PSICOTEOLOGÍA: LA NEUROCIENCIA DE LA FE
(TOMO 1)



[373]

6.2) LIBERTINAJE Y REBELDÍA


Así como Dios es Amor, Jesucristo representa el Amor del Padre, el Hijo es la autoridad, mando y poder, en este sentido. Según el Apocalipsis 1.5 al 6, Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra, su gloria e imperio sea por los siglos de los siglos. Al Hijo sea gloria ahora y siempre (2 Pedro 3.18). El verdadero amor de Dios Padre y su Hijo, no es consentir y encubrir la práctica del pecado, solo por amabilidad y cortesía de no herir con esta corrección, los sentimientos y la susceptibilidad de quienes cometen la maldad y el pecado. Dios Padre y su Hijo nos aman con amor a la salvación y vida eterna, de ninguna manera es amor superficial, apegado a lo carnal, perecedero, temporal y terrenal. Jesucristo para nada es religión en las prácticas de costumbres, ritos y tradiciones emanadas del mundo, ineficientes contra la maldad y el pecado. Se requiere ser apto, o sea, con la aptitud consistente para ser un fiel servidor e hijo de Dios, con las promesas de salvación y vida eterna, en clara demostración de consagración y santidad.


Hay mejores formas de agradar y servir a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo en el mundo, que perder el tiempo de vida en las distracciones terrenales, fomentadas y promovidas por la incredulidad y el paganismo contemporáneo, extendidas en el planeta mediáticamente. Los ángeles indecisos venidos a este mundo, permanecen en confusión, duda e indecisión, se sienten atrapados en cuerpos humanos. Otros se desvían en cuestiones de sexualidad, tergiversan el verdadero propósito y sentido de la vida, mientras tanto, en el camino de Dios están los que invocan de verdad con el temor de Dios: “Justo es Jehová en todos sus caminos, Y misericordioso en todas sus obras. Cercano está Jehová á todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le



[374]
temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. Jehová guarda á todos los que le aman; Empero destruirá á todos los impíos” (Salmos 145.17 al 20 - RVR1909). Así el ser humano fue echado del huerto o jardín del Edén, para buscar y seguir el Camino de Dios, hacia la salvación y vida eterna. Desde un principio tuvieron que lidiar con las distracciones de la vida, para lograr sobrevivir o subsistir en las cuestiones necesarias de la cotidianidad. Inclusive su vida errante o nómada era una representación o simbolizaba una peregrinación, lo que se consideraba como una vida de paso para la vida eterna.

Los primeros emigrantes o migrantes fueron Adán y Eva, luego Caín con una de sus hermanas por ser los primeros humanos en el planeta. De esto ya hace alrededor de seis mil años de existencia. Los seres humanos se vieron forzados a vivir con la creatividad, inteligencia, ingenio, innovación e invención. Se inventan las herramientas e instrumentos de trabajo, los instrumentos de música, las normas o reglas de convivencia, métodos o sistemas de intercambio comercial, los bienes y servicios, las ocupaciones, oficios, labores y sus formas de pago, entre otros. Surge a raíz de la adoración a Dios, la iniciativa de religión, que con el tiempo hasta el día de hoy, ha sido la actividad religiosa, la que más moviliza y mueve a las personas en todo el mundo, más que cualquier actividad artística, comercial, deportiva, militar o política. No obstante, Jesucristo no es una religión, que lo sustituya o desplace al segundo plano en preeminencia; su supremacía está en la práctica y vivencia de ejemplo y modelo de vida.


Ninguna religión salva por sus reglamentos internos, ni da vida eterna por sí misma, que no sea mediante Jesucristo. En 1 Timoteo 2.5 al 6, se menciona a Jesucristo, como el único mediador entre Dios y los hombres. La conciencia del conocimiento interno de bien y mal, que es nuestro deber de hacer o de evitar, además del acto de pensar, querer y sentir, en función del entorno de lo que se actúa o se hace, requiere la madures, prudencia y sensatez, referente a Jesucristo, ante la posibilidad de placer de los gustos y preferencias.



