PSICOTEOLOGÍA: LA NEUROCIENCIA DE LA FE
(TOMO 1)



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VI) LA LEALTAD A JESUCRISTO EN LA EDAD DEL CALENTAMIENTO GLOBAL


El tiempo después de Cristo se divide en dos tiempos: el tiempo de la apostasía y el tiempo del fin. La apostasía del anticristianismo se caracteriza por las fuerzas y movimientos contrarios a Cristo (anticristos), por ejemplo, la persecución y muerte a sus seguidores. Jesucristo dijo lo siguiente acerca de los fieles y leales a su causa: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron á los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5.10 al 12 – RVR1909). Obsérvese como Jesucristo menciona que esta persecución es basada en la mentira. También parece que la existencia de una reacción contraria a Jesucristo es debido a un desconocimiento hacia Dios Padre o por la ignorancia:


“Si el mundo os aborrece, sabed que á mí me aborreció antes que á vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su señor. Si á mí mé han perseguido, también á vosotros perseguirán: si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado” (Juan 15.18 al 21 – RVR1909).


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El tiempo del fin es la etapa previa a la segunda venida de Jesucristo. En el caso del anuncio desde el primer siglo, acerca de la inminente segunda venida de Jesucristo, a pesar de esta inminencia, ha sido imprescindible la etapa de la apostasía: “Y como hubieron anunciado el evangelio á aquella ciudad, y enseñado á muchos, volvieron á Listra, y á Iconio, y á Antioquía, Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles á que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14.21 al 22 – RVR1909). Estas tribulaciones ya han sido cumplidas durante todo el trascurso del tiempo de la apostasía, por esta razón previo a cumplir la segunda venida de Jesucristo, es necesario y requerimiento dicha apostasía: “No os engañe nadie en ninguna manera; porque no vendrá sin que venga antes la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2.3 – RVR1909). Debido a que la apostasía y la manifestación del hombre de pecado que es hijo de perdición, es posterior a la primera venida del Señor Jesucristo, entonces corresponde al surgir de un sistema de pensamiento y sentimiento anticristo, por parte de los seres humanos en su conjunto, esto significa a continuación que se trata de un sistema anticristiano.


Algunos de los seguidores de Jesucristo del primer siglo, cayeron en desempleo, desocupación y hasta vagancia, por la espera inminente de la segunda venida de Jesucristo en cualquier momento: “Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que andan algunos entre vosotros fuera de orden, no trabajando en nada, sino ocupados en curiosear” (2 Tesalonicenses 3.10 al 11 – RVR1909). Otros daban la segunda venida de Jesucristo como tardada: “El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Mas el día del Señor vendrá como ladrón en la noche…” (2 Pedro 2.9 al 10 – RVR1909). Mientras tanto, otros afectan la fe al alegar que la resurrección esperada ya había



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pasado: “Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena: de los cuales es Himeneo y Fileto; Que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección es ya hecha, y trastornan la fe de algunos” (2 Timoteo 2.17 al 18 – RVR1909).

En todo caso desde el primer siglo se espera la segunda venida de Jesucristo de forma repentina y sorpresiva en cualquier momento. Porque el Señor vendrá como ladrón en la noche sin avisar, inesperado en quien está sin preparar:


“Empero acerca de los tiempos y de los momentos, no tenéis, hermanos, necesidad de que yo os escriba: Porque vosotros sabéis bien, que el día del Señor vendrá así como ladrón de noche, Que cuando dirán, Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente, como los dolores á la mujer preñada; y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sobrecoja como ladrón; Porque todos vosotros sois hijos de luz, é hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás; antes velemos y seamos sobrios” (1 Tesalonicenses 5.1 al 6 – RVR1909).

¿Cuál es esta paz y la seguridad que dirán antes de la destrucción repentina? La Biblia dice que a la segunda venida de Jesucristo, quienes habitan el planeta están con una vida cotidiana de toda normalidad, como si no estuviera pasando ningún tipo de gravedad mundial, sino una rutina normal:


“Y como fué en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, los hombres tomaban mujeres, y las mujeres maridos, hasta el día que entró Noé en el arca; y vino el diluvio, y destruyó á todos. Asimismo también como fué en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban,


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edificaban; Mas el día que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó á todos: Como esto será el día en que el Hijo del hombre se manifestará” (Lucas 17.26 al 30 – RVR1909).

