, donde todos los creyentes y seguidores de Cristo están desunidos, ya sea por comunidades de fe, centros de educación y formación, congregaciones, cooperativas caritativas y de solidaridad, denominaciones, hospitales, iglesias, orfanatos, organizaciones, religiones, sociedades, universidades y las peyorativamente llamadas sectas, entre otros. En el “debería” es el amor de y en Jesucristo lo que une el fraccionamiento cristiano, pero en el entendido de que este tipo de amor es Jesucristo mismo, o sea, es un amor de compasión, consagración, fe, fidelidad, justicia, misericordia, obediencia, paz, pureza y santidad. En términos de amor como en otros principios y valores, Jesucristo es el Ejemplo y Modelo, que tiene mayor Excelsitud, es el Soberano, que ejerce la autoridad suprema en el dominio de estas virtudes.



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2) LIBERTINAJE Y REBELDÍA


Así como Dios es Amor, Jesucristo representa el Amor del Padre, el Hijo es la autoridad, mando y poder, según el Apocalipsis 1.5 al 6, Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra, su gloria e imperio sea por los siglos de los siglos. Al Hijo sea gloria ahora y siempre (2 Pedro 3.18). El verdadero amor de Dios Padre y su Hijo, no es consentir y encubrir la práctica del pecado, solo por amabilidad y cortesía de no herir con la corrección, los sentimientos y la susceptibilidad de quienes cometen el pecado. Dios Padre y su Hijo nos aman con un amor a la salvación y vida eterna, de ninguna manera es un amor superficial, apegado a lo carnal, temporal y terrenal. Jesucristo para nada es religión en las prácticas de costumbres, ritos y tradiciones del mundo, ineficientes contra la maldad y el pecado. Se requiere ser apto, o sea, con la aptitud requerida para ser un fiel servidor e hijo de Dios, que reciba las promesas de salvación y vida eterna en el reino de Dios.


Hay mejores formas de agradar y servir a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo en el mundo, que perder el tiempo de vida en las distracciones terrenales, fomentadas y promovidas por la incredulidad y el paganismo moderno, extendidas en el planeta mediáticamente. Los ángeles indecisos venidos a este mundo, permanecen en confusión, duda e indecisión, se sienten atrapados en cuerpos humanos. Otros se desvían en cuestiones de sexualidad, tergiversan el verdadero propósito y sentido de la vida, mientras tanto, en el camino de Dios están los que son fieles y andan en camino de perfección. Salmos 101.6 dice: “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo: El que anduviere en el camino de la perfección, éste me sevirá” (RVR1909). Así el ser humano fue echado del



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huerto o jardín del Edén, para buscar y seguir el Camino de Dios, hacia la salvación y vida eterna. Desde un principio tuvieron que lidiar con las distracciones de la vida, para lograr sobrevivir o subsistir en las cuestiones necesarias de la cotidianidad. Inclusive su vida errante o nómada era una representación o simbolizaba una peregrinación, lo que se consideraba como una vida de paso para la vida eterna.

Los primeros emigrantes o migrantes fueron Adán y Eva, luego Caín con una de sus hermanas por ser los primeros humanos en el planeta. De esto ya hace alrededor de seis mil años de existencia. Los seres humanos se vieron forzados a tratar de vivir con inteligencia, ingenio, innovación e invención. Se inventan las herramientas de trabajo, los instrumentos de música, las normas o reglas de convivencia, los métodos o sistemas de intercambio comercial, los bienes y servicios, las ocupaciones, oficios, labores y sus formas de pago, entre otros. Principalmente surge a raíz de la adoración a Dios, la iniciativa de religión, que con el tiempo hasta el día de hoy, ha sido la actividad religiosa la que más moviliza y mueve a las personas en todo el mundo, más que cualquier actividad artística, comercial, deportiva, militar o política. No obstante, Jesucristo no es una religión, que lo sustituya o desplace a un segundo plano en preeminencia, sino una práctica y vivencia de su ejemplo y modelo de vida.


Ninguna religión salva por sus propios reglamentos internos, ni da vida eterna por sí misma, sino que es exclusivamente mediante Jesucristo. La Biblia determina lo siguiente en 1 Timoteo 2.5 al 6, porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre (RVR60). A pesar de la conciencia del conocimiento interno de bien y mal, que es nuestro deber de hacer o de evitar, además de la consciencia de pensar, querer y sentir con conocimiento de lo que se actúa o se hace, el uso del porcentaje del cerebro con sensatez y madures es mínimo, prevalece la condición de placer, debido a los gustos y preferencias propios del humano.