[375]

También surge la degeneración y el desenfreno activo de la intimidad sexual, como una competencia a la religión. Se deja de escuchar el mensaje de Dios, su intolerancia a la maldad y al pecado. Las personas priorizan la inmediatez del placer, con la depravación y promiscuidad sexual. Aunque Dios es el que liberta y salva, las personas asqueadas de la maldad y pecado, continúan esclavas y adictas al hábito de pecar, incurriendo en una vida ajena, alejada y contraria a los comportamientos y conductas exigidas por Dios. Las víctimas, que es justificado por algunos con el pretexto de las guerras, son víctimas con odio y a la vez réplicas de víctimas a victimarios, en adulterio, depravación sexual, fornicación, pederastia o pedofilia, violación y zoofilia, entre otros desvíos de copulación o unión sexual. Se pierde el entusiasmo hacia la devoción al Creador, se cambia la vida en Dios por la anarquía, confusión, desconcierto y desorden. Se rigen en las civilizaciones y culturas sin tomar en cuenta la inteligencia de la mente de Dios. Las sociedades se conforman con su propio desconocimiento, indiferencia e ignorancia, especialmente en la inmadurez espiritual y el rechazo al conocimiento celestial.


Inclusive posteriormente a la primera venida de Cristo, la fragmentación del cristianismo ha provocado más división que unión en Cristo. Ante todo, Dios es el que tiene la Razón, el ser humano puede depositar su confianza plena, con la certeza y seguridad directamente en Dios como su Creador. Esto fue demostrado con las plagas de Egipto, porque tenían el enfoque de sus vidas centrado en los dioses falsos. Éxodo 12.12 “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré á todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en las bestias: y haré juicios en todos los dioses de Egipto. YO JEHOVÁ” (RVR1909). Los llamados de atención por parte del Creador, son necesarios para que la humanidad reaccione y vuelva su mirada hacia lo Alto al Dios verdadero. Isaías 45.5 al 7 confirma que Jehová es el Dios, los dioses no tienen validez frente a él. Además Dios forma la luz y crea las tinieblas, hace la paz y crea la adversidad. Esto significa que la vida es aceptar, reconocer y resignar a Dios, es abandonar



[376]
las tinieblas que ofrece la vida y acercarse a la Luz de Dios. Juan 3.19 al 21 establece que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus actos eran malos. El que viene a la luz se manifiesta que sus obras son hechas en Dios. El mundo físico entregado a lo terrenal, su atención y enfoque vive distorsionado en una dispersión de distracción y ruido, sin la percepción espiritual.

De manera que la práctica de la verdad en la vida, es una lucha entre el bien y el mal, el portador es el mismo ser humano, esto es entre la luz y las tinieblas. Sin embargo, la arrogancia e ignorancia de la sociedad se muestra sin límites ante Dios, se vive sin admitir las órdenes de Dios, no hay un amor que sea decente de adoración y servicio al Creador. La indecisión e inseguridad de las personas sin reflexión, las lleva a cometer los actos injustos y denominados de bajos instintos, sin valorar la verdad. Jesucristo dijo en Juan 8.32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (RVR60). Jesucristo es el Ejemplo y Modelo de Identidad, la vida en Cristo de ninguna manera corresponde a un mundo ideal o a una utopía irrealizable, sino que la vida en Cristo es factible, real y verdadera, mediante la experiencia, práctica y vivencia espiritual, con el propósito y sentido trascendente a celestial.


La espiritualidad es la vivencia de Jesucristo en nuestras vidas, a través de las acciones y hechos, con toda la fuerza de pasión del corazón y la mente puestos en Jesús. La intuición y el razonamiento se pueden conjugar y complementar, para decidir y seguir fiel a Cristo en su Camino, con lo que se ha llamado la comunicación, coordinación e interacción de las neuronas de la fe o de la religión. Hay una correspondencia integradora de la mente, corazón y la creencia en Dios. Este sistema de interconexión e interactivo entre corazón y mente es mencionado por Jesucristo. Lucas 6.45 “El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca” (RVR1909). El ser humano desafía y reta a Dios, pero el amor más grande es el demostrado por



[377]
Dios con el envío de su propio Hijo. Aunque algunos persisten en descartar o desechar a Dios, jamás seremos dueños de la vida, la misma es nuestra falsa realidad perecedera, porque servir a Dios es lo que sí tiene un valor eterno y permanente.