Entonces, ¿cuál es la relación que se hace cuando digan paz y seguridad? La respuesta hace referencia a la Edad del Calentamiento Global. La disminución del ozono y el agujero en el mismo se ha regenerado con el paso del tiempo, con la posibilidad de estabilidad a las condiciones del siglo pasado. La paz y seguridad está en función de un máximo de un grado adicional a la temperatura promedio del planeta. Es un margen de sostenibilidad para la conservación al límite del tope ideal y permisible. Mientras la temperatura atmosférica terrestre se conserve y mantenga, el ser humano dirá paz y seguridad. Lo grave del asunto es que la realidad es otra, cuando la temperatura se incremente en el umbral superior a un grado y medio, hasta dos grados o dramáticamente tres grados, se vendrá una destrucción repentina a nivel mundial. Hay una analogía al respecto: “Porque como el relámpago, relampagueando desde una parte de debajo del cielo, resplandece hasta la otra debajo del cielo, así también será el Hijo del hombre en su día” (Lucas 17.24 – RVR1909). Además:


“Y entonces será manifestado aquel inicuo, al cual el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; A aquel inicuo, cuyo advenimiento es según operación de Satanás, con grande potencia, y señales, y milagros mentirosos, Y con todo engaño de iniquidad en los que perecen; por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por tanto, pues, les envía Dios operación de error, para que crean á la mentira; Para que sean condenados todos los que no creyeron á la verdad, antes consintieron á la iniquidad” (2 Tesalonicenses 2.8 al 12 – RVR1909).


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Este resplandor en su venida, que podría representar la luz fuerte de la gloria, honra y nobleza de Jesucristo, pero en términos de significado tendría relación con la intensidad de los rayos ultravioleta, olas de calor, las altas temperaturas por efecto invernadero, el calentamiento y aumento del nivel de los océanos, con grandes oleajes e inundaciones, incendios forestales y problemas atmosféricos. En general tiene relación con el cambio climático provocado por mayor radiación solar, la amenaza nuclear y la afectación catastrófica al sistema ecológico y medio ambiente global. El engaño y mentira es la negación de la existencia de un Creador y de una creación dañada con el cambio climático, porque se toma el lugar de Dios, para disponer el destino y rumbo de la humanidad, cuando se niega la amenaza evidente de calentamiento global. Se ejecuta una operación contraria a Jesucristo y adversa a Dios Padre, con un sistema inicuo que prioriza y endiosa el enriquecimiento industrial, con la gran potencia, señales y milagros del progreso económico, generación de riqueza y el consumismo exacerbado. Donde el dios de este mundo es la acumulación y generación de dinero, sin importar el daño a la flora, fauna y naturaleza en general. Cuando se salga de control el calentamiento global, solamente dependeremos de Dios para subsistir, a pesar de la arrogancia y prepotencia del ser humano e inicua administración y gobierno del planeta.


La Biblia contiene expresiones y palabras claves en todo el conjunto de su literatura, las cuales actúan como llaves para abrir la puerta del conocimiento en su mayor plenitud de comprensión y entendimiento. Dios dice: “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová…” (Jeremías 9.24 – RVR1909). Se requiere conocer y entender a Dios, pero Jesucristo dice a algunos: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos…” (Juan 4.22 – RVR1909). Hay quienes adoran pero en realidad están sin conciencia de lo que adoran. La mujer samaritana responde a Jesús: “Dícele la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando él viniere nos declarará todas las cosas. Dícele Jesús: Yo soy, que hablo



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contigo” (Juan 4.25 al 26 – RVR1909). Según este testimonio, creían que Cristo les declararía todas las cosas. Jesús dice: “Y decía también á las gentes: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y es así. Y cuando sopla el austro, decís: Habrá calor; y lo hay. ¡Hipócritas! Sabéis examinar la faz del cielo y de la tierra; ¿y cómo no reconocéis este tiempo?” (Lucas 12.54 al 56 – RVR1909).

Jesucristo menciona el desconocimiento de algunos en reconocer las señales de los tiempos, en alusión a los tiempos del fin. Los discípulos le preguntan: “Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” (Mateo 24.3 – RVR1909). En relación con la venida de nuestro Señor Jesucristo y el fin del mundo, Jesús dice: “Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir á la hora que no pensáis” (Mateo 24.44 – RVR1909). Las personas no saben el momento de la segunda venida de Jesucristo, ni piensan en este acontecimiento, porque se quedan sin estar preparados para el magno recibimiento. Esto significa que estar apercibido es prepararse y disponer lo necesario para dicha preparación. Además en los casos que no se piensa en determinada situación se requiere advertir, tomar conciencia y darse cuenta. Jesucristo lo confirma: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir” (Mateo 25.13 – RVR1909). Velar incluye observar atentamente, cuidar con detalle y esmero, estar a la espera y expectativa de lo que acontezca, según la profecía bíblica.