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También surge la competencia a la religión, que es la degeneración y el desenfreno activo de la intimidad sexual. Se deja de escuchar el mensaje de Dios, su intolerancia a la maldad y al pecado. Las personas priorizan la inmediatez del placer, con la depravación y promiscuidad sexual. Aunque Dios es el que liberta y salva, las personas asqueadas de la maldad y pecado, continúan esclavas y adictas al hábito de pecar, incurriendo en una vida ajena, alejada y contraria a los comportamientos y conductas exigidos por Dios. Las víctimas, justificado por algunos con el pretexto de las guerras, son víctimas con odio y a la vez réplicas de víctimas a victimarios, en adulterio, depravación sexual, fornicación, pederastia o pedofilia, violación y zoofilia, entre otros desvíos de copulación o unión sexual. Se pierde el entusiasmo hacia el Creador, se cambia la vida en Dios por una vida de anarquía, confusión, desconcierto y desorden. Inclusive posteriormente a la primera venida de Cristo, la fragmentación del cristianismo ha provocado más división que unión en Cristo. Las civilizaciones y culturas se rigen sin tomar en cuenta la inteligencia de la mente de Dios, las sociedades se conforman con su propio desconocimiento, indiferencia e ignorancia, especialmente en la inmadurez espiritual, además de la falta del conocimiento celestial.


Ante todo, Dios es el que tiene la Razón, el ser humano puede depositar su confianza, con plena certeza y seguridad en Dios. Esto fue demostrado con las plagas de Egipto, porque tenían el enfoque de sus vidas centrado en los dioses falsos. Éxodo 12.12 “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré á todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en las bestias: y haré juicios en todos los dioses de Egipto. YO JEHOVÁ” (RVR1909). Los llamados de atención por parte del Creador, son necesarios para que la humanidad reaccione y vuelva su mirada hacia el Dios verdadero. Isaías 45.5 al 7 confirma que Jehová es el Dios, los dioses no tienen validez frente a él. Además Dios forma la luz y crea las tinieblas, hace la paz y crea la adversidad. Esto significa que la vida es aceptar y reconocer a



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Dios, es abandonar las tinieblas que ofrece la vida y acercarse a la Luz de Dios. Juan 3.19 al 21 establece que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Sin embargo, el que viene a la luz se manifiesta que sus obras son hechas en Dios.

De manera que practicar la verdad en la vida es una lucha entre el bien y el mal, el portador es el mismo ser humano, esto es entre la luz y las tinieblas. Sin embargo, la arrogancia e ignorancia de la sociedad se muestra sin límites ante Dios, se vive sin admitir las órdenes de Dios, no hay un amor decente de adoración y servicio al Creador. La indecisión e inseguridad de las personas sin reflexión, las lleva a cometer actos injustos y denominados de bajos instintos, sin valorar la verdad. Jesucristo dijo en Juan 8.32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (RVR60). Jesucristo es el Ejemplo y Modelo de Identidad, la vida en Cristo de ninguna manera corresponde a un mundo ideal o a una utopía, sino que la vida en Cristo es real y verdadera mediante la espiritualidad.


El mundo físico entregado a lo terrenal, su atención y enfoque vive distorsionado en una dispersión de distracción y ruido. La espiritualidad es la vivencia de Jesucristo en nuestras vidas, a través de las acciones y hechos, con toda la pasión del corazón y la mente puestos en Jesús. Tanto intuición como razonamiento se conjugan y se complementan para decidir y seguir a Cristo en su Camino. Lo que se ha llamado la comunicación, coordinación e interacción de las neuronas de fe o religión, entre la correspondencia interoceptiva del corazón, la mente y la creencia en Dios. Este sistema de interconexión entre corazón y mente es mencionado por Jesucristo. Lucas 6.45 “El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca” (RVR1909). El ser humano desafía y reta a Dios, pero el amor más grande es el



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demostrado por Dios con el envío de su Hijo. Aunque algunos persisten en descartar o desechar a Dios, jamás seremos dueños de la vida, la misma no es nuestra verdadera realidad, sino que servir a Dios es lo que tiene valor.

