CRONOLOGÍA BÍBLICA


TABLA DE CONTENIDO




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1) CRONOLOGÍA BÍBLICA


Jesucristo en cierta ocasión testifica de sí mismo, que si el Hijo nos liberta, entonces, seremos verdaderamente libres (Juan 8.36). Previamente lo interrogan con la cuestión acerca de su autoridad y dominio, le preguntan temerariamente ¿Tú quién eres? (Juan 8.25). Jesús les menciona que desde el principio lo ha dicho. En relación con la cronología bíblica ¿cuál es este principio? Alrededor de cuatro mil años antes, en el principio, el Hijo confronta a sus seguidores del séquito celestial cuando surge una rebelión. El presente escrito es su cronología e historia. Hay un principio donde está solamente el Hijo con Dios Padre, previo a otro principio de la creación del séquito celestial. Posteriormente se presenta el principio de la creación del primero y segundo cielos, según podemos corroborar con la demostración y respaldo de citas textuales, en el siguiente análisis y comentario. Se requiere distinguir entre un principio y otro, para ubicar el contexto cronológico del hilo conductor, según el pasaje bíblico referenciado.


Dios Padre es Eterno, sin recibir o tener afectación de espacio, materia y tiempo, porque es intemporal, sin principio ni fin. Dios también es Padre, por ser el Creador, fuente y formador de nuevas vidas. Es el que ordena y da origen a toda la existencia, inclusive a su propio Hijo. Según Salmos 90.2 desde antes del surgimiento de los montes, y de la formación de la tierra y el mundo, durante todos los siglos, Dios siempre ha sido Dios. Él existe sin tiempo, porque establece el espacio sideral y el cosmos como el inicio del tiempo para el ser humano, creado a imagen de Dios en eternidad y con su semejanza en santidad. Otra vez, de nuevo en la época de cuatro mil años después, esta vez Jesucristo pregunta a sus seguidores los discípulos, acerca de quién es él (Mateo 16.15 al 17). Responde Simón Pedro que Jesús es el



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Cristo, el Hijo del Dios viviente. Jesús le dice bienaventurado, porque su respuesta fue por revelación del Padre que está en los cielos, en lugar de carne y sangre. Esta expresión de carne y sangre se refiere a una manifestación de origen terrícola, por su característica relacionada con lo terrenal o terrestre. El Hijo estaba presente como terrícola por ser un habitante que nace en el planeta Tierra, mientras que Dios Padre mora fuera de la Tierra en los cielos, su habitación es en el tercer cielo de la eternidad del Dios Altísimo. Su dimensión eterna de ninguna manera fue creada sino que existe desde siempre.

El Hijo descendió como Jesucristo, el Mesías, Salvador y el Ungido de Dios Padre. Así baja a la Tierra, al primer cielo que está inmerso dentro del segundo cielo; y es el mismo que sube de nuevo al tercer cielo de Dios Padre. Según Efesios 4.10 el que descendió, también sube por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Entonces, sus discípulos fueron testigos como observadores presenciales, que aportan con evidencias de experiencia la respuesta de quién es Jesucristo. Posteriormente el apóstol Pedro testifica en una de sus cartas o epístolas de 2 Pedro 1.16 al 18, que han dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor, habiendo visto con sus propios ojos la majestad de Jesucristo, porque recibió de Dios Padre honra y gloria, desde una voz del cielo que manifestaba la complacencia en su Hijo amado. Además fueron testigos de este acontecimiento cuando estaban con él en el monte santo.


El tercer cielo y la dimensión de Dios, son solamente formas de identificar, para entender el control que tiene Dios sobre toda la existencia. Bien dice el salmista acerca del lugar y trono de Dios en Salmos 103.19 al 22, que el trono de Jehová está establecido en los cielos. Su reino domina sobre todos, sus ángeles son poderosos en fortaleza y ejecutan su palabra, obedecen a la voz de su mandato todos sus ejércitos, como ministros que hacen su voluntad. Ahora, adelantemos dos mil años más, para tomar en cuenta una revisión de la Biblia aproximadamente a seis mil años después del séquito celestial y de Adán y Eva. La versión de Biblia Reina – Valera



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Revisión de 1960, que indicamos con las siglas RVR60, en este análisis y comentario de compilación y selección bíblica, utiliza una palabra clave, para explicar el meollo del fondo principal de la rebelión. Adán y Eva coinciden con el tipo de rebeldía que había sucedido anteriormente con una parte del séquito celestial, también posteriormente con el resto de seres humanos (el subrayado es nuestro en este texto). Oseas 6.6 al 7 “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí” (RVR60).

Prevaricar es faltar a los deberes y a la justicia, con pleno conocimiento de causa, pero en el caso de que sea por desconocimiento o ignorancia, es inexcusable, o sea, no se puede disculpar o excusar, máxime cuando es una resolución injusta, que provoca un desacierto o desatino de injusticia. La resolución significa el acto de resolver con decisión una duda o determinación, al hacer efectiva una acción decisiva. En la actualidad el prevaricato se contrarresta con lo que se llama el principio de ética y el deber de probidad, además de la objeción de conciencia. La probidad incluye la honestidad, honradez, integridad, lealtad, rectitud, transparencia y otros cumplimientos. La objeción de conciencia funge al priorizar en el individuo una ética de principios y valores, que abarcan los aspectos espirituales y morales. En relación con el ángel caído, más que un beneficio e interés general para el séquito celestial, trata de obtener un provecho propio, con ventaja que presume y se vanagloria de una jerarquía, que en la realidad no tiene sobre el resto del grupo angelical. En el caso contrario, Jesucristo en su tiempo aclara en Lucas 22.24 al 27, en relación con una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Jesús define y reconoce al que sirve, según él mismo que les da el ejemplo y modelo de vida en servicio. Pero lo que pasa es que los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad y dominio son llamados bienhechores, sin embargo, los discípulos y seguidores de Jesús, son los que demuestran la capacidad, don y vocación del servicio. El cometer de una disputa implica, debatir con la



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consideración y deliberación atenta y minuciosa, a sabiendas, del conocimiento e intención de contradecir o defender la motivación de una decisión. Eclesiastés 5.6 “No sueltes tu boca para hacer pecar á tu carne; ni digas delante del ángel, que fué ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se aire á causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?” (RVR1909).

Por lo tanto, Jesucristo demuestra ser el ejemplo entre los seres humanos como el que sirve a la mesa, a pesar de su procedencia Divina de imprescindible Hijo de Dios Salvador. Si retrocedemos del tiempo presente, nuevamente dos mil años, cuando Jesús declara a sus discípulos su padecimiento y sufrimiento que le sobreviene, entonces sucede en Mateo 16.22 al 23 lo siguiente: resulta que Pedro, por aparte de los demás, trata de reconvenir con Jesús, en el sentido de que prefiera o priorice por compasión de sí mismo, para que nada le acontezca. No obstante, el Señor reprende a Pedro al decir: “Quítate de delante de mí, Satanás; me eres escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres” (RVR1909). Por otra parte, Jesucristo explica claramente la situación. Esto cuando se presenta su aprehensión para ser detenido y juzgado en Mateo 26.52 al 54. Jesús se opone a la reacción con espada, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. Menciona que podría orar al Padre, para recibir más de doce legiones de ángeles a su disposición, pero pregunta que entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras? Estos dos ejemplos sirven para confirmar y reforzar el sentido de prevaricato, que aunque no se trata de un caso como el de la función pública, de los gobiernos modernos, es una especie de relación de irrespeto o respeto a la autoridad. Además es un despropósito sin conformidad o correlación, en seguidores y la autoridad Divina, en este caso con Jesucristo el Hijo de Dios. Cristo nos ha dado ejemplo para seguirlo (1 Pedro 2.21).


Pedro dice y reacciona como humano, aunque sea sin mala fe o sin mala intención, pero coincide con la condición o estado de rebeldía del ángel caído, porque no se ajusta a la fidelidad y lealtad de la alabanza, gloria y honra exclusiva a la



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autoridad del Hijo. La persona que desenvainó su espada e hirió a Malco, el siervo del sumo sacerdote, fue Simón Pedro, descripción tomada de Juan 18.10 al 11, porque le cortó la oreja derecha. La labor designada y encomendada a Pedro, está en función de la misión del evangelio de Jesucristo, es un incumplimiento a su cargo o puesto de confianza, además de incongruente e inconsistente con su misión, especialmente en el ejemplo y modelo para otros. Así sucede con el ángel caído dentro de su integración al séquito celestial, le falta sumisión completa al Hijo de Dios, en el caso de su adhesión y cohesión con el grupo de seres espirituales. El inicio de esta rebelión y traición fue la decisión de evadir su compromiso y responsabilidad, al dejar de reconocer y reverenciar al Hijo.

