3.4 PABLO EL DEFENSOR DE LA COMUNIDAD DE FE


Pablo es rechazado por los judíos al iniciar una nueva etapa de su vida, en defensa de las comunidades de fe, sus detractores cierran las puertas al Señor y endurecen sus corazones. El Señor tiene cuidado de Pablo, lo anima con amor para fortalecer su confianza (Hechos 23.11). Por causa de su amor y esfuerzo, por testificar del Señor en Jerusalén, así es enviado con el mismo aliento y fuerzas a Roma. Se cumple el propósito de Dios en la vida de Pablo, a pesar de la gran adversidad, lo protege para la predicación de su palabra en Roma, inclusive delante de gobernantes.


Pablo defiende la fe ante el pueblo de Israel y gentiles, e incluso, reyes como Félix, Festo, Berenice y Agripa, entre otros líderes de la administración del momento, quienes son altos jerarcas del gobierno de la época. El rey Agripa por poco se persuade a ser cristiano. El apóstol Pablo demuestra su inocencia, injustamente es acusado y con su defensa en beneficio de la comunidad de fe, se rectifica de la persecución realizada antes de su conversión a Cristo, al reivindicarse no es merecedor de prisión menos de muerte (Hechos 26.24 al 32), máxime porque su servicio es para Dios.