El ser humano se lastima así mismo con la envidia y rivalidad, prefiere morir en esta vida fugaz, sin las expectativas o esperanza a una vida eterna, que servir a Dios para merecer las promesas y recompensa de una inmortalidad con cuerpo transformado. Están los que pretenden o procuran lograr esto al reflexionar acerca de la muerte, especialmente los que llegan a una condición cercana a la muerte, pero no les alcanza, porque es durante el transcurso de la vida que hay que dar frutos dignos de la salvación y vida eterna. Esta vida material, superficial, temporal y terrenal en el primer cielo es muy pasajera, como una realidad de ficción o virtual, porque la verdadera realidad perdurable está en el tercer cielo. Más allá del segundo cielo del espacio sideral y del cosmos, en la dimensión de Dios infinita y para siempre, donde no puede ingresar instinto humano carnal de maldad y pecado, porque es absolutamente exclusivo para quienes nacen de nuevo, con arrepentimiento, conversión y resarcimiento. En todo caso figurativamente es como un suicidio colectivo o social, donde la humanidad por su propia naturaleza burla la justicia de Dios, aman y prefieren más la oscuridad y las tinieblas, que la consagración y santidad de la Luz de Dios.


Predomina el engaño y el hacer creer lo que no es verdad. La Biblia dice en 2 Timoteo 3.13: “Mas los malos hombres y los engañadores, irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (RVR1909). Dios pide inhibir el mal y el pecado, o sea, la abstinencia de la práctica del mal y del pecado, para que las personas no muestren interés alguno en pecar, pero la tendencia del ser humano es hacer lo contrario de lo que Dios prohíbe, se desinhibe en sus adicciones y sensaciones, para no privarse del placer, aunque sea una situación destructiva, como el uso de estupefacientes para provocar estimulantes alucinógenos y narcóticos adictivos.



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Aunque esto signifique destruir sus propias neuronas. Es la decadencia de la sociedad debido a la alienación y perdición humana, por una vida sin Dios y en profanación sistémica y social. La actividad de la religión es lo que más moviliza a las personas en el mundo, pero el desenfreno sexual y el uso de drogas ilegales y legales, generan también una gran actividad mundial.

En suma, en la dimensión de Dios es como la mente de Dios, en Espíritu que es Energía, Fuerza y Poder. Según Hechos 17.26 al 28:


“Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de los habitación de ellos; Para que buscasen á Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros: Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también” (RVR1909).

Dios ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de habitación del ser humano. Antes solamente es y está Dios, luego para ser el Padre, crea su Hijo unigénito. Entonces su Hijo es la creación de la existencia con la jerarquía de su propia sustancia divina, es segundo en autoridad después del Padre, es el ser en su esencia divina homogénea en 7eternidad, santidad y verdad, es un ser celestial y espiritual, pero todavía de ninguna manera representa espacio, materia y tiempo. En Dios Padre vivimos, nos movemos y somos, es como estar inmerso en la mente de Dios, omnipresente y omnisciente. El linaje humano desciende de Adán y Eva, el linaje celestial y espiritual de los ángeles indecisos proviene del Hijo. 1 Pedro 2.4 al 5 “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios



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escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (RVR60).

El Hijo es el primero, principal y principio de la Esencia y Verdad, proveniente de Dios Padre, para que el Hijo así como el Padre, sea la alabanza, gloria, honor y honra, como está escrito en Romanos 11.36:“Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria por siglos. Amén” (RVR1909). El Hijo hereda o recibe el conocimiento del Padre. Juan 5.18 al 19 “Entonces, por tanto, más procuraban los Judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también á su Padre llamaba Dios, haciéndose igual á Dios. Respondió entonces Jesús, y díjoles: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre: porque todo lo que él hace, esto también hace el Hijo juntamente” (RVR1909).


Ahora bien, el Hijo transmite el mensaje y voluntad del Padre, es verdadero que la enseñanza del Hijo es la palabra de Dios. Juan 12.49 al 50 “Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dió mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo” (RVR1909). Por lo tanto, el Hijo tiene la misma decisión con el Padre en Esencia y Verdad, tienen un único propósito en la finalidad, intención y objeto. Juan 14.10 al 11 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras” (RVR60).