Esto provoca un antagonismo de oposición y rivalidad, con un ambiente desfavorable y hostil entre el séquito, especialmente por la cuestión de diferencias entre conceptos y pareceres en el trato hacia el Hijo de Dios. Lo que pasa es que el ángel caído actúa en cierto grado con ingenuidad e inocencia, debido a que en su momento no existe bien ni mal, a excepción de la capacidad, facultad o potestad de tomar decisiones. Las mismas no son buenas ni malas, porque depende de las consecuencias obtenidas con el resultado. Se compara con la condición de inocencia en un neonato e infante. Misma situación presentada en Adán y Eva. En cierta ocasión Jesús lava los pies de sus discípulos, pero hay una reacción de negatividad y sorpresa en Pedro (Juan 13.5 al 7). Entonces Simón Pedro se extraña que Jesús lavara sus pies, inclusive cuestiona al preguntar, pero Jesús le dice a Pedro que él no comprende ahora; mas lo entenderá después (RVR60). Jesucristo menciona que Pedro no comprende ahora, pero posteriormente entenderá y sucede a su tiempo.


Más adelante Saulo de Tarso, conocido como Pablo, enfrenta a Pedro de la siguiente manera en Gálatas 2.11 al 13, porque en un lugar llamado Antioquía, Pablo resiste cara a cara a Pedro, pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se



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retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los que eran de la circuncisión. Actuaba con simulación con otros judíos, mediante hipocresía y Bernabé fue también arrastrado en esta situación de apariencia. Es muy interesante percibir este acontecimiento con la analogía o comparación con el ángel caído. Se presenta una acción o acto en cierta forma de aparente ingenuidad o inocencia, pero el efecto colateral tiene una evidente manifestación de hipocresía y simulación, que afecta el ambiente o atmósfera entre la comunidad de fe, especialmente en los seguidores de Jesucristo, ya que altera el orden establecido por Dios Padre. La venida de Jesucristo a este mundo como ser humano, aviva las buenas nuevas de la verdad del evangelio, indiscutibles para quienes las considere evidentes, pero otros debido a su incredulidad niegan hasta la historicidad de Jesucristo o Jesús de Nazaret como histórico.

Continuando con la controversia o polémica entre Pablo y Pedro, para comparar el caminar rectamente ajustado a la verdad del evangelio, por el cual el ser humano se justifica mediante la fe de Jesucristo, ya que nadie se justifica a la manera de la actitud demostrada por el ángel caído. Gálatas 2.14 muestra como Pablo le hace ver a Pedro que no andaba rectamente conforme a la verdad del evangelio, porque siendo judío vive como los gentiles y no como judío, pero obliga a los gentiles a judaizar. La Ley y La Gracia (ver en el formato web www.neobiblismo.org), presenta el contraste entre las obras de Jesucristo y las obras de la ley. Pablo dice lo siguiente al respecto en Gálatas 2.16, que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo. Estas obras de la ley se refieren a los sacrificios, ofrendas, holocaustos y expiaciones por causa del pecado. Jesucristo dice lo siguiente en relación con este tema, según Hebreos 10.5 al 10, que viene para hacer la voluntad de Dios, diciendo que sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quiso, ni se agradó Dios, ofrecidas según la ley, pero Jesucristo vino a hacer la voluntad, mediante la ofrenda de su cuerpo hecha una vez para siempre. El pensamiento puesto en Jesucristo, fortalece el poder del cambio transformador del ser interior.



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Hasta que Pedro quebranta la dureza de su corazón, le llega la hora de la iluminación del entendimiento, entonces comprende la representación y simbolismo del lavado de pies, realizado por el Maestro y Señor Jesucristo. Hechos 10.34 al 36 “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos” (RVR60). Por esta razón el Hijo de Dios es el Señor de todos y es conocido como el Hijo del Altísimo. El libro de Isaías 57.15 en su texto llama a Dios como el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo, es el que habita en la altura y la santidad. Este pasaje destaca la importancia para Dios acerca del quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Hay un propósito y sentido en la creación como el plan B del ser humano inmerso en un hábitat terrestre, pero la humanidad con su afán y apego a lo material, perecedero, superficial, superfluo y terrenal, se le imposibilita alcanzar a entender el plan B de la obra de Dios, con el establecimiento del principio hasta el fin, acerca del espacio, materia y tiempo, cosmos, espacio sideral o universo.


La humanidad no encuentra motivo para su existencia. En Eclesiastés 3.11 “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (RVR60). La persona que reconoce con su intención la práctica de humildad en la sumisión a Dios y doblega la dureza en su corazón, para conmover su fidelidad y lealtad en obediencia, entonces vive con excelencia mental, siempre hacia lo más Alto, donde habita el Altísimo Dios. Así es el conocimiento de los que habitan la Tierra, en un primer nivel o dimensión de conocimiento natural, hasta escalar a la espiritualidad y trascender al tercer nivel de conocimiento de magnitud celestial. Esto es subir un escalón o peldaño entre lo natural a espiritual. El conocimiento espiritual es un filtro



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de purificación, para ascender y sobrepasar el traslape entre lo natural y espiritual, así trascender mediante Jesucristo al conocimiento que es celestial. Aunque el ser humano viva físicamente en el primer cielo, su mente podría estar puesta en el tercer cielo de Dios, para servir a Dios en la Tierra, con el temor y temblor de respeto y reverencia, bienaventuranza para los que confían y dan honra al Hijo, inclusive entre los que gobiernan, juzgan y legislan en las naciones, que tomen en cuenta honrar al Hijo de Dios para hacer justicia. Esto se confirma en el texto del libro de Salmos 2.10 al 12, donde se insta a los reyes a ser prudentes y admitir amonestación: “Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra. Servid á Jehová con temor, Y alegraos con temblor” (RVR1909).

¿Por qué se hizo necesario la creación del ser humano como un plan B? Primeramente hay que aclarar cierto orden de Génesis 1.1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (RVR60). Aquí se alude y refiere a los cielos como el segundo cielo, fuera de la atmósfera terrestre y al primer cielo del globo terráqueo con sus capas atmosféricas. Todo esto es el inicio del espacio, materia y tiempo. Cuando Génesis 1.3 “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (RVR60). Aquí se hace alusión a un suceso anterior, en relación con la creación del séquito celestial y el principal y jefe de los ángeles, conocido en el primer pacto como el Arcángel Miguel, posteriormente en el nuevo pacto como el Señor Jesucristo, Cristo y Mesías. También se manifiesta en el primer pacto como el ángel de Jehová, Yahveh o Yahweh, según la versión de la Biblia o traducción bíblica. Hay una relación o significado relacionado con la existencia o el ser. De acuerdo con la escritura hebrea muy primitiva y por falta de vocales se utilizaba las letras YHVH, para el nombre de Dios en el primer pacto. En algunos pasajes se generaliza a los ángeles como ángel de Dios o ángel del Señor, pero hay casos donde se refiere exclusivamente, en el texto, tanto explícita como implícitamente al Hijo de Dios. Por ejemplo, en Zacarías 3.1 al 3 estaba el ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. “Y dijo Jehová á Satán: Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha



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escogido á Jerusalem, te reprenda” (RVR1909). Nótese como Jehová refiere o remite la reprensión a otro Jehová, como si el Hijo recurre al Padre para reprender al adversario acusador.

En relación con el Hijo, en Efesios 3.18 al 19, indica que seamos plenamente capaces de comprender la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a plenitud todo tipo de conocimiento. Esta analogía o comparación tiene el significado de alcanzar la capacidad completa o total, de los parámetros comprendidos en la medida del ser interior, con la cobertura y llenura del conocimiento del amor de Dios. El ser interior es integral de actitudes, carácter, ego, emociones, habilidades psicosociales, personalidad y sentimientos. Todo esto involucra la mente y pensamiento, lo corporal o físico, la psique y espiritualidad. En el caso del Padre, la dimensión de Dios equivale al tercer cielo de la magnitud celestial (Deuteronomio 10.14), donde prevalece el conocimiento celestial y la plenitud de Dios. Estas medidas no son como el cosmos y espacio sideral; en la dimensión de Dios no pasa el tiempo como sucede con los seres humanos. En 2 Pedro 3.8 para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. En Salmos 90.3 al 4, mil años delante de los ojos de Dios son como el día de ayer, que pasó, semejante a una de las vigilias de la noche. El tiempo de ninguna manera corre en Dios, porque el fin o propósito del tiempo es propio de la existencia humana. En 2 Corintios 12.1 al 2 se dice: “CIERTO no me es conveniente gloriarme; mas vendré á las visiones y á las revelaciones del Señor. Conozco á un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo” (RVR1909).