El ser humano se lastima así mismo con la envidia y rivalidad, prefiere morir que ceder ante el bien, en esta vida fugaz, sin la esperanza o expectativa de una vida eterna. Se desprecia servir fielmente a Dios, para merecer las promesas y recompensa de una inmortalidad con cuerpo transformado. Están los que pretenden o procuran lograr esto al reflexionar acerca del momento de muerte, especialmente los que llegan a una condición cercana a la muerte, pero que no les alcanza, porque es durante el transcurso de la vida que hay que dar frutos dignos de arrepentimiento, salvación y de vida eterna. La vida material, perecedera, superficial, temporal y terrenal, en el primer cielo es muy superflua y pasajera, es como un trampolín de realidad virtual, para trascender a la verdadera realidad perdurable del tercer cielo, para vida eterna. Más allá del segundo cielo del espacio sideral y del cosmos, en la dimensión de Dios infinita y para siempre, donde no puede ingresar instinto humano carnal de maldad y pecado. Porque es absolutamente exclusivo para quienes nacen de nuevo, caso contrario y figurativo es como un suicidio colectivo o social, cuando la humanidad por su propia naturaleza burla la justicia de Dios, aman y prefieren más la oscuridad y las tinieblas, que la consagración y santidad de la Luz de Dios.


Predomina el engaño del hacer creer lo que no es verdad. La Biblia dice en 2 Timoteo 3.13: “Mas los malos hombres y los engañadores, irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (RVR1909). Dios pide inhibir el mal y el pecado, o sea, la abstinencia de la práctica del mal y del pecado, para que las personas no muestren interés alguno en pecar, pero la tendencia del ser humano es hacer lo contrario de lo que Dios prohíbe, se desinhibe en sus adicciones y sensaciones, con ardid para no privarse del placer carnal, aunque sea una situación autodestructiva, de estupefacientes para provocar



[378]
estimulantes alucinógenos y dependencia narcótica adictiva. Aunque esto signifique destruir sus propias neuronas. Es la decadencia de la sociedad, debido a la alienación y perdición humana, por una vida sin Dios y en profanación sistémica y social. La actividad de la religión es lo que más moviliza a las personas en el mundo, pero el desenfreno sexual, el uso y abuso del consumo de sustancias psicoactivas al enajenar, generan gran actividad como las drogas ilegales y legales.

La dimensión de Dios es en Espíritu de Energía, Fuerza y Poder como la mente de Dios. Según Hechos 17.26 al 28:


“Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de los habitación de ellos; Para que buscasen á Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros: Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también” (RVR1909).

Dios ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de habitación del ser humano. Antes solamente es y está Dios, luego para ser el Padre, crea su Hijo unigénito. El Hijo es la creación de la existencia y jerarquía de su propia sustancia Divina, es segundo en autoridad después del Padre, y primero en el orden ante el séquito celestial. El Hijo es el ser en su esencia Divina homogénea en eternidad, santidad y verdad, como ser corpóreo celestial y espiritual sin depender de espacio, materia y tiempo. El tercer cielo, el Hijo y el séquito tienen otra clase de materia que es celestial, diferente del cosmos, espacio sideral o universo. En Dios Padre vivimos, nos movemos y somos, es como estar inmerso en la mente energética de Dios, que es omnipresente y omnisciente. El linaje humano desciende de Adán y Eva, el linaje celestial y



[379]

espiritual de los ángeles proviene del Hijo, como piedra viva escogida y preciosa de Dios, según el pasaje 1 Pedro 2.4 al 5.