Volviendo al principio, después del Hijo, ambos Padre e Hijo crean el espacio, materia y tiempo, inclusive todo el contenido energético en el cosmos, espacio sideral, galaxias, vía láctea y en general de todo el universo. Toda esta



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formación aparenta una edad mayor que los seis mil años que tiene de existencia. Así mismo el contenido en todo el globo terráqueo. Esto no procede de cálculos especulativos o probables sino de hechos verdaderos, aseverados y confirmados por Dios mismo a través de su Palabra, basta hacer un cálculo exacto entre las generaciones entre Adán, Eva y Abraham, luego entre Abraham y la primera venida de Jesucristo, por último entre Jesucristo y nuestra época, suman dos mil años cada período, para un total de seis mil años. Esta creación corresponde al plan “B”, para que los ángeles indecisos tuvieran su oportunidad de venir a este mundo a tomar una decisión definitiva. El plan original después de la creación del Hijo fue la creación de sus seguidores o séquito celestial. Nehemías 9.6 al 7 menciona no solamente los cielos, sino los cielos de los cielos, con todo su ejército y los ejércitos de los cielos le adoran. En el pasaje anterior se entremezcla el primero, segundo y tercer cielo.

El jefe de los ejércitos de los cielos es el Hijo y se hace alusión a sus seguidores del Séquito Celestial. Salmos 148.1 al 5 “Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados” (RVR60). El período entre la creación del séquito celestial y la segunda oportunidad del ángel caído, para arrepentimiento, conversión y resarcimiento del daño provocado, en su conversación y orientación con los primeros seres humanos Adán y Eva, este es el “Período Esencial de la Misericordia”. Resarcir es reparar el agravio, daño o perjuicio, ya sea con un beneficio, bien o compensación. Se percibe una sensación profunda desde las entrañas, entre los seres espirituales creados y el amor correspondiente y recíproco de corazón, representado en Dios Padre y su Hijo. Esta oportunidad es benevolente en relación con el castigo merecido, sin embargo, es la confirmación y reiteración de la caída del ángel rebelde.



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Adán y Eva, los primeros ángeles indecisos en forma humana, pierden la protección de luz, representado en Génesis 3.7 al 8 con la desnudez de ambos, al extremo de hacer delantales con hojas de higuera. Además de la acción de esconderse de la presencia de Dios entre los árboles del huerto. La formación del ser humano incluye su origen del temperamento, aunque su función se activa al comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. También surge en el ser humano el gen del envejecimiento al comer dicho fruto.


A pesar de la entrañable misericordia de Dios demostrada antes del primer pacto, durante el primer pacto y en el nuevo pacto, el período entre el ángel caído en el Huerto del Edén con Adán y Eva hasta la Segunda Venida de Jesucristo, es el “Período Esencial del Sacrificio”. Lucas 1.78 al 79 “Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó de lo alto el Oriente, Para dar luz á los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz” (RVR1909). Esto para dar luz a quienes estaban inmersos en las tinieblas y en sombra de muerte, entonces muestra El Camino de Jesucristo, con el sacrificio de redención de pecados, salvación y vida eterna. Pero en el ser humano se presenta una actitud y conducta cortoplacista frente a la vida. Su apego al mundo en el caso de lo material, temporal y terrenal lo esclaviza a la inmediatez del placer y sus efectos a corto plazo, a la vez distraídos, ocupados y sujetos. ¿Qué es la esencia y qué es lo esencial? La esencia de Dios Padre está en su Hijo, el amor del Padre se muestra y visualiza en Jesucristo, lo esencial, fundamental y principal es la misericordia y el sacrificio de Cristo. Lucas 20.13 al 15 “Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado: quizás cuando á éste vieren, tendrán respeto. Mas los labradores, viéndole, pensaron entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle para que la heredad sea nuestra. Y echáronle fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué pues, les hará el señor de la viña?” (RVR1909).



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Lo esencial de la misericordia se termina con el juicio, condenación y castigo. La analogía de la parábola con sentido figurado, describe lo siguiente en Mateo 21.41 al 42 “Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?” (RVR60). La transgresión de Adán y Eva fuerza u obliga al sacrificio. 1 Pedro 1.22 al 23 “Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos á otros entrañablemente de corazón puro: Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” (RVR1909). En lugar del amor sin fingimiento y el amor entrañable, los ángeles indecisos en cuerpos humanos, se aferran a las guerras con la insistente rivalidad preexistente, con tenacidad y violencia. ¿Era necesario matar al Hijo de Dios o Dios Padre quería la muerte de su Hijo? 1 Corintios 2.6 al 8 “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria” (RVR60).


Esta es la explicación de la existencia de las guerras, la rivalidad preexistente entre los ángeles indecisos. En esta condición a falta de reconocer y recordar la patria celestial, se matan unos a otros, enceguecidos por una patria terrenal y limitados en un conocimiento natural. Hasta ahora el orden es primeramente la creación del Hijo, luego sus seguidores o séquito celestial, seguido de los seres humanos que son los ángeles indecisos. Por último, la Segunda Venida de Jesucristo para salvar a quien se ha decidido en seguir su Camino, aquellos que se preparan con voluntad y esperan su



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venida. Así perpetuar la vida eterna. Mateo 24.35 al 37 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (RVR60).