Este tercer cielo significa trascender a la dimensión del conocimiento celestial de Dios, en este caso ser arrebatado es ser absorbido por la directriz de Dios, en el sentido de atraer poderosamente la atención, concentración y enfoque de una percepción, que va más allá de solo el sentido de la vista, sino que se recibe la revelación del conocimiento secreto de Dios,



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con una clara comprensión y entendimiento directamente proveído por Dios. El ser humano en su condición corporal corruptible, de ninguna manera hereda el reino de Dios en la resurrección de los muertos, según 1 Corintios 15.50, se dice que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. Porque la dimensión de Dios no es espacial, ni material, ni temporal. Jesucristo resucita con el cuerpo transformado que es corporalmente celestial como los ángeles. Según Juan 20.19 al 20, estando las puertas cerradas en el lugar, donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, los discípulos se regocijan viendo al Señor resucitado.

Un cuerpo que es natural y terrenal no podría traspasar, físicamente, las paredes para ingresar a un aposento cerrado, tampoco ascender al cielo como el resucitado. ¿Qué significa que Jesús muestra las manos y el costado, siendo ahora cuerpo transformado? En Hebreos 12.2 “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (RVR60). Presenta la evidencia histórica del suceso en la cruz, la veracidad de los hechos. Sus heridas de la crucifixión son la muestra, prueba o señal, de ganar el derecho de recuperar lo que le pertenecía como herencia, ya sea del cielo o de la Tierra, en relación con los ángeles fieles y leales, sumado a los ángeles indecisos que vienen a la Tierra a tomar una decisión a favor o en pos de seguir a Jesucristo, como su Salvador y Señor. Apocalipsis 22.14 da como bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, que significa Cristo.


Antes del espacio, materia y tiempo, solo es y está Dios, en Hebreos 11.3 debido a la fe se entiende que el universo fue constituido por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Dios Padre no se veía porque Dios es invisible, en Juan 1.18 a Dios nadie le vio jamás, ya que el unigénito Hijo le ha dado a conocer. Precisamente el Hijo de Dios, Jesucristo en Juan 5.37 menciona que el Padre



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que le envió ha dado testimonio de él, aunque nunca han oído su voz, ni han visto su aspecto. En el caso de la fe de Moisés, según Hebreos 11.27 se sostiene como viendo al Invisible. Por lo tanto, Dios es el Invisible en Romanos 1.20, lo invisibles de él, su eterno poder y Deidad, se hacen visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas. Dios es Invisible y es Espíritu (Juan 4.24).

El Espíritu de Dios es Energía y Poder de Creador, según Salmos 19.1 los cielos cuentan la gloria de Dios y la obra de sus manos. Dios para ser el Padre crea a su Hijo como el primero y el unigénito Hijo de Dios. Su primera creación y primogénito es su Hijo, luego crea el séquito celestial que es para la heredad y pertenencia a su Hijo, como un obsequio. Colosenses 1.15 al 16 “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (RVR60). El Hijo ya preexistía antes de venir a este mundo en Colosenses 1.17 al 19 “Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten: Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; él que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado. Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (RVR1909).


Antes del primer pacto y durante el primer pacto, había seres humanos con la iniciativa propia de decisión pertinente de fidelidad y lealtad. El derramamiento del Espíritu Santo de forma colectiva y masiva que se presenta en los seguidores de Jesucristo, se presenta según los acontecimientos del nuevo pacto. Jesucristo vino a confirmar y acelerar en volumen de seguidores, la decisión de los ángeles indecisos en este primer cielo, para su reconciliación con los ángeles fieles y leales del tercer cielo. La Biblia menciona en 1 Timoteo 5.21 a los ángeles escogidos (RVR60). En Colosenses 1.20 dice: “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la



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paz mediante la sangre de su cruz” (RVR60). En Hebreos 1.1 al 4, se aclara esta relación entre Padre e Hijo de Dios:

“… nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo: El cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia,…, se sentó á la diestra de la Majestad en las alturas, Hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos” (RVR1909).

En la nada espacial y temporal, sin la existencia de materia visible, solo hay la Energía y Poder de Dios mediante su Espíritu. Dios para ser Padre crea a su Hijo. Hebreos 1.8 al 9 “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros” (RVR60). Dios es un nombre plural, porque es y está Dios Padre y Dios Hijo. Son los dos Seres Supremos Celestiales, pero el Padre es mayor que el Hijo como lo confirma Jesucristo, al decir en Juan 14.28, que el Padre mayor es que yo. Dios Padre es el Invisible, pero Dios Hijo es corporalmente persona y un ser celestial de acuerdo con Colosenses 2.9 al 10, donde dice que en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.


El Hijo es el principal y jefe del séquito celestial y luego cabeza también de la iglesia, pero en un punto inicial de esta cronología bíblica que describimos, todavía no hay más seres, sino solamente Dios Padre y Dios Hijo. Juan 1.1 al 3 “EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fué hecho” (RVR1909). El Padre no consentirá ni permitirá que se adore con la alabanza, gloria y honra a otro que no sea a su propio



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Hijo, en Isaías 42.8 Jehová dice que a otro no dará su gloria, ni su alabanza a las esculturas. El Padre establece que la creación rinda la honra al Hijo. Juan 5.22 al 23 “Porque el Padre á nadie juzga, mas todo el juicio dió al Hijo; Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió” (RVR1909). Luego de creado el Hijo, Dios Padre conoce el diseño de la creación y sabe cuál va a ser su resultado, mientras tanto el Hijo ayuda en la creación y observa por primera vez cada uno de los resultados. Primeramente con la creación del séquito celestial (“Y vió Dios que la luz era buena…” Génesis 1.4 – RVR1909), posteriormente a la rebeldía del ángel caído, con el resto de la creación en general de cada día. La creación de luz representa al principio al Hijo, seguido de la creación del séquito.

Lo que pasa es que la trama del problema consiste en lo siguiente: Dios Padre ha determinado compartir su autoridad y dignidad solo con su Hijo, de ninguna manera acepta otra criatura de la creación, aunque se trate de otro ser espiritual santo y celestial. El ángel caído como en un tipo de dios falso, pretende sustituir al Hijo, a quien trata de reemplazar en su posición celestial. Es una forma de aparentar luz y camuflar sus verdaderas intenciones contra el Hijo. En el pasaje de 2 Corintios 11.14 al 15, se declara que el mismo Satanás se disfraza como un ángel de luz y sus ministros se camuflan de ministros de justicia. Así arrastra la tercera parte de los seres espirituales del séquito celestial. Espejo que había de suceder después entre los seres humanos, so pretexto de oratoria y retórica, se sacrifica a ídolos y falsos dioses en Deuteronomio 32.17 al 20, porque se dice que sacrificaron a los demonios y no a Dios. Se olvidaron de Dios como el Creador y de la Roca de creación, ya que lo menospreciaron, tanto sus hijos como sus hijas, se volvieron una generación perversa. La nebulosa de oscuridad y tinieblas, consiste en confundir con discurso que ofusque la razón y sentimiento, para embaucar y engañar al desvirtuar el enfoque y reconocimiento digno del Hijo. Una falta de respeto y reverencia, con atrevimiento, desvergüenza e insolencia del contexto o coyuntura de maldad y pecado.



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1.1) EL SÉQUITO CELESTIAL


Se olvidaron de la Roca que los creó, del Hijo de Dios o Dios Hijo que participó en la creación, porque molestaron con esto a Jehová Hijo, debido al menosprecio que le realizaron, porque esta Roca es Cristo mismo. En la carta a los Corintios encontramos la siguiente afirmación en 1 Corintios 10.2 al 5 “y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto” (RVR60). Ante los dioses falsos e ídolos solamente hay un Dios, el Padre y su Hijo es nuestro Señor en 1 Corintios 8.4 al 6, no hay más que un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. Dios Padre es Eterno, sin principio ni fin y por siempre.


Porque del Padre procede todo, inclusive el Hijo, pero del Padre junto con su Hijo proceden el séquito celestial y toda la creación. 1 Corintios 15.27 al 28 “Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice: Todas las cosas son sujetadas á él, claro está exceptuado aquel que sujetó á él todas las cosas. Mas luego que todas las cosas le fueren sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó á él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos” (RVR1909). El séquito celestial es para obsequio al Hijo, el fin de este séquito es acompañar y seguir al Hijo, rendir respeto y reverencia en forma unánime y aplaudible a su Autoridad como Hijo de Dios. Pero el ser celestial conocido posteriormente como el ángel caído, decide no aprobar con entusiasmo el reconocimiento del lugar o posición del Hijo de Dios. Al contrario, con orgullo y soberbia aspira reemplazar al



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Hijo y tomar el derecho de autoridad superior. ¿Qué es lo que establece Dios Padre en el protocolo de jerarquía con su Hijo? Según Efesios 1.3 al 5 dice: “Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo: Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su voluntad” (RVR1909).


