Analicemos el siguiente pasaje acerca de Jesús: “¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte? Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en el día de reposo circuncidáis al hombre. Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo sané completamente a un hombre?” (Juan 7.19 al 23).
Se enojaron con Jesús, porque había realizado una sanidad en sábado, ellos consideran el rito como inquebrantable antes que el respeto y valor a la persona con la posibilidad de ser una nueva creación. Se presenta una pugna en las prioridades, entre ser defensor incondicional del día de reposo, hacer el bien al enfermo para ser parte de una nueva creación o dar prioridad a la circuncisión. Cuando un niño cumplía los ocho días de nacido y si en este día concordaba con un día sábado, se le circuncidaba para que la ley de Moisés no fuera quebrantada, o sea, para ellos era un rito impostergable para el día noveno u otro día de nacido: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios” (Gálatas 6.15 al 16).
En el contexto actual del nuevo pacto, quienes renacen a una nueva creación, en lo interior, espiritualmente, mediante Cristo como Salvador personal, arrepentidos, convertidos y en santidad, son parte integrante de la iglesia de Dios y en la actualidad son pueblo de Dios e Israel de Dios, en el sentido espiritual. El Señor, Cristo Jesús, nos lavó de nuestros pecados con su sangre y según la primera epístola universal de San Pedro, ahora somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, y hemos alcanzado misericordia
Por lo tanto, ya no hay diferencia entre judío y griego (gentil)
Si a un extranjero se le permitía formar parte del pueblo, para pertenecer al mismo, debía previamente circuncidarse, y comprometerse a guardar los ritos y tradiciones que obligaba la ley
La circuncisión de Cristo, en el cual se recibe circuncisión no hecha manualmente, en el sentido corporal o físico, sino que es un pacto donde Jesucristo va a influir vida en sus seguidores, al echar la muerte por el pecado del cuerpo pecaminoso carnal
Ya desde tiempos de Moisés se anunciaba la circuncisión especial del corazón: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?... Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz” (Deuteronomio 10.12 al 16, 30.6).
Jeremías dice a los de Judá y Jerusalén: “... Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos. Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras” (Jeremías 4.3 al 4; Levítico 26.41; Hechos 7.51 al 53). También dice la Escritura: “Y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13.39). En Cristo Jesús somos justificados, por medio de la fe en su sangre: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado... Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6.6 al 14).
Antes de Cristo, se consideraba a los paganos, como impuros o inmundos. Jesucristo con su primera venida promueve la fraternidad o hermandad, trae un cambio de mentalidad, por causa de la división entre seres humanos, hechos a la semejanza de Dios
A raíz de la venida de Jesucristo surge un conflicto entre el Israel en la carne, por raza y el Israel de Dios, el espiritual. Pedro inició la evangelización o predicación a los gentiles, que no eran de la tribu de Judá, o sea, los habitantes de Jerusalén y Judea, él relata una manifestación de Dios o teofanía: “... Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo” (Hechos 10.28). Los habitantes de Samaria, cuando Jesús le habla y pide agua a una mujer samaritana, ella se extraña porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí
Los más conservadores se aferran por cuestiones discriminatorias o raciales para mantener la circuncisión en la carne, como por obras tradicionalistas y no por la fe, obligando a circuncidarse, para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo
Así también guardaban otras partes de la ley, como el diezmo, pero dejaban lo más importante de ella, a saber, la fe, la justicia y la misericordia
Para confirmar que en el nuevo pacto, los hijos de Dios, se identifican por tener fe y un corazón arrepentido y santificado, citaremos: “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes” (Romanos 9.6 al 8). Es aquí donde interviene Dios para dar un corazón arrepentido según su voluntad, como también endurecer el corazón al rebelde
Es necesario analizar el siguiente pasaje del capítulo quince, de Hechos de los apóstoles, acerca del concilio en Jerusalén:
“15.1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. 15.2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y los ancianos, para tratar esta cuestión... 15.4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos... 15.5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. 15.6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 15.7 Y después de mucha discusión,... 15.22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia,... 15.24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 15.25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros... 15.28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 15.29 Que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. 15.30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación... 16.4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. 16.5 Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día” (Hechos 15.1 al 41 y 16.1 al 5).
En el pasaje anterior surge la polémica de la circuncisión y de la ley ritual. Esta influencia era muy fuerte entre los judíos
Aún el apóstol Pedro junto con otros, se encontró en tal situación, que Pablo lo resiste cara a cara, porque era de condenar, también en su simulación Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de ellos
La controversia era tan grande que Pablo, después de haber hablado en contra, de la circuncisión en la carne y de la ley de los ritos, se le presionó para que se retractara y al sufrir persecución por poco le dan muerte. En el concilio de Jerusalén, encontramos en Hechos capítulo 15, donde Pedro dijo:
“... Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos” (Hechos 15.7 al 11).