El Hijo es el primero, principal y principio de la Esencia y Verdad, proveniente de Dios Padre, para que el Hijo así como el Padre, reciba la alabanza, gloria, honor y honra, como está escrito en Romanos 11.36:“Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria por siglos. Amén” (RVR1909). Así el Hijo hereda o recibe el conocimiento del Padre. Juan 5.18 al 19 “Entonces, por tanto, más procuraban los Judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también á su Padre llamaba Dios, haciéndose igual á Dios. Respondió entonces Jesús, y díjoles: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre: porque todo lo que él hace, esto también hace el Hijo juntamente” (RVR1909). El Hijo transmite el mensaje y voluntad del Padre, es verdadero que la enseñanza del Hijo es la palabra de Dios. Juan 12.49 al 50 “Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dió mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo” (RVR1909). El Hijo tiene la misma y única decisión con el Padre en Esencia y Verdad, tienen un solo propósito en la finalidad, intención y objeto. Juan 14.10 al 11 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras” (RVR60).


Volviendo al principio, después del Hijo, ambos Padre e Hijo crean el espacio, materia y tiempo, inclusive todo el contenido energético en el cosmos, espacio sideral, galaxias, vía láctea y en general de todo el universo, que es objeto de estudio científico. Toda esta formación material aparenta una edad mayor que los seis mil años que tiene de existencia. Así mismo el contenido del globo terráqueo, que no procede de cálculos especulativos o probables sino de hechos verdaderos,



[380]
aseverados y confirmados por Dios mismo por medio de su Palabra, basta hacer un cálculo exacto entre la generación de Adán, Eva y Abraham, luego entre Abraham y la primera venida de Jesucristo, por último entre Jesucristo y nuestra época, suman dos mil años cada período, para un total de seis mil años. Los cálculos de la paleontología a partir de restos fósiles, tienen las edades verdaderas que se aparenta. El ejemplo de Adán y Eva que no fueron neonatos sino que aparentaban mayor edad en su creación. Esto corresponde al plan “B”, que los ángeles indecisos tuvieran su oportunidad de venir a este mundo a tomar una decisión definitiva. El plan original después de la creación del Hijo fue la creación de sus seguidores o séquito celestial. Nehemías 9.6 al 7 menciona no solamente los cielos, sino los cielos de los cielos, con todo su ejército y los ejércitos de los cielos que le adoran, donde se entremezcla el primero, segundo y tercer cielo.

El jefe de los ejércitos de los cielos es el Hijo y se hace alusión a sus seguidores del séquito celestial. Salmos 148.1 al 5 “Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados” (RVR60). El período entre la creación del séquito celestial y la segunda oportunidad del ángel caído, de arrepentimiento, conversión y resarcimiento, para la reparación del daño provocado, en su conversación y orientación con los primeros seres humanos Adán y Eva. Este es el “Período Esencial de la Misericordia”. Resarcir es reparar el agravio, daño o perjuicio, ya sea con un beneficio, bien o compensación. Se percibe una sensación profunda desde las entrañas, entre los seres espirituales creados y el amor correspondiente y recíproco de corazón, representado en Dios Padre y su Hijo. Esta oportunidad es benevolente en relación con el castigo merecido, sin embargo, es la confirmación y reiteración de la caída del ángel rebelde.



[381]

Adán y Eva, los primeros ángeles indecisos en forma humana, pierden la cubierta protección de luz, representado en Génesis 3.7 al 8, con la desnudez de ambos, al extremo de hacer delantales con hojas de higuera. Además de la acción de esconderse de la presencia de Dios entre los árboles del huerto. La formación del ser humano incluye su origen del temperamento, demostrado en Adán y Eva al comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. También surge en el ser humano el gen del envejecimiento al comer dicho fruto.