Para un ángel indeciso los lugares celestiales son como volver a casa en el tercer cielo de Dios, pero se logra solo con el conocimiento celestial de Jesucristo. En la dimensión de Dios tuvimos la condición de seres celestiales santos como séquito o seguidores del Hijo, antes de la fundación del primero y segundo cielos, predestinados a ser como el Hijo. Precisamente en esto consiste la predestinación, en el poder de decisión de ser semejantes al Hijo, en consagración, santidad y sin mancha, lo que se llama seres irreprensibles, que no requieren ser amonestados o corregidos por lo que se dice o se hace. Lo que pasa es que la decisión por sí misma no es buena ni mala, sino las consecuencias o resultado. El ángel caído como todo ser celestial creado tiene la capacidad de decisión. Surge una rivalidad entre ángeles provocada por el posible indicio y emergente anti-valor de la envidia. Hay un pesar y tristeza por el bien concesionado u otorgado al Hijo de Dios. ¿Cuál fue la decisión desacertada del ángel caído? El Hijo es merecedor por la estimación y gracia de su Padre. Sin embargo, se establece una rivalidad que luego es constante y profundizada entre los ángeles indecisos, mediante las guerras como seres humanos. Este es el motivo y origen de la rivalidad preexistente manifestada en las guerras humanas.


Es clave comprender y entender con claridad y en profundidad de la introspección, a través de una visualización interior direccionada a los propios actos y estados de ánimo. En 2 Corintios 10.3 al 6 se pronuncia acerca de nuestra militancia, porque las armas que son de nuestra milicia no



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son carnales, sino poderosas en Dios, derribando argumentos de la altivez que es contraria al conocimiento de Dios, para cautivar y llevar todo pensamiento a la obediencia a Cristo. La decisión del ángel caído fue enaltecer su corazón contra el reconocimiento de la alabanza, gloria y honra del Hijo de Dios. Esta acción genera la duda, donde había solamente la inocencia, tampoco hay bien ni mal, la duda por consiguiente trae consigo el desconocimiento desacertado de conveniencia o inconveniencia acerca de la consecuencia o resultado al enaltecer el corazón a la autoridad del Hijo. Isaías 14.13 al 15 “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo” (RVR60).

Solamente el Hijo es semejante al Altísimo, en eminencia y potestad, preeminencia y primacía, superior jerárquico y supremacía, especialmente por ser el unigénito Hijo de Dios. Apocalipsis 5.11 al 13, manifiesta de forma contundente, la presencia de muchos ángeles alrededor del trono, en número de millones de millones, que declaran al Cordero como digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Toda la creación reconoce al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. A ningún otro ser, Dios Padre ha reconocido como el Hijo de Dios que es un Dios Hijo. Según Hebreos 1.5 al 8 dice:


“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios. Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego. Mas del Hijo dice: Tu trono,


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oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino” (RVR60).

Y otra vez, Dios ordena a todos los ángeles que adoren a su Hijo, la primera vez fue cuando el séquito celestial fue creado, esta vez fue cuando el Primogénito Hijo de Dios preexistente, encarna en su venida a la Tierra como un ser humano. Una vez que el ángel caído enaltece su corazón contra la acción de honrar y reconocer al Hijo de Dios, se acompaña de la duda de la conveniencia o inconveniencia de alabarse y elogiarse así mismo, de engrandecerse y exaltarse, hasta que surge la envidia y rivalidad, luego el orgullo y la soberbia. Según el libro de Ezequiel 28.15 al 17 menciona la perfección en sus caminos desde que fue creado, pero que debido a sus contrataciones de incitación a la rebeldía, da cabida a la iniquidad. Esto, por consiguiente, al pecado, como consecuencia es echado del monte que es de Dios. ¿Cuál es el momento del ángel caído donde se halló maldad y comete pecado? Hay dos etapas, primeramente la de rebeldía, se resiste a la adoración al Hijo de Dios, se alza y rebela contra su autoridad, arrastra la tercera parte de ángeles en su rebeldía. Esta etapa le permite darse cuenta y conocer con certeza las consecuencias y resultado del proceso de rebeldía.


Hasta aquí todavía no ha sido juzgado y sentenciado, sino que recibe una segunda oportunidad para rectificar y resarcir el daño, con plena conciencia de sus acciones y actos. Esta nueva etapa se presenta en el jardín del Edén. De acuerdo con el libro de Ezequiel 28.13 al 14 es en Edén, en el huerto de Dios, en la misma creación de Dios y en el santo monte de Dios, allí estuvo y se paseaba. En Edén se presenta su oportunidad de guiar y orientar al género humano de Adán y Eva, específicamente por el Camino de la fidelidad y lealtad al Hijo de Dios. Eran los primeros ángeles indecisos que venían a este mundo, en la forma de seres humanos a tomar una decisión definitiva. En esta etapa el ángel caído muestra toda su maldad y pecado, da cabida al orgullo y la



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soberbia, ya no es solamente la envidia y rivalidad, sino que confirma y reincide; vuelve a incurrir en el error y la falta, pero con la alevosía de un delito consciente y consistente en maldad y pecado, sin ningún tipo de pesar ni remordimiento. El Hijo observa la caída del ángel. Lucas 10.18 dice: “Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (RVR60).

El ángel caído era un portador de la luz del Hijo de Dios, porque el Hijo es la Luz. Isaías 14.11 al 12 “Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones” (RVR60). Entonces el ángel caído utiliza todo su ardid, astucia y engaño, su disimulo y habilidad, con un mensaje subliminal e intención perversa, prevalece la maldad y el pecado, manifestado en traición. Génesis 3.1 al 5 dice:


“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (RVR60).

El ángel caído tergiversa el mensaje, de forma camuflada y oculta para provocar una interpretación errónea, por debajo del umbral de la conciencia, que Adán y Eva no perciben con la concienciación, pero los influye en la acción y conducta contraria a la voluntad de Dios. A manera de lo que hoy llamamos “mensaje subliminal”. Nuevamente se confirma su intención de ser como Dios al decir “seréis como Dios”. No



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solamente arrastra a los ángeles caídos, ahora pretende arrastrar también a los ángeles indecisos. En lugar de hacer que Adán y Eva sean conscientes, los confunde y pervierte. Esta misma estratagema de astucia, engaño y fingimiento, fue germinada e injertada como confusión mental en el ser humano, a través de la simiente de maldad y del pecado, contraria a la moral establecida como norma de Dios y transmitida mediante el sistema de ejemplo y modelo de aprendizaje. Esto es lo que se conoce como las conductas aprendidas e imitadas. En Judas 1.4 se trata el caso de la práctica de la impiedad convertida en libertinaje, donde se niega la soberanía de Dios. Hay una diferencia entre ser santo como Dios es Santo y otra es pretender ser como Dios, en la autoridad y potestad de hacer uno lo que quiera, con la negación de la obediencia y sujeción a Dios. Según 1 Pedro 1.14 al 17 hay que ser santo en toda la manera de vivir, especialmente con una conducta en temor todo el tiempo. La vida como una peregrinación de consagración y santidad.

Los ángeles que son fieles y leales se mantienen sujetos a Jesucristo hasta el día de hoy, en 1 Pedro 3.21 al 22 se dice que por la resurrección de Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades. Los ángeles caídos tuvieron su oportunidad de rescate y restauración en el huerto del Edén, que no aprovecharon, sino que obstinadamente endurecieron su posición, con el consecuente encierro en prisión de los seres espirituales caídos. Judas 1.6 “Y á los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día” (RVR1909). Aquí el llamado príncipe de las tinieblas, junto con sus seguidores, recibe juicio y condena, hasta el día final, cuando sean echados en el castigo del lago de fuego y azufre, para su destrucción total como sentencia eterna, porque los ángeles caídos no fueron socorridos (Hebreos 2.16). La intriga inicial con la astucia de seducción inmoral, con la argucia de la sutileza de engaño y mentira, para persuadir al mal en Adán y Eva, recibe justa retribución.



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¿Cómo se convierte en libertinaje la gracia y se niega a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo? Seis mil años después de Adán y Eva, la situación es la misma en la sociedad actual. Los distractores del mundo generan una ocupación que no toma en cuenta y reta a Dios. El Padre quiere una adoración exclusiva por medio de la adoración a su Hijo. En Romanos 12.1 al 2 se insta a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios como culto racional. Pero se insiste en renovar el entendimiento, para comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Porque se trata de un culto racional, dotado de razón. Salmos 139.17 al 18 “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo” (RVR60). Esta racionalidad es como vivir corporalmente y fisiológicamente en el primer cielo, pero con los pensamientos puestos en la Dimensión de Dios del tercer cielo. Es como vivir en una realidad virtual del primero y segundo cielo, pero despertar en la verdadera realidad del tercer cielo, para salvación y vida eterna, como respuesta del comportamiento y conducta.