Una de las señales principales es la siguiente: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24.14 – RVR1909). Esta predicción se cumple con la invención tecnológica de las telecomunicaciones, iniciada con la radio, seguida de la televisión, satélite de comunicaciones y finalmente con el internet. El evangelio del reino ha sido predicado en todo el mundo, esta parte está en cumplimiento,



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delimitado por la expresión a todos los gentiles: “… hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles” (Romanos 11.25 – RVR1909). ¿Cuándo se cumple la totalidad o plenitud de los gentiles? Jesucristo dijo: “… hasta que los tiempos de las gentes sean cumplidos” (Lucas 21.24 – RVR1909). Este tiempo lo decide y determina Dios Padre en su sola potestad: “Empero de aquel día y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13.32 – RVR1909). La predicción inicial se cumple con la invención tecnológica de las telecomunicaciones, la siguiente predicción se traslapa y se lleva a cabo con la Edad del Calentamiento Global: “Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas: Secándose los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21.25 al 26 – RVR1909).

El significado de secar es extraer la humedad debido al aire o calor, especialmente con el efecto invernadero o la vaporización, por consiguiente la pérdida del equilibrio con el cambio climático. Esto provoca en los seres humanos gran temor y expectación, por lo que sobreviene a la atmósfera terrestre o redondez de la tierra, relacionado con la parte gaseosa de la tierra. La venida del tiempo del fin se cumple con la predicación del evangelio del reino en todo el mundo, hasta que se cumpla la entrada de la plenitud de los gentiles. Esta predicación a todo el mundo se ayuda con la innovación de las tecnologías, radio, televisión, satélites de comunicación e internet. Además se traslapa con la predicción de la Edad del Calentamiento Global, desde la reducción de la capa de ozono y el agujero en la misma, hasta nuestros tiempos con el desarrollo de la tercera revolución industrial. El aumento del dióxido de carbono, trae consigo la consecuencia de mayor retención de calor atmosférico y sobrecalentamiento global, aunado al gran aumento de población y la necesidad de explotación, extracción y producción industrial. La Edad del



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Calentamiento Global se inicia con la reducción de la capa de ozono y el proceso de formación de un agujero en la misma.

La problemática en el ozono tiende a regenerar, pero el aumento de población y del avance de cada revolución industrial contemporánea son inevitables, por consiguiente, la generación en aumento del dióxido de carbono, con la consecuencia de mayor retención de calor atmosférico y sobrecalentamiento global. El efecto del derretimiento de los glaciares, por ejemplo, el deshielo del Ártico y el consecuente aumento en el nivel de los océanos. Esto se agrava con el calentamiento del agua, el calentamiento solar influye en la temperatura atmosférica y la generación de fuertes vientos, como grandes olas del mar manifestados como ondas y oscilaciones, ya sean atmosféricas o marinas. Se incrementa el riesgo de las inundaciones. Hay un aumento en el nivel, ondas y sonido del mar, que causan mucha confusión entre los seres humanos. A esta problemática se suma el constante incremento de la contaminación ambiental y la posibilidad de afectar los acuíferos o fuentes de agua potable. Además de la acostumbrada contaminación por el uso de combustibles fósiles y los crecientes incendios forestales, por consiguiente la amenaza latente del deterioro para los océanos y la vida marina. La destrucción como contrario a la creación de Dios.


La combinación de aumento en la ciencia, fue anunciado por el profeta Daniel para el tiempo del fin, por consiguiente la industria y la tecnología: “Tú empero Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin: pasarán muchos, y multiplicaráse la ciencia” (Daniel 12.4 – RVR1909). Este tiempo del fin se asocia al aumento de la ciencia, porque concuerda con el tiempo del fin del sistema de gobierno humano, debido a que adversan la administración del planeta como si fueran dioses contra el Dios Creador: “Mas el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas. Pues como todas estas cosas han de ser



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deshechas, ¿qué tales conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones, Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos siendo encendidos serán deshechos, y los elementos siendo abrasados, se fundirán?” (2 Pedro 3.10 al 12 – RVR1909). Hay un incremento de la temperatura de la atmósfera terrestre. La angustia de los seres humanos por la confusión de las ondas y del sonido en el mar, se debe al rozamiento de las ondas con la superficie del agua o con el gas de la atmósfera, provocando un aumento de la transformación en calor.