El día y la hora nadie sabe, excepto el Padre que en su sola potestad conoce los tiempos o las sazones de los tiempos. Esto según Hechos 1.6 al 8. La creación del séquito celestial es una cantidad definida, no hay más ni menos seres espirituales que son celestiales desde entonces, una tercera parte fue arrastrada por el ángel caído, entre las otras dos terceras partes, una cantidad se mantuvo fiel y leal al Hijo, como jefe y principal del séquito celestial, el resto son los ángeles indecisos que vienen a este mundo como seres humanos. Al ser una lista determinada y limitada, millones de millones de ángeles, en el transcurso de seis mil años hasta ahora, cuando se termine la lista de ángeles indecisos, entonces el último tome su decisión de ser un justo seguidor fiel y leal a Jesucristo, será el fin de los tiempos con la Segunda Venida del Salvador y Señor, el Hijo de Dios.


Las parábolas de la oveja perdida y del hijo perdido con el padre incondicional, son como ángeles indecisos que vuelven a su casa celestial. Romanos 11.25 “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles” (RVR1909). Hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles, o sea, la plenitud es cuando se complete la lista, que va avanzando conforme se añade cada día a Jesucristo los que han de ser salvos. Hechos 2.46 al 47 “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, Alabando á Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día á la iglesia los que habían de ser salvos” (RVR1909). Esta lista se cumple con el último indeciso que se vuelva justo y se manifiesta cuando venga lo



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perfecto, con la resurrección de los muertos y el cuerpo transformado.

Así es el tiempo del fin descrito por el profeta Daniel 12.1 al 2 “Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (RVR1909). El arcángel Miguel, el gran príncipe, es el jefe y principal del séquito celestial, que en el primer pacto se aparece y manifiesta como la preexistencia de Jesucristo, el Hijo de Dios. Entonces el día de la Segunda Venida de Jesucristo, conoceremos cada uno como fuimos conocidos delante de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo. 1 Corintios 13.9 al 12 indica que cuando venga lo perfecto, o sea, la resurrección de los muertos con cuerpo transformado, entonces lo que es en parte se acabará, pero entonces conoceremos como fuimos conocidos en vida (RVR60). El período de gracia, misericordia y sacrificio de Cristo, se termina en el individuo cuando el mismo muere en su vida presente, pero colectivamente el período de gracia, misericordia y sacrificio de Cristo se finaliza en su Segunda Venida, sin relación con el pecado sino a salvar a los obedientes.


Por último, la señal más evidente previa a la Segunda Venida de Jesucristo es el Calentamiento Global, en el caso de que llegue a un punto donde ya no es reversible. Apocalipsis 16.9 “Y oí á otro del altar, que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos. Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y le fué dado quemar á los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (RVR1909). Esto se asevera y confirma en 2 Pedro 3.4 al 7:



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“Y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de Dios; Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua: Mas los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos” (RVR1909).

El día de la Segunda Venida de Jesucristo se presenta una resurrección con cuerpo transformado y los que están vivos preparados, también se transforman para encontrarse con el Señor. 1 Corintios 15.51 al 53 “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (RVR60). Esto de un abrir y cerrar de ojos, significa que es en un instante, pero así es la muerte en un cerrar y abrir de ojos, porque en la muerte no hay espacio, materia y tiempo. Abel tiene alrededor de seis mil años de muerto, pero desde el momento en que muere a la Segunda Venida de Jesucristo, para Abel es un cerrar y abrir de ojos. Lo mismo para todos los demás muertos, porque el tiempo no cuenta entre los muertos, ya sean miles de años, siglos, décadas, años, meses, días, minutos o segundos.


El tiempo corre o pasa solamente entre los vivos. Además los demás muertos resucitan con el mismo cuerpo que tenían cuando murieron, tanto corruptibles como mortales, de ninguna manera para condenación y castigo se



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podría recibir cuerpo transformado. Por esta razón, entre amigos, conocidos y parientes se van a reconocer, si se encuentran en el juicio final. El dolor o sensación de castigo es gradual según el nivel de maldad y pecado en la persona cuando muere. La Biblia dice en Apocalipsis 20.11 al 15:

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo; y no fué hallado el lugar de ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fué hecho juicio de cada uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de fuego” (RVR1909).

