2.2 EL REINO ESPIRITUAL


Al principio la tierra había sido maldita por motivo de la desobediencia del ser humano (Génesis 3.17), porque como consecuencia del pecado entró la muerte a él y a la naturaleza, entonces por causa del pecado, la muerte y condenación pasó a todos los hombres (1 Corintios 15.21 al 22), pero por la obediencia de Jesucristo somos constituidos justos y mediante él, reine la gracia por justicia y ya no el pecado para muerte (Romanos 5.12 al 21).


El ejecutar los estatutos y poner por obra las ordenanzas de Dios les hacía habitar sobre la tierra con seguridad (Levítico 25.18 al 19). Para no endurecer los corazones ni cerrar sus manos al hermano pobre, sino abrir la mano liberalmente, sin mezquindad de corazón, porque de esta forma se recibe bendición en todo emprendimiento, debido al mandamiento de Dios de ayudar al pobre y al menesteroso (Deuteronomio 15.7 al 11). En la época de los reyes en Israel, David administra justicia y equidad a todo su pueblo (2 Samuel 8.15). Luego a su hijo Salomón, Dios le insta a andar en integridad de corazón y en equidad, sin adorar y servir a dioses ajenos (1 Reyes 9.4 al 9; Proverbios 1.1 al 3, 2.9 al 10).