En el caso de la propagación del sonido, es mayor por las altas temperaturas del mar, esta es la causa del estruendo y retumbo, confusión y bullicio percibido por ciertas zonas de la población mundial: “En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta; porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15.52 – RVR1909). Semejante es el estruendo y retumbo que anunciará la venida del Señor: “Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes á recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4.16 al 17 – RVR1909). Mediante la misma tecnología de televisión e internet, tanto del lado de oriente del planeta como del lado de occidente: “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre” (Mateo 24.27 – RVR1909), el mundo presenciará el acontecimiento final y serán testigos de lo sucedido: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén” (Apocalipsis 1.7 – RVR1909). Esta es la importancia de conservar la fidelidad y lealtad a Jesucristo al final de la Edad del Calentamiento Global: “Porque es justo para con Dios pagar con tribulación á los que os atribulan; Y á vosotros, que sois atribulados, dar reposo con nosotros,



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cuando se manifestará el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia, En llama de fuego, para dar el pago á los que no conocieron á Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1.6 al 8 – RVR1909).

El tiempo del fin se inicia con el siglo veinte en el año 1900, con el auge, crecimiento y desarrollo de la tecnología hasta nuestros días, especialmente con la invención de la radio, televisión, satélites de comunicaciones e internet, estos medios son importantes para que se cumpla la siguiente escritura: “Y a todas las gentes conviene que el evangelio sea predicado antes” (Marcos 13.10 – RVR1909). En este mismo siglo sucede traslape, del inicio de la Edad del Calentamiento Global, con la reducción del ozono y el descubrimiento de un agujero en el mismo. Aunque la capa de ozono se regenera el calentamiento global sigue su curso infinito. La Biblia misma menciona a los que destruyen el planeta: “Y se han airado las naciones, y tu ira es venida, y el tiempo de los muertos, para que sean juzgados, y para que des el galardón á tus siervos los profetas, y á los santos, y á los que temen tu nombre, á los pequeñitos y á los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra” (Apocalipsis 11.18 – RVR1909). El siglo veinte ofrece la combinación de la técnica, tecnología y las comunicaciones, a saber, las telecomunicaciones y la mayor industria, de manera que dan forma a la tercera revolución industrial, por consiguiente la continuación y reforzamiento del calentamiento global. El siglo veintiuno destaca por la digitalización mundial, desarrollo de la inteligencia artificial, incremento de la ciencia e impulso al surgir de una cuarta revolución industrial. Previo a las predicciones anteriores en alusión al inicio de 1900 con el tiempo del fin, el aumento de la maldad y el pecado, al llegar el siglo veinte, antes se vive la época o período apóstata, entre el siglo primero y diecinueve:


“Sabiendo primero esto, que en los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, Y diciendo: ¿Dónde está la promesa


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de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de Dios; Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua: Mas los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3.3 al 7 – RVR1909).

Esta apostasía corresponde a una forma de vida del ser humano, a la vez una filosofía de vida, donde se presenta un tipo de ignorancia a conveniencia, o sea, voluntaria, porque fingen ser desentendidos. Al término del tiempo se finaliza con la perdición de los hombres impíos: “Y dijo: Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del cumplimiento. Muchos serán limpios, y emblanquecidos, y purificados; mas los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero entenderán los entendidos” (Daniel 12.9 al 10 – RVR1909). Esta época o período de apostasía es la rebeldía de la impiedad, en alzada y rebelión contra la autoridad de Dios, sin amor ni respeto a la consagración y santidad a Jesucristo, en absoluto abandono, deserción, negación, renuncia, repudio y traición hacia el ejemplo y modelo de vida de Jesús: “No os engañe nadie en ninguna manera; porque no vendrá sin que venga antes la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, Oponiéndose, y levantándose contra todo lo que se llama Dios, ó que se adora; tanto que se asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios” (2 Tesalonicenses 2.3 al 4 – RVR1909). Desde el primer siglo hasta nuestros días se ha manifestado por dos mil años, un sistema reinante contrario a la creencia y práctica de Jesucristo, que aprisiona y asesina a sus seguidores. El mismo ser humano ha llevado al mundo a una primera y a una segunda guerra mundial, sin respetar



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el derecho a la vida, ejerciendo un dominio e imponiendo su propia voluntad, como si fuera la voluntad infalible de Dios.