El lago de fuego y azufre es como la hilera de ceniza dejada a su paso por el fuego en una cerilla o fósforo, desde la cabeza con pólvora hasta la astilla completa de madera. El tiempo de duración depende de la intensidad con la que el fuego queme totalmente la cerilla o fósforo, hasta su destrucción total e inexistencia. En la resurrección de los muertos cada persona conocerá como fue conocido por Dios Padre y su Hijo, es decir, los libros fueron abiertos, porque cada persona en su propia mente sabrá cómo fue su vida ante el libro de la vida de Dios o la Mente de Dios. Porque muchos pretenden vivir en despilfarro, opulencia, vanidad y vicios, con falta de rectitud moral en las acciones, para supuestamente vivir bien en esta vida, pero no les importa la salvación y vida eterna, se despreocupan de la importancia de la psique de su alma, que es la vida espiritual proyectada



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hacia la vida celestial. Marcos 8.36 al 38 “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (RVR60). El propósito y sentido de la vida en Jesucristo está basado en hechos y verdades, es fáctico por su pertenencia y relación con su estar, hacer y ser. Lo contrario es una vida adictiva, aficionada y habituada a la maldad y al pecado, sin conciencia ni remordimiento.

Los santos ángeles corresponde al séquito celestial que se mantuvo fiel y leal a su Señor. El propósito y sentido de la vida está en función de entender y conocer el “Yo Soy” Jeremías 9.23 al 24 “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová” (RVR1909). Jesucristo mismo dijo lo siguiente en Juan 14.6 “Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí” (RVR1909). Los ángeles indecisos que toman su propia decisión de seguir y ser como Jesucristo son los elegidos o escogidos. 1 Timoteo 5.20 al 21 “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (RVR60). La elección o escogencia es la decisión de ser como Jesucristo en ejemplo y modelo de vida, según lo fáctico de las acciones, actos y hechos demostrables y verídicos.


Finalmente, ¿Qué pasa con los ángeles caídos y encarcelados? Jesucristo viene con sus santos ángeles fieles y leales a juzgar a los ángeles que no guardaron su dignidad ni lugar, junto con todos los ángeles indecisos que se quedaron



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sin tomar una decisión definitiva, sino que permanecieron en su indecisión de seguir y ser como su Señor Jesucristo. La indecisión por sí misma los condena al juicio final. Los justos en vida tienen un juicio previo, donde presentan sus atestados o pruebas de justicia, con sus acciones, actos y hechos. Mateo 25.31 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria” (RVR60). Hay una comparación de esta indecisión con los tibios. Así dice en Apocalipsis 3.14 al 17:

“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (RVR60).

El ser desventurado espiritual, miserable espiritual, pobre espiritual, ciego espiritual y desnudo espiritual, se refiere a una terminología con explicación y sentido espiritual. Porque la verdadera riqueza está en el conocimiento y práctica espiritual y celestial, para salvación y vida eterna en Cristo Jesús.


Estos ángeles caídos y los que son permanentemente indecisos recibirán su condenación, castigo y destrucción total. Mateo 25.41 “Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles” (RVR1909). Esta sentencia corresponde a un castigo eterno, la eternidad es restricta, o sea, limitada y precisa a la pena impuesta para siempre, pero su consumación es la destrucción eterna, mientras tanto se sufre un gran dolor y tormento de lloro y crujir de dientes,



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cuando se consume el juicio final. 2 Pedro 2.4 “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” (RVR60). La destrucción total es congruente y consecuente con la exclusión a la vida eterna. Lucas 13.27 al 28 “Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (RVR60).

Para esto apareció Jesucristo, para la verdadera inclusividad a la salvación y vida eterna. 1 Juan 3.5 al 8 “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Cualquiera que permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como él también es justo. El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (RVR1909). La pena establecida es el castigo de eterna perdición que consiste en la exclusión de la presencia y gloria de nuestro Salvador y Señor, cuando se manifieste desde el cielo en llama de fuego. 2 Tesalonicenses 1.7 al 9 “y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (RVR60). Se requiere el cuerpo, mente y psique unidos integralmente, con la atención plena y el sentido de la vida en Jesucristo, para vivir la plenitud en Cristo, con el amor completo y verdadero en Cristo Jesús. Por esta razón la importancia de conocer y saber claramente la Psicoteología, La Personalidad de los Discípulos de Jesucristo y la Caracterología Cristiana, entre otros temas afines.