A pesar de la entrañable misericordia procedente de Dios demostrada antes del primer pacto, durante el primer pacto y en el nuevo pacto, el período entre el ángel caído en el Huerto del Edén en tiempo de Adán y Eva, hasta la Segunda Venida de Jesucristo, es el “Período Esencial del Sacrificio”. Lucas 1.78 al 79 “Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó de lo alto el Oriente, Para dar luz á los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz” (RVR1909). Esto para dar luz a quienes estaban inmersos en las tinieblas y en sombra de muerte, entonces muestra El Camino de Jesucristo, con el sacrificio de redención de pecados, salvación y vida eterna. Pero en el ser humano se presenta una actitud y conducta cortoplacista frente a la vida. Su apego al mundo en el caso de lo material, temporal y terrenal lo esclaviza a la inmediatez del placer y sus efectos a corto plazo, a la vez distraídos, ocupados y sujetos. ¿Qué es la esencia y qué es lo esencial? La esencia de Dios Padre está en su Hijo, el amor del Padre se muestra y visualiza en Jesucristo, lo esencial, fundamental y principal es la misericordia y el sacrificio de Cristo. Lucas 20.13 al 15 “Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado: quizás cuando á éste vieren, tendrán respeto. Mas los labradores, viéndole, pensaron entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle para que la heredad sea nuestra. Y echáronle fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué pues, les hará el señor de la viña?” (RVR1909). La alegría, felicidad y gozo se tiene en Jesucristo, porque se recibe la paz del propósito y sentido de la vida para salvación.



[382]

Lo esencial de la misericordia se termina con el juicio, condenación y castigo. La analogía de la parábola con sentido figurado, describe lo siguiente en Mateo 21.41 al 42 “Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?” (RVR60). La transgresión de Adán y Eva fuerza u obliga al sacrificio. 1 Pedro 1.22 al 23 “Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos á otros entrañablemente de corazón puro: Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” (RVR1909). En lugar del amor entrañable y sin fingimiento, los ángeles indecisos en cuerpos humanos, se aferran a las guerras con la insistente rivalidad preexistente, con tenacidad y violencia.


Esta es la explicación de la existencia de las guerras, la rivalidad preexistente entre los ángeles indecisos. En esta condición a falta de reconocer y recordar la patria celestial, se matan unos a otros, enceguecidos por una patria terrenal y limitados en un conocimiento natural, en resistencia contra lo que es espiritual. Hasta ahora el orden es primeramente la creación del Hijo, luego sus seguidores o séquito celestial, seguido de los seres humanos que son los ángeles indecisos, que vienen a tomar una decisión definitiva. Por último, la Segunda Venida de Jesucristo para salvar a quien se ha decidido en seguir su Camino, aquellos que se preparan con voluntad y esperan su venida. Así perpetuar la vida eterna. Mateo 24.35 al 37 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (RVR60).


El día y la hora nadie sabe, excepto el Padre que en su sola potestad conoce los tiempos o las sazones de los tiempos.



[383]
Esto según Hechos 1.6 al 8. La creación del séquito celestial corresponde a una cantidad definida, no hay más ni menos seres espirituales que sean celestiales, desde entonces, una tercera parte fue arrastrada por el ángel caído, entre las otras dos terceras partes, una cantidad se mantuvo fiel y leal al Hijo, como jefe y principal del séquito celestial, el resto son los ángeles indecisos que vienen a este mundo corporalmente como seres humanos. Al ser una lista determinada y limitada, millones de millones de ángeles, en el transcurso de seis mil años hasta ahora, cuando se termine la lista de ángeles indecisos, de manera que el último tome su decisión de ser un justo seguidor fiel y leal a Jesucristo, será el fin de los tiempos con la Segunda Venida del Hijo Salvador y Señor.

Las parábolas de la oveja perdida y del hijo perdido con el padre incondicional, son como los ángeles indecisos que vuelven a su casa celestial. Romanos 11.25 “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles” (RVR1909). Hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles, o sea, la plenitud es cuando se complete la lista definida, que va avanzando conforme se añade cada día a Jesucristo los que han de ser salvos. Hechos 2.46 al 47 “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, Alabando á Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día á la iglesia los que habían de ser salvos” (RVR1909). La lista se cumple con el último indeciso que se vuelva justo y se manifiesta cuando venga lo perfecto, con la resurrección de los muertos y el cuerpo transformado.