La apostasía inicia en el primer siglo con el santo mártir Esteban: “Y apedrearon á Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó á gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió” (Hechos 7.59 al 60 – RVR1909). Durante todo el período previo al tiempo del fin, se mantuvo caracterizado por la muerte y persecución a los seguidores de Jesucristo: “Otros experimentaron vituperios y azotes; y á más de esto prisiones y cárceles; Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos á cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; De los cuales el mundo no era digno; perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra” (Hebreos 11.36 al 38 – RVR1909). En la segunda carta a los Tesalonicenses se hace mención de este sistema apóstata, dictatorial, imperial y opresor, donde prescinden de Jesucristo y no quieren formar y tener parte con él: “¿No os acordáis que cuando estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que impide, para que á su tiempo se manifieste. Porque ya está obrando el misterio de iniquidad: solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora impide” (2 Tesalonicenses 2.5 al 7 – RVR1909). Aquí el autor menciona en la segunda carta a los Tesalonicenses, una alusión en forma indirecta del Imperio romano, que en el código y lenguaje simbólico se describe y detalla en el escrito del Apocalipsis o Revelación. La solución inevitable es la inminente segunda venida de Jesucristo, para detener o suspender la imposición de persecución y muerte a sus seguidores, con la premisa que a su debido tiempo urge.


Lo lamentable del caso es que el Imperio romano a pesar de su cristianización, posteriormente como una organización religiosa, también se practica la persecución y muerte de sus oponentes. Se ven envueltos en marañas de engaño y mentira como verdugos, a través de lo que llaman las guerras santas e



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inquisición, con crímenes anticristos del sistema contrario a Cristo. Esto equivale a una lamentable mancha en la historia eclesiástica, que solo se olvidará permanente con la segunda venida de Jesucristo, para pagar a cada responsable de las acciones contrarias al ejemplo, enseñanza y modelo de Cristo.


Luego la Iglesia, tanto con sede central en Roma como de origen protestante, dejan de buscar, perseguir y matar a los llamados como herejes, pero surgen las doctrinas y naciones contrarias a Cristo, que continúan la aprensión, persecución y muerte de muchos cristianos hasta nuestros días. Este sistema previo al tiempo del fin, representa las políticas del ser humano y gobiernos dictatoriales, que se imponen en beneficio de unos y perjuicio de otros, ya sean a nivel interno de una cultura, etnia, nación o a nivel internacional. Se hace mayor y claramente visible cuando asesinan o encarcelan a quienes se oponen al sistema. El Apocalipsis o Revelación es un claro ejemplo de un código o lenguaje en clave, señal y en símbolo. Se describe indirectamente los alcances del Imperio romano opresor en la persecución y muerte de los cristianos: “Y cuando él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra? Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fuéles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apocalipsis 6.9 al 11 – RVR1909).


También en la colonización y conquista en el continente Americano y otras latitudes del planeta, inclusive los mismos colonos llamados cristianos o naciones llamadas cristianas. En todo caso la segunda de Tesalonicenses hace alusión o referencia a un sistema, con la criminalidad de matar a su prójimo, por cualquier clase de justificación o pretexto y con la impunidad de sus malos actos, que discrimina y excluye el ejemplo, enseñanza, mensaje y modelo de vida de Jesucristo.



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Esta impunidad llega hasta que Dios mismo tome medidas finales al respecto, como dice el profeta Sofonías: “Por tanto, esperadme, dice Jehová, al día que me levantaré al despojo: porque mi determinación es reunir las gentes, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el furor de mi ira; porque del fuego de mi celo será consumida toda la tierra” (Sofonías 3.8 – RVR1909). Por esta razón, Dios que es Amor, corrige como un Dios Justo, que retribuye con castigo al injusto, malvado y perverso, por causa del precedente de mal y pecado cometido. Además por la falta de compromiso y de la responsabilidad, que el ser humano tiene que asumir, ya que se hace justicia a manera de una purificación, a través de la consumación con el fuego del Eterno: “Así que, tomando el reino inmóvil, retengamos la gracia por la cual vamos á Dios agradándole con temor y reverencia; Porque nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12.28 al 29 – RVR1909).

El humano tiene que asumir su propia responsabilidad, como administrador y mayordomo, porque por su infidelidad y su negligencia, además de destruir a quienes están a su alrededor, destruye el planeta mismo con su contaminación y corrupción, en todo el ámbito legal y social. El Apocalipsis entre su simbología menciona que por causa del calor, los seres humanos en lugar de convertirse a Dios para clamar auxilio, y dar la gloria y honra a Dios, proceden a blasfemar contra Dios por el excesivo calor: “Y oí á otro del altar, que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos. Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y le fué dado quemar á los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (Apocalipsis 16.7 al 9 – RVR1909). La preparación previa en el ser humano requiere el cambio con persistencia de la actitud perjudicial. Saber y tener las herramientas espirituales del ser interior, provee una poderosa decisión, que afronta el estrago y problemática del mal y del pecado, tanto en el mundo actual como futuro, durante el transcurso del tiempo final o tiempo del fin.