¿Qué significa este dilema a la vez enigma? La convicción es la certeza o seguridad, es un convencimiento y persuasión con razones. Así es la fe en Hebreos 11.1 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (RVR60). La fe no es ciega, así como la ciencia no es ciega, la fe también es comprobable con la razón. La fe, razón y ciencia van de la mano. Por ejemplo, el Calentamiento Global está anunciado en la Biblia, así la ciencia lo confirma. El profeta Daniel nos confirma como de Dios es el poder y la sabiduría, provee tanto la sabiduría a los sabios como la ciencia a los entendidos, su revelación es en profundidad y descubre aun lo que se encuentra escondido o secreto, conoce lo que está en tinieblas, pero con él mora la luz. Daniel 2.20 al 22 “Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la sabiduría y la fortaleza: Y él es el que muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes: da la sabiduría á los sabios, y la ciencia á los



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entendidos: El revela lo profundo y lo escondido: conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él” (RVR1909).

Aunque los seres espirituales caídos son puestos en las prisiones del castigo eterno, hasta el día establecido del juicio final, surgen entre los seres humanos los hijos del diablo y los hijos de Dios, diferenciados por los que no tienen y los que sí tienen vida espiritual en Cristo. Toda esta Cronología Bíblica son como las piezas del rompecabezas que se van, poco a poco, armando, cada una es necesaria para identificar por completo el hilo conductor de los tiempos, además de la trama del sentido bíblico. La vida espiritual es una vida sin maldad ni pecado. 1 Juan 3.9 al 10 “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” (RVR60). Esta diferencia entre hijos de Dios y los hijos del diablo es la siguiente: algunos transmiten con la educación, ejemplo y modelo de vida, la enseñanza de Cristo, que es la simiente de Dios, otros con su forma de ser y vivir, transmiten la desobediencia y rebeldía del ángel caído.


Esta diferencia se anuncia proféticamente desde el inicio en el tiempo de Adán y Eva. De acuerdo con 1 Juan 3.11 al 13, Caín era del maligno porque mató a su hermano, sus acciones eran malas, contrarias a las de Abel que practicaba obras justas. La profecía bíblica al respecto se encuentra en Génesis 3.15, cuando Dios establece una enemistad entre la serpiente; por supuesto, lo que representa la serpiente y la mujer, por causa de sus simientes. Así dice que la simiente de la mujer herirá en la cabeza a la serpiente, aunque esta última le herirá en el calcañar a la simiente de la mujer (RVR60). La simiente que transmiten los hijos de Dios es Cristo. Gálatas 3.16 “A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y á tu simiente, la cual es Cristo” (RVR1909). Cristo posibilita la consagración y santidad.



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¿Cómo es que intercede o media la religión durante esta cronología bíblica? Hemos considerado a las ciencias bíblicas en igualdad de condiciones que las ciencias teológicas, pero algunos alegan y defienden, la trascendencia de las ciencias religiosas a un mismo nivel. La ciencia al final del camino sigue siendo ciencia, es decir, la ciencia a pesar del tránsito de su inicio y su fin, de ninguna manera pierde su esencia, lo que constituye su característica e importancia inalterable. Así es, Biblia, religión y teología, tienen validez y vigencia en el sustento del conocimiento exacto y razonado, sobre la base del dominio de los conocimientos que son comprobados y demostrables, con nuestras acciones del comportamiento y conducta. Tiene erudición por ser un estudio e investigación de conocimiento en profundidad, es un saber porque es un estudio profundo de las Sagradas Escrituras de la Palabra de Dios. Las afirmaciones bíblicas tienen su clara explicación, pero hay que analizar, estudiar e investigar en profundidad.


Por ejemplo, en Juan 16.7 al 11, Jesucristo en su época, en su paso por el mundo, dice que enviará al Espíritu Santo para convencer de pecado, de Justicia y de juicio, porque aclara que de pecado, debido a que no creen en él, de justicia, por cuanto va al Padre, y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. El ángel caído con los suyos de la rebelión se encuentra en prisiones hasta el día del fin. Jesucristo dice la verdad, la misma es congruente con lo que hace. Primeramente la verdad existe y es real, la verdad no se puede negar racionalmente. Faltar a la verdad es sembrar la duda. Jesucristo menciona la unción del Espíritu Santo entre sus seguidores, porque la existencia de la función y operación del Espíritu Santo, es real y verdadera, pero cómo explicamos científicamente el Espíritu Santo. Se demuestra mediante su efectividad de convencimiento, en relación con el descubrir y el visualizar el pecado, la justicia y el juicio. Jesucristo es histórico, sin embargo, hay quienes no creen en él y niegan su historicidad. La resurrección y elevación al tercer cielo fue presenciada por testigos oculares, que con sus declaraciones



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y testimonios hicieron justicia, según derecho y razón. Sus manifestaciones orales y escritas son auténticas y fidedignas.

Por último, dar un lugar que no le corresponde al ángel caído es caer en su simulación de engaño y mentira, es darle una ostentación de poder que no tiene de ninguna manera. Inclusive muchos predican y promueven más al ángel caído, al rendir con disimulo pleitesía. El ángel caído y sus secuaces se encuentran en prisión, condenado con castigo eterno por su maldad y pecado. ¿Cómo se puede explicar científicamente la existencia del mal? El ser humano es el portador y se refleja en sus acciones, actos y hechos. La humanidad tiene que reconocer su maldad y pecado, asumir con compromiso su responsabilidad del mal y dejar de culpar al ángel caído por sus propias actuaciones, su comportamiento y conducta, tanto a nivel individual como una persona y colectivamente en sociedad, corresponde solamente al humano su obligación de rendir cuentas ante el juicio de Dios. Esto es comprobable o demostrable con la evidente ciencia del bien y del mal.


En el conocimiento antiguo se creía la analogía de los seres venidos a la tierra, que regresan posteriormente a Dios, comparados con chispas desprendidas de la luz de Dios que nuevamente se fusionan. Esto ocurre en el fraccionamiento cristiano, donde todos los creyentes y seguidores de Cristo están desunidos, por centros o instituciones educativas y formativas, comunidades de fe, congregaciones, cooperativas caritativas y solidarias, denominaciones, hospitales, iglesias, orfanatos, organizaciones, religiones, sociedades, unidades de educación superior, universidades y las llamadas sectas de forma peyorativa, entre otros. En el “debería” es el amor de y en Jesucristo lo que une este fraccionamiento, pero este tipo de amor es el demostrado por Jesucristo, en la compasión, consagración, fe, fidelidad, justicia, misericordia, obediencia, paz, pureza y santidad. En términos de amor como en otros principios y valores, Jesucristo es el Ejemplo y Modelo, de mayor Excelsitud y Soberano, en la autoridad suprema y el dominio de los principios, valores y virtudes de origen divino.



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1.2) LIBERTINAJE Y REBELDÍA


Así como Dios es Amor, Jesucristo representa el Amor del Padre, el Hijo es la autoridad, mando y poder, en este sentido. Según el Apocalipsis 1.5 al 6, Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra, su gloria e imperio sea por los siglos de los siglos. Al Hijo sea gloria ahora y siempre (2 Pedro 3.18). El verdadero amor de Dios Padre y su Hijo, no es consentir y encubrir la práctica del pecado, solo por amabilidad y cortesía de no herir con esta corrección, los sentimientos y la susceptibilidad de quienes cometen la maldad y el pecado. Dios Padre y su Hijo nos aman con amor a la salvación y vida eterna, de ninguna manera es amor superficial, apegado a lo carnal, perecedero, temporal y terrenal. Jesucristo para nada es religión en las prácticas de costumbres, ritos y tradiciones emanadas del mundo, ineficientes contra la maldad y el pecado. Se requiere ser apto, o sea, con la aptitud consistente para ser un fiel servidor e hijo de Dios, con las promesas de salvación y vida eterna, en clara demostración de consagración y santidad.


