5.3.2 EL GRUPO MINISTERIAL DE EVANGELISTAS


En relación con el mensaje de llamamiento, arrepentimiento, conversión y santificación, en cierta ocasión el apóstol Pablo expresa lo siguiente: “... ¡Ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9.16). En esta exclamación se manifiesta gravedad, cuando no se cumple a cabalidad con esta misión. Jesucristo comisiona el hacer discípulos: enseñar y bautizar (Mateo 28.19 al 20). Toda la comunidad de fe o iglesia, comparte con otras personas, el evangelio del Camino de Salvación.


Una iglesia sin evangelización organizada, no logra el propósito de vitalizar, mostrar actividad y movimiento, consecuente al crecimiento de la comunidad de fe. Las llaves del reino fueron entregadas al apóstol Pedro, él fue el primero en predicar y acercar a Dios a los de la circuncisión y a los de la incircuncisión (Hechos 2.22 al 42, 4.4, 10.1 al 48). Estas llaves del reino son utilizadas durante el evangelismo con el mensaje de salvación y del reino de los cielos. Las puertas del Hades o sepulcro no prevalecerá contra la iglesia, no desaparecerá, ni la muerte tendrá victoria sobre la iglesia, por medio de la evangelización de la vida santa.


Es indispensable la existencia, función y operatividad del grupo ministerial de evangelistas, constituido en la estructura ministerial de la iglesia (Efesios 4.11 al 12), para perfeccionar a los santos en la obra del ministerio. Esta labor implica la especialización de la palabra de llamamiento, para los nuevos conversos, en sus primeros pasos de arrepentimiento, conversión y santificación. Los recién convertidos, requieren al principio un seguimiento sistemático, por parte de los evangelistas, para consolidar un fundamento firme en su nuevo nacimiento. Por esta razón, es necesario un grupo de trabajo especializado en esta temática y lograr en forma eficiente la evangelización, previo a la preparación de los recién conversos, en el adoctrinamiento impartido por el discipulado de los maestros.


Por razones obvias solamente se permite el evangelismo puro, sin favorecer, fomentar y practicar el proselitismo, sino las buenas nuevas de salvación, amor de Dios, fe, justicia y misericordia. Es fundamental en los evangelistas, tener en claro los límites de enseñanza, entre el evangelista, el maestro y viceversa. También en relación con los cargos de pastor y de diácono, es importante para cada grupo ministerial, conocer sus fronteras de enseñanza en la especialización de cada área de desempeño y trabajo ministerial, para una mejora continua en la labor.