Así es el tiempo del fin descrito por el profeta Daniel 12.1 al 2 “Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en



[384]
el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (RVR1909). El arcángel Miguel, el gran príncipe, es el jefe y principal del séquito celestial en el primer pacto; se aparece y manifiesta en el nuevo pacto con su preexistencia encarnada en el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. Entonces el día de la Segunda Venida de Jesucristo, conoceremos cada uno como fuimos conocidos delante de Dios Padre y del Hijo. 1 Corintios 13.9 al 12, indica que cuando venga lo perfecto, o sea, la resurrección de los muertos con el cuerpo transformado e incorruptible, entonces lo que es en parte se acabará, pero entonces conoceremos como fuimos conocidos en esta vida (RVR60). El período de gracia, misericordia y sacrificio de Cristo, se termina en el individuo cuando el mismo muere en su vida presente, pero colectivamente el período de gracia, misericordia y sacrificio de Cristo se finaliza en su Segunda Venida, al salvar a los obedientes que le esperan o resucitan.

La señal más evidente previa a la Segunda Venida de Jesucristo es el Calentamiento Global, en el caso de que llegue a un punto donde ya no es reversible. Apocalipsis 16.7 al 9 “Y oí á otro del altar, que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos. Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y le fué dado quemar á los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (RVR1909). Esto se asevera y confirma en 2 Pedro 3.4 al 7:


“Y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de Dios; Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua: Mas los cielos


[385]
que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos” (RVR1909).

El día de la Segunda Venida de Jesucristo, se presenta una resurrección con cuerpo transformado y los que están vivos preparados, también se transforman para encontrarse con el Señor. 1 Corintios 15.51 al 53 “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (RVR60). Esto de un abrir y cerrar de ojos, significa que es en un instante, pero así es la muerte en un cerrar y abrir de ojos, porque en la muerte no hay espacio, materia y tiempo. Abel tiene alrededor de seis mil años de muerto, pero desde el momento en que muere a la Segunda Venida, para Abel es un cerrar y abrir de ojos. Lo mismo en los demás muertos, porque el tiempo no cuenta en la muerte, ya sean miles de años, siglos, décadas, años, meses, días, minutos o segundos.


El tiempo corre o pasa solo entre aquellos que está vivos. Además los demás muertos, que resucitan en condición del mismo cuerpo que tenían al morir, tanto corruptibles como mortales, de ninguna manera para castigo y condenación, se podría recibir el cuerpo transformado. Por esta razón, entre amigos, conocidos y parientes se van a reconocer, si se encuentran en el juicio final. El dolor o sensación de castigo es gradual, según el nivel de maldad y pecado en la persona cuando muere. La Biblia dice en Apocalipsis 20.11 al 15:


“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo; y


[386]
no fué hallado el lugar de ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fué hecho juicio de cada uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de fuego” (RVR1909).

El lago de fuego y azufre es como una hilera de ceniza, dejada a su paso por el fuego en una cerilla o fósforo, desde la cabeza con pólvora hasta la astilla completa de madera. El tiempo de duración depende de la intensidad, con la que el fuego queme con absoluta totalidad la cerilla o fósforo, hasta su destrucción total e inexistencia. En la resurrección de los muertos, cada persona conocerá como fue conocido por Dios Padre y su Hijo, es decir, los libros fueron abiertos, porque cada persona en su propia mente sabrá cómo fue su vida ante el libro de la vida de Dios o la Mente de Dios. Porque muchos pretenden vivir en despilfarro, opulencia, vanidad y vicios, con falta de rectitud ética y moral en las acciones, para supuestamente vivir bien en esta vida, pero no les importa la salvación y vida eterna, se despreocupan de la importancia de la psique de su alma, que es la vida espiritual y proyectada hacia la vida venidera celestial. Marcos 8.36 al 38 “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (RVR60). El propósito y sentido de la vida en Jesucristo está basado en hechos y verdades, es fáctico por su pertenencia y la relación con su estar, hacer y



[387]
ser. Lo contrario es una vida adictiva, aficionada y habituada a la maldad y al pecado, sin conciencia ni el remordimiento.