Hay mejores formas de agradar y servir a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo en el mundo, que perder el tiempo de vida en las distracciones terrenales, fomentadas y promovidas por la incredulidad y el paganismo contemporáneo, extendidas en el planeta mediáticamente. Los ángeles indecisos venidos a este mundo, permanecen en confusión, duda e indecisión, se sienten atrapados en cuerpos humanos. Otros se desvían en cuestiones de sexualidad, tergiversan el verdadero propósito y sentido de la vida, mientras tanto, en el camino de Dios están los que invocan de verdad con el temor de Dios: “Justo es Jehová en todos sus caminos, Y misericordioso en todas sus obras. Cercano está Jehová á todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le



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temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. Jehová guarda á todos los que le aman; Empero destruirá á todos los impíos” (Salmos 145.17 al 20 - RVR1909). Así el ser humano fue echado del huerto o jardín del Edén, para buscar y seguir el Camino de Dios, hacia la salvación y vida eterna. Desde un principio tuvieron que lidiar con las distracciones de la vida, para lograr sobrevivir o subsistir en las cuestiones necesarias de la cotidianidad. Inclusive su vida errante o nómada era una representación o simbolizaba una peregrinación, lo que se consideraba como una vida de paso para la vida eterna.

Los primeros emigrantes o migrantes fueron Adán y Eva, luego Caín con una de sus hermanas por ser los primeros humanos en el planeta. De esto ya hace alrededor de seis mil años de existencia. Los seres humanos se vieron forzados a vivir con la creatividad, inteligencia, ingenio, innovación e invención. Se inventan las herramientas e instrumentos de trabajo, los instrumentos de música, las normas o reglas de convivencia, métodos o sistemas de intercambio comercial, los bienes y servicios, las ocupaciones, oficios, labores y sus formas de pago, entre otros. Surge a raíz de la adoración a Dios, la iniciativa de religión, que con el tiempo hasta el día de hoy, ha sido la actividad religiosa, la que más moviliza y mueve a las personas en todo el mundo, más que cualquier actividad artística, comercial, deportiva, militar o política. No obstante, Jesucristo no es una religión, que lo sustituya o desplace al segundo plano en preeminencia; su supremacía está en la práctica y vivencia de ejemplo y modelo de vida.


Ninguna religión salva por sus reglamentos internos, ni da vida eterna por sí misma, que no sea mediante Jesucristo. En 1 Timoteo 2.5 al 6, se menciona a Jesucristo, como el único mediador entre Dios y los hombres. La conciencia del conocimiento interno de bien y mal, que es nuestro deber de hacer o de evitar, además del acto de pensar, querer y sentir, en función del entorno de lo que se actúa o se hace, requiere la madures, prudencia y sensatez, referente a Jesucristo, ante la posibilidad de placer de los gustos y preferencias.



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También surge la degeneración y el desenfreno activo de la intimidad sexual, como una competencia a la religión. Se deja de escuchar el mensaje de Dios, su intolerancia a la maldad y al pecado. Las personas priorizan la inmediatez del placer, con la depravación y promiscuidad sexual. Aunque Dios es el que liberta y salva, las personas asqueadas de la maldad y pecado, continúan esclavas y adictas al hábito de pecar, incurriendo en una vida ajena, alejada y contraria a los comportamientos y conductas exigidas por Dios. Las víctimas, que es justificado por algunos con el pretexto de las guerras, son víctimas con odio y a la vez réplicas de víctimas a victimarios, en adulterio, depravación sexual, fornicación, pederastia o pedofilia, violación y zoofilia, entre otros desvíos de copulación o unión sexual. Se pierde el entusiasmo hacia la devoción al Creador, se cambia la vida en Dios por la anarquía, confusión, desconcierto y desorden. Se rigen en las civilizaciones y culturas sin tomar en cuenta la inteligencia de la mente de Dios. Las sociedades se conforman con su propio desconocimiento, indiferencia e ignorancia, especialmente en la inmadurez espiritual y el rechazo al conocimiento celestial.


Inclusive posteriormente a la primera venida de Cristo, la fragmentación del cristianismo ha provocado más división que unión en Cristo. Ante todo, Dios es el que tiene la Razón, el ser humano puede depositar su confianza plena, con la certeza y seguridad directamente en Dios como su Creador. Esto fue demostrado con las plagas de Egipto, porque tenían el enfoque de sus vidas centrado en los dioses falsos. Éxodo 12.12 “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré á todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en las bestias: y haré juicios en todos los dioses de Egipto. YO JEHOVÁ” (RVR1909). Los llamados de atención por parte del Creador, son necesarios para que la humanidad reaccione y vuelva su mirada hacia lo Alto al Dios verdadero. Isaías 45.5 al 7 confirma que Jehová es el Dios, los dioses no tienen validez frente a él. Además Dios forma la luz y crea las tinieblas, hace la paz y crea la adversidad. Esto significa que la vida es aceptar, reconocer y resignar a Dios, es abandonar



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las tinieblas que ofrece la vida y acercarse a la Luz de Dios. Juan 3.19 al 21 establece que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus actos eran malos. El que viene a la luz se manifiesta que sus obras son hechas en Dios. El mundo físico entregado a lo terrenal, su atención y enfoque vive distorsionado en una dispersión de distracción y ruido, sin la percepción espiritual.

De manera que la práctica de la verdad en la vida, es una lucha entre el bien y el mal, el portador es el mismo ser humano, esto es entre la luz y las tinieblas. Sin embargo, la arrogancia e ignorancia de la sociedad se muestra sin límites ante Dios, se vive sin admitir las órdenes de Dios, no hay un amor que sea decente de adoración y servicio al Creador. La indecisión e inseguridad de las personas sin reflexión, las lleva a cometer los actos injustos y denominados de bajos instintos, sin valorar la verdad. Jesucristo dijo en Juan 8.32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (RVR60). Jesucristo es el Ejemplo y Modelo de Identidad, la vida en Cristo de ninguna manera corresponde a un mundo ideal o a una utopía irrealizable, sino que la vida en Cristo es factible, real y verdadera, mediante la experiencia, práctica y vivencia espiritual, con el propósito y sentido trascendente a celestial.


La espiritualidad es la vivencia de Jesucristo en nuestras vidas, a través de las acciones y hechos, con toda la fuerza de pasión del corazón y la mente puestos en Jesús. La intuición y el razonamiento se pueden conjugar y complementar, para decidir y seguir fiel a Cristo en su Camino, con lo que se ha llamado la comunicación, coordinación e interacción de las neuronas de la fe o de la religión. Hay una correspondencia integradora de la mente, corazón y la creencia en Dios. Este sistema de interconexión e interactivo entre corazón y mente es mencionado por Jesucristo. Lucas 6.45 “El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca” (RVR1909). El ser humano desafía y reta a Dios, pero el amor más grande es el demostrado por



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Dios con el envío de su propio Hijo. Aunque algunos persisten en descartar o desechar a Dios, jamás seremos dueños de la vida, la misma es nuestra falsa realidad perecedera, porque servir a Dios es lo que sí tiene un valor eterno y permanente.

El ser humano se lastima así mismo con la envidia y rivalidad, prefiere morir que ceder ante el bien, en esta vida fugaz, sin la esperanza o expectativa de una vida eterna. Se desprecia servir fielmente a Dios, para merecer las promesas y recompensa de una inmortalidad con cuerpo transformado. Están los que pretenden o procuran lograr esto al reflexionar acerca del momento de muerte, especialmente los que llegan a una condición cercana a la muerte, pero que no les alcanza, porque es durante el transcurso de la vida que hay que dar frutos dignos de arrepentimiento, salvación y de vida eterna. La vida material, perecedera, superficial, temporal y terrenal, en el primer cielo es muy superflua y pasajera, es como un trampolín de realidad virtual, para trascender a la verdadera realidad perdurable del tercer cielo, para vida eterna. Más allá del segundo cielo del espacio sideral y del cosmos, en la dimensión de Dios infinita y para siempre, donde no puede ingresar instinto humano carnal de maldad y pecado. Porque es absolutamente exclusivo para quienes nacen de nuevo, caso contrario y figurativo es como un suicidio colectivo o social, cuando la humanidad por su propia naturaleza burla la justicia de Dios, aman y prefieren más la oscuridad y las tinieblas, que la consagración y santidad de la Luz de Dios.


Predomina el engaño del hacer creer lo que no es verdad. La Biblia dice en 2 Timoteo 3.13: “Mas los malos hombres y los engañadores, irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (RVR1909). Dios pide inhibir el mal y el pecado, o sea, la abstinencia de la práctica del mal y del pecado, para que las personas no muestren interés alguno en pecar, pero la tendencia del ser humano es hacer lo contrario de lo que Dios prohíbe, se desinhibe en sus adicciones y sensaciones, con ardid para no privarse del placer carnal, aunque sea una situación autodestructiva, de estupefacientes para provocar



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estimulantes alucinógenos y dependencia narcótica adictiva. Aunque esto signifique destruir sus propias neuronas. Es la decadencia de la sociedad, debido a la alienación y perdición humana, por una vida sin Dios y en profanación sistémica y social. La actividad de la religión es lo que más moviliza a las personas en el mundo, pero el desenfreno sexual, el uso y abuso del consumo de sustancias psicoactivas al enajenar, generan gran actividad como las drogas ilegales y legales.

