2.4 EL EVANGELIO VERSUS EL DOGMA


El evangelio sea antiguo, de Jesucristo y para vida eterna, es un mismo evangelio, en el sentido de buenas nuevas de salvación, o la buena noticia proveniente del Creador. Mientras que hay muchas clases de dogmas, originadas por las criaturas, como respuesta y reacción al evangelio de Dios. Además, el dogma surge por otros motivos y fundamentos de todo sistema científico, doctrinal o religioso. Por ejemplo, Jesús les reprocha a los discípulos acerca de su actitud o reacción de incredulidad: “Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16.14 al 15).


El evangelio se predica en todo el mundo, a todo ser humano de la creación, en diferentes entornos de las civilizaciones, culturas, etnias y sociedades, pero el destinatario final es el ser humano, quien esté donde esté ofrece resistencia al evangelio. La prueba es el pasaje anterior, donde los mismos discípulos instruidos por Jesús, eran incrédulos y duros de corazón, respecto a la resurrección del Señor. Los mismos principales sacerdotes y fariseos testificaron lo siguiente: “… se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día… Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia” (Mateo 27.62 al 66).


Estos principales sacerdotes y fariseos, profesaban conocer y enseñar de Dios, pero trataron a Jesús como engañador. Dieron mucho dinero a la guardia, para rumorar el hurto del cuerpo por parte de los discípulos, dicho divulgado entre los judíos (Mateo 28.11 al 15). Estos mismos, recurrieron al falso testimonio para acusar y culpar injustamente a Jesús: “Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte” (Mateo 26.59). En el caso de los saduceos no creían que existiera resurrección (Mateo 22.23; Marcos 12.18), a pesar de acceder a la misma fuente de información que los fariseos y otros grupos religiosos.


Existe el dogma proveniente de la doctrina y tradición. El dogma por sí mismo es ineludible e inevitable, porque es parte de la interpretación y opinión generada por cada punto de vista o lentes con que mire cada persona. Entre la tradición están las doctrinas y costumbres que se conservan con el pasar del tiempo, algunas de ellas fueron censuradas drásticamente por Jesús, porque invalidaban el mandamiento de Dios (Marcos 7.6 al 9).


También existe el dogma de la sociedad y el dogma filosófico. Hay costumbres arraigadas a la sociedad, con la posibilidad de invalidar la palabra de Dios en algún aspecto. Es importante a la hora de analizar y respetar los mandamientos de Dios, no poner la mirada en criterios particulares, basados en deducciones y supuestos, en lugar del fundamento de Dios, la palabra dice: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2.8), y “En conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres...” (Colosenses 2.22).


Jesús dijo: “... ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición ?... Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición... Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres...” (Mateo 15.3 al 9), “Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres... Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición... invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas” (Marcos 7.8 al 13).


Hay aspectos legalizados a nivel de la sociedad en conflicto eclesiástico, espiritual o evangelístico. Por ejemplo, el abuso en la adicción a las bebidas alcohólicas o al fumado de tabaco, socialmente legal, pero a la vez dañino y perjudicial para la salud, o sea, censurado espiritualmente. Inclusive el exceso de alimentos como la ingesta abusiva de carnes rojas y procesadas: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna” (1 Corintios 6.12).


Otro ejemplo, el dogma social no resalta la importancia, práctica y significado de la cena del Señor, instituida por Jesucristo como uno de los fundamentos más sagrados del evangelio, sino a través de la iglesia, se da el lugar y obediencia merecida: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Corintios 11.26) y “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él? Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro” (1 Corintios 10.21 al 24).