Los santos ángeles corresponde al séquito celestial que se mantuvo fiel y leal a su Señor. El propósito y sentido de la vida está en función de entender y conocer el “Yo Soy” Jeremías 9.23 al 24 “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová” (RVR1909). Jesucristo mismo dijo lo siguiente en Juan 14.6 “Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí” (RVR1909). Los ángeles que siendo indecisos toman su propia decisión de seguir y ser como Jesucristo son los elegidos o escogidos. 1 Timoteo 5.20 al 21 “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (RVR60). La elección o escogencia es la decisión de ser como Jesucristo, en ejemplo y modelo de vida, según lo fáctico de las acciones, actos y hechos demostrables, verídicos en el Jesús histórico.


Finalmente, ¿Qué pasa con los ángeles caídos que están encarcelados? Jesucristo viene con sus santos ángeles fieles y leales a juzgar a los ángeles que no guardaron su dignidad ni lugar, junto con todos los ángeles indecisos que se quedaron sin tomar una decisión definitiva, sino que permanecieron en su indecisión de no seguir y no ser como su Señor Jesucristo. La indecisión por sí misma los condena al juicio final. Los justos en vida tienen un juicio previo, donde presentan sus atestados o pruebas de justicia, con sus acciones, actos y hechos. Mateo 25.31 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria” (RVR60). Hay una comparación de esta indecisión con los tibios. Así dice en Apocalipsis 3.14 al 17:



[388]
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (RVR60).

El ser desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo, se refiere en el aspecto espiritual con una terminología con explicación y sentido de lo espiritual. Porque la verdadera riqueza está en el conocimiento y práctica en relación con lo espiritual y celestial, para salvación y vida eterna en Cristo. El ser tibio es la consecuencia o resultado de la indecisión. Los ángeles caídos y los que son insistentemente indecisos, recibirán su condenación, castigo y destrucción total. Mateo 25.41 “Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles” (RVR1909). Esta misma sentencia corresponde a un castigo eterno, la eternidad es restricta, o sea, limitada y precisa a la pena impuesta para siempre, pero su consumación es la destrucción eterna, mientras tanto se sufre un gran dolor y tormento de lloro y crujir de dientes, cuando se consume el juicio final. 2 Pedro 2.4 “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” (RVR60). Este juicio de destrucción total es congruente y consecuente con el castigo de exclusión a la vida eterna. Lucas 13.27 al 28 “Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (RVR60). La aclaración de la búsqueda de respuesta acerca del sentido de la vida, es que cada ser humano logre identificar y reconocer que tiene una



[389]
preexistencia como ángel indeciso. Que la vida como humano es recapacitar, retornar y volver a la casa celestial, mediante su Rey Jesucristo, el único mediador, sin mediar ningún tipo de interferencia terrenal, sea eclesiástica o secular, sea civil o religiosa. Gracias a la magnanimidad de la benevolencia y la clemencia del Padre, por medio de su Hijo Amado y Salvador.

¿Para qué apareció el Señor Jesucristo? Jesús vino para la verdadera inclusión a la salvación y la vida eterna. 1 Juan 3.5 al 8 “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Cualquiera que permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como él también es justo. El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (RVR1909). La pena establecida para el que hace la maldad y pecado, es el castigo de la eterna perdición, que consiste en la exclusión de poder presenciar la gloria de nuestro Salvador y Señor, cuando se manifieste desde el cielo en llama de fuego. 2 Tesalonicenses 1.7 al 9 “y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (RVR60). Se requiere el cuerpo, mente y psique unidos integralmente, con la atención plena, enfoque y el sentido de la vida en Jesucristo, para vivir la plenitud en Cristo, con el amor completo y verdadero en Dios Padre y en Jesucristo. Por esta razón la importancia de conocer y saber claramente la Psicoteología, la caracterología cristiana y la personalidad de los discípulos fieles. Además de las actitudes, competencias o habilidades psicosociales, entre otros temas afines y actuales con la actividad mental y la teología. La Biblia dice: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!…; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna” (Salmos 133.1 al 3 – RVR60).