La dimensión de Dios es en Espíritu de Energía, Fuerza y Poder como la mente de Dios. Según Hechos 17.26 al 28:


“Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de los habitación de ellos; Para que buscasen á Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros: Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también” (RVR1909).

Dios ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de habitación del ser humano. Antes solamente es y está Dios, luego para ser el Padre, crea su Hijo unigénito. El Hijo es la creación de la existencia y jerarquía de su propia sustancia Divina, es segundo en autoridad después del Padre, y primero en el orden ante el séquito celestial. El Hijo es el ser en su esencia Divina homogénea en eternidad, santidad y verdad, como ser corpóreo celestial y espiritual sin depender de espacio, materia y tiempo. El tercer cielo, el Hijo y el séquito tienen otra clase de materia que es celestial, diferente del cosmos, espacio sideral o universo. En Dios Padre vivimos, nos movemos y somos, es como estar inmerso en la mente energética de Dios, que es omnipresente y omnisciente. El linaje humano desciende de Adán y Eva, el linaje celestial y



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espiritual de los ángeles proviene del Hijo, como piedra viva escogida y preciosa de Dios, según el pasaje 1 Pedro 2.4 al 5.


El Hijo es el primero, principal y principio de la Esencia y Verdad, proveniente de Dios Padre, para que el Hijo así como el Padre, reciba la alabanza, gloria, honor y honra, como está escrito en Romanos 11.36:“Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria por siglos. Amén” (RVR1909). Así el Hijo hereda o recibe el conocimiento del Padre. Juan 5.18 al 19 “Entonces, por tanto, más procuraban los Judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también á su Padre llamaba Dios, haciéndose igual á Dios. Respondió entonces Jesús, y díjoles: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre: porque todo lo que él hace, esto también hace el Hijo juntamente” (RVR1909). El Hijo transmite el mensaje y voluntad del Padre, es verdadero que la enseñanza del Hijo es la palabra de Dios. Juan 12.49 al 50 “Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dió mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo” (RVR1909). El Hijo tiene la misma y única decisión con el Padre en Esencia y Verdad, tienen un solo propósito en la finalidad, intención y objeto. Juan 14.10 al 11 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras” (RVR60).


Volviendo al principio, después del Hijo, ambos Padre e Hijo crean el espacio, materia y tiempo, inclusive todo el contenido energético en el cosmos, espacio sideral, galaxias, vía láctea y en general de todo el universo, que es objeto de estudio científico. Toda esta formación material aparenta una edad mayor que los seis mil años que tiene de existencia. Así mismo el contenido del globo terráqueo, que no procede de cálculos especulativos o probables sino de hechos verdaderos,



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aseverados y confirmados por Dios mismo por medio de su Palabra, basta hacer un cálculo exacto entre la generación de Adán, Eva y Abraham, luego entre Abraham y la primera venida de Jesucristo, por último entre Jesucristo y nuestra época, suman dos mil años cada período, para un total de seis mil años. Los cálculos de la paleontología a partir de restos fósiles, tienen las edades verdaderas que se aparenta. El ejemplo de Adán y Eva que no fueron neonatos sino que aparentaban mayor edad en su creación. Esto corresponde al plan “B”, que los ángeles indecisos tuvieran su oportunidad de venir a este mundo a tomar una decisión definitiva. El plan original después de la creación del Hijo fue la creación de sus seguidores o séquito celestial. Nehemías 9.6 al 7 menciona no solamente los cielos, sino los cielos de los cielos, con todo su ejército y los ejércitos de los cielos que le adoran, donde se entremezcla el primero, segundo y tercer cielo.

El jefe de los ejércitos de los cielos es el Hijo y se hace alusión a sus seguidores del séquito celestial. Salmos 148.1 al 5 “Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados” (RVR60). El período entre la creación del séquito celestial y la segunda oportunidad del ángel caído, de arrepentimiento, conversión y resarcimiento, para la reparación del daño provocado, en su conversación y orientación con los primeros seres humanos Adán y Eva. Este es el “Período Esencial de la Misericordia”. Resarcir es reparar el agravio, daño o perjuicio, ya sea con un beneficio, bien o compensación. Se percibe una sensación profunda desde las entrañas, entre los seres espirituales creados y el amor correspondiente y recíproco de corazón, representado en Dios Padre y su Hijo. Esta oportunidad es benevolente en relación con el castigo merecido, sin embargo, es la confirmación y reiteración de la caída del ángel rebelde.



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Adán y Eva, los primeros ángeles indecisos en forma humana, pierden la cubierta protección de luz, representado en Génesis 3.7 al 8, con la desnudez de ambos, al extremo de hacer delantales con hojas de higuera. Además de la acción de esconderse de la presencia de Dios entre los árboles del huerto. La formación del ser humano incluye su origen del temperamento, demostrado en Adán y Eva al comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. También surge en el ser humano el gen del envejecimiento al comer dicho fruto.


A pesar de la entrañable misericordia procedente de Dios demostrada antes del primer pacto, durante el primer pacto y en el nuevo pacto, el período entre el ángel caído en el Huerto del Edén en tiempo de Adán y Eva, hasta la Segunda Venida de Jesucristo, es el “Período Esencial del Sacrificio”. Lucas 1.78 al 79 “Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó de lo alto el Oriente, Para dar luz á los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz” (RVR1909). Esto para dar luz a quienes estaban inmersos en las tinieblas y en sombra de muerte, entonces muestra El Camino de Jesucristo, con el sacrificio de redención de pecados, salvación y vida eterna. Pero en el ser humano se presenta una actitud y conducta cortoplacista frente a la vida. Su apego al mundo en el caso de lo material, temporal y terrenal lo esclaviza a la inmediatez del placer y sus efectos a corto plazo, a la vez distraídos, ocupados y sujetos. ¿Qué es la esencia y qué es lo esencial? La esencia de Dios Padre está en su Hijo, el amor del Padre se muestra y visualiza en Jesucristo, lo esencial, fundamental y principal es la misericordia y el sacrificio de Cristo. Lucas 20.13 al 15 “Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado: quizás cuando á éste vieren, tendrán respeto. Mas los labradores, viéndole, pensaron entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle para que la heredad sea nuestra. Y echáronle fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué pues, les hará el señor de la viña?” (RVR1909). La alegría, felicidad y gozo se tiene en Jesucristo, porque se recibe la paz del propósito y sentido de la vida para salvación.



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Lo esencial de la misericordia se termina con el juicio, condenación y castigo. La analogía de la parábola con sentido figurado, describe lo siguiente en Mateo 21.41 al 42 “Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?” (RVR60). La transgresión de Adán y Eva fuerza u obliga al sacrificio. 1 Pedro 1.22 al 23 “Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos á otros entrañablemente de corazón puro: Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” (RVR1909). En lugar del amor entrañable y sin fingimiento, los ángeles indecisos en cuerpos humanos, se aferran a las guerras con la insistente rivalidad preexistente, con tenacidad y violencia.


Esta es la explicación de la existencia de las guerras, la rivalidad preexistente entre los ángeles indecisos. En esta condición a falta de reconocer y recordar la patria celestial, se matan unos a otros, enceguecidos por una patria terrenal y limitados en un conocimiento natural, en resistencia contra lo que es espiritual. Hasta ahora el orden es primeramente la creación del Hijo, luego sus seguidores o séquito celestial, seguido de los seres humanos que son los ángeles indecisos, que vienen a tomar una decisión definitiva. Por último, la Segunda Venida de Jesucristo para salvar a quien se ha decidido en seguir su Camino, aquellos que se preparan con voluntad y esperan su venida. Así perpetuar la vida eterna. Mateo 24.35 al 37 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (RVR60).


El día y la hora nadie sabe, excepto el Padre que en su sola potestad conoce los tiempos o las sazones de los tiempos.



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Esto según Hechos 1.6 al 8. La creación del séquito celestial corresponde a una cantidad definida, no hay más ni menos seres espirituales que sean celestiales, desde entonces, una tercera parte fue arrastrada por el ángel caído, entre las otras dos terceras partes, una cantidad se mantuvo fiel y leal al Hijo, como jefe y principal del séquito celestial, el resto son los ángeles indecisos que vienen a este mundo corporalmente como seres humanos. Al ser una lista determinada y limitada, millones de millones de ángeles, en el transcurso de seis mil años hasta ahora, cuando se termine la lista de ángeles indecisos, de manera que el último tome su decisión de ser un justo seguidor fiel y leal a Jesucristo, será el fin de los tiempos con la Segunda Venida del Hijo Salvador y Señor.

Las parábolas de la oveja perdida y del hijo perdido con el padre incondicional, son como los ángeles indecisos que vuelven a su casa celestial. Romanos 11.25 “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles” (RVR1909). Hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles, o sea, la plenitud es cuando se complete la lista definida, que va avanzando conforme se añade cada día a Jesucristo los que han de ser salvos. Hechos 2.46 al 47 “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, Alabando á Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día á la iglesia los que habían de ser salvos” (RVR1909). La lista se cumple con el último indeciso que se vuelva justo y se manifiesta cuando venga lo perfecto, con la resurrección de los muertos y el cuerpo transformado.


Así es el tiempo del fin descrito por el profeta Daniel 12.1 al 2 “Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en



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el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (RVR1909). El arcángel Miguel, el gran príncipe, es el jefe y principal del séquito celestial en el primer pacto; se aparece y manifiesta en el nuevo pacto con su preexistencia encarnada en el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. Entonces el día de la Segunda Venida de Jesucristo, conoceremos cada uno como fuimos conocidos delante de Dios Padre y del Hijo. 1 Corintios 13.9 al 12, indica que cuando venga lo perfecto, o sea, la resurrección de los muertos con el cuerpo transformado e incorruptible, entonces lo que es en parte se acabará, pero entonces conoceremos como fuimos conocidos en esta vida (RVR60). El período de gracia, misericordia y sacrificio de Cristo, se termina en el individuo cuando el mismo muere en su vida presente, pero colectivamente el período de gracia, misericordia y sacrificio de Cristo se finaliza en su Segunda Venida, al salvar a los obedientes que le esperan o resucitan.

La señal más evidente previa a la Segunda Venida de Jesucristo es el Calentamiento Global, en el caso de que llegue a un punto donde ya no es reversible. Apocalipsis 16.7 al 9 “Y oí á otro del altar, que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos. Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y le fué dado quemar á los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (RVR1909). Esto se asevera y confirma en 2 Pedro 3.4 al 7:


“Y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de Dios; Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua: Mas los cielos


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que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos” (RVR1909).

El día de la Segunda Venida de Jesucristo, se presenta una resurrección con cuerpo transformado y los que están vivos preparados, también se transforman para encontrarse con el Señor. 1 Corintios 15.51 al 53 “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (RVR60). Esto de un abrir y cerrar de ojos, significa que es en un instante, pero así es la muerte en un cerrar y abrir de ojos, porque en la muerte no hay espacio, materia y tiempo. Abel tiene alrededor de seis mil años de muerto, pero desde el momento en que muere a la Segunda Venida, para Abel es un cerrar y abrir de ojos. Lo mismo en los demás muertos, porque el tiempo no cuenta en la muerte, ya sean miles de años, siglos, décadas, años, meses, días, minutos o segundos.


El tiempo corre o pasa solo entre aquellos que está vivos. Además los demás muertos, que resucitan en condición del mismo cuerpo que tenían al morir, tanto corruptibles como mortales, de ninguna manera para castigo y condenación, se podría recibir el cuerpo transformado. Por esta razón, entre amigos, conocidos y parientes se van a reconocer, si se encuentran en el juicio final. El dolor o sensación de castigo es gradual, según el nivel de maldad y pecado en la persona cuando muere. La Biblia dice en Apocalipsis 20.11 al 15:


“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo; y


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no fué hallado el lugar de ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fué hecho juicio de cada uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de fuego” (RVR1909).

El lago de fuego y azufre es como una hilera de ceniza, dejada a su paso por el fuego en una cerilla o fósforo, desde la cabeza con pólvora hasta la astilla completa de madera. El tiempo de duración depende de la intensidad, con la que el fuego queme con absoluta totalidad la cerilla o fósforo, hasta su destrucción total e inexistencia. En la resurrección de los muertos, cada persona conocerá como fue conocido por Dios Padre y su Hijo, es decir, los libros fueron abiertos, porque cada persona en su propia mente sabrá cómo fue su vida ante el libro de la vida de Dios o la Mente de Dios. Porque muchos pretenden vivir en despilfarro, opulencia, vanidad y vicios, con falta de rectitud ética y moral en las acciones, para supuestamente vivir bien en esta vida, pero no les importa la salvación y vida eterna, se despreocupan de la importancia de la psique de su alma, que es la vida espiritual y proyectada hacia la vida venidera celestial. Marcos 8.36 al 38 “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (RVR60). El propósito y sentido de la vida en Jesucristo está basado en hechos y verdades, es fáctico por su pertenencia y la relación con su estar, hacer y



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ser. Lo contrario es una vida adictiva, aficionada y habituada a la maldad y al pecado, sin conciencia ni el remordimiento.

Los santos ángeles corresponde al séquito celestial que se mantuvo fiel y leal a su Señor. El propósito y sentido de la vida está en función de entender y conocer el “Yo Soy” Jeremías 9.23 al 24 “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová” (RVR1909). Jesucristo mismo dijo lo siguiente en Juan 14.6 “Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí” (RVR1909). Los ángeles que siendo indecisos toman su propia decisión de seguir y ser como Jesucristo son los elegidos o escogidos. 1 Timoteo 5.20 al 21 “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (RVR60). La elección o escogencia es la decisión de ser como Jesucristo, en ejemplo y modelo de vida, según lo fáctico de las acciones, actos y hechos demostrables, verídicos en el Jesús histórico.


Finalmente, ¿Qué pasa con los ángeles caídos que están encarcelados? Jesucristo viene con sus santos ángeles fieles y leales a juzgar a los ángeles que no guardaron su dignidad ni lugar, junto con todos los ángeles indecisos que se quedaron sin tomar una decisión definitiva, sino que permanecieron en su indecisión de no seguir y no ser como su Señor Jesucristo. La indecisión por sí misma los condena al juicio final. Los justos en vida tienen un juicio previo, donde presentan sus atestados o pruebas de justicia, con sus acciones, actos y hechos. Mateo 25.31 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria” (RVR60). Hay una comparación de esta indecisión con los tibios. Así dice en Apocalipsis 3.14 al 17:



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“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (RVR60).

El ser desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo, se refiere en el aspecto espiritual con una terminología con explicación y sentido de lo espiritual. Porque la verdadera riqueza está en el conocimiento y práctica en relación con lo espiritual y celestial, para salvación y vida eterna en Cristo. El ser tibio es la consecuencia o resultado de la indecisión. Los ángeles caídos y los que son insistentemente indecisos, recibirán su condenación, castigo y destrucción total. Mateo 25.41 “Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles” (RVR1909). Esta misma sentencia corresponde a un castigo eterno, la eternidad es restricta, o sea, limitada y precisa a la pena impuesta para siempre, pero su consumación es la destrucción eterna, mientras tanto se sufre un gran dolor y tormento de lloro y crujir de dientes, cuando se consume el juicio final. 2 Pedro 2.4 “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” (RVR60). Este juicio de destrucción total es congruente y consecuente con el castigo de exclusión a la vida eterna. Lucas 13.27 al 28 “Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (RVR60). La aclaración de la búsqueda de respuesta acerca del sentido de la vida, es que cada ser humano logre identificar y reconocer que tiene una



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preexistencia como ángel indeciso. Que la vida como humano es recapacitar, retornar y volver a la casa celestial, mediante su Rey Jesucristo, el único mediador, sin mediar ningún tipo de interferencia terrenal, sea eclesiástica o secular, sea civil o religiosa. Gracias a la magnanimidad de la benevolencia y la clemencia del Padre, por medio de su Hijo Amado y Salvador.

¿Para qué apareció el Señor Jesucristo? Jesús vino para la verdadera inclusión a la salvación y la vida eterna. 1 Juan 3.5 al 8 “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Cualquiera que permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como él también es justo. El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (RVR1909). La pena establecida para el que hace la maldad y pecado, es el castigo de la eterna perdición, que consiste en la exclusión de poder presenciar la gloria de nuestro Salvador y Señor, cuando se manifieste desde el cielo en llama de fuego. 2 Tesalonicenses 1.7 al 9 “y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (RVR60). Se requiere el cuerpo, mente y psique unidos integralmente, con la atención plena, enfoque y el sentido de la vida en Jesucristo, para vivir la plenitud en Cristo, con el amor completo y verdadero en Dios Padre y en Jesucristo. Por esta razón la importancia de conocer y saber claramente la Psicoteología, la caracterología cristiana y la personalidad de los discípulos fieles. Además de las actitudes, competencias o habilidades psicosociales, entre otros temas afines y actuales con la actividad mental y la teología. La Biblia dice: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!…; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna” (Salmos 133.1 al 3 – RVR60).