PSICOTEOLOGÍA: LA NEUROCIENCIA DE LA FE
(TOMO 1)



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3.1) RELACIÓN MENTE Y CORAZÓN


El término neuro tiene relación con la neuroglia, sistema nervioso central y periférico, además del conjunto de fibras nerviosas, con la transmisión de los estímulos de fuerza y vigor físico y mental. Hay componentes de células y moléculas en relación con el pensamiento y propósito de la comprensión y entendimiento, la intencionalidad de la voluntad propia del ser humano, representado entre la mente y el corazón. Este significado de simbología de mente y corazón es la conjunción o unión de un nuevo pacto con Dios: “Y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante á él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Marcos 12.29 al 31 – RVR1909). El amor y la fe se complementan para renovar la mente, dar firmeza de carácter, determinación y resolución, ante el estado indeciso de la mente y la vacilación del ánimo en la intención con la voluntad. Además del dominio propio y control del temperamento, para una real y verdadera relación con Dios Padre mediante su Hijo Jesucristo. Esto implica mentalizarse y tomar conciencia del bien, para entender el temor de Dios y hallar el conocimiento e inteligencia, justicia, juicio, equidad y todo buen camino en la sabiduría de Dios.


“Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sólida sabiduría á los rectos: Es escudo á los que caminan rectamente. Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos. Entonces entenderás justicia, juicio, Y equidad, y todo


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buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere dulce á tu alma” (Proverbios 2.5 al 10 – RVR1909).

Es muy gratificante y sublime estudiar en profundidad la Biblia, por ser la Sagrada Escritura de Dios, especialmente su interpretación y significado de las representaciones de figuras y símbolos, por ejemplo, cuál es la conclusión que obtenemos del siguiente pasaje de Eclesiastés, donde se menciona al corazón con la capacidad de percibir la sabiduría y la ciencia, con mucha molestia y con dolor. La causa es el conocimiento profundo del buen juicio, que nos despierta de la sensación de estar desorientados y perdidos, con el consiguiente efecto de incomodidad y aflicción intensa e intensión de espíritu, al descubrir y saber consciente de todas nuestras limitaciones, especialmente en aquellos deseos personales de las locuras y los desvaríos, de alguna manera contrarios a su voluntad:


“Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí hállome yo engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem; y mi corazón ha percibido muchedumbre de sabiduría y ciencia. Y dí mi corazón á conocer la sabiduría, y también á entender las locuras y los desvaríos: conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor” (Eclesiastés 1.16 al 18 – RVR1909).

La palabra de Dios añade más simbología para nuestro deleite e inspiración: “¿A quién se enseñará ciencia, ó á quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la leche? ¿á los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá: Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará á este pueblo” (Isaías 28.9 al 11 – RVR1909). Jesucristo enseña y



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transmite el lenguaje de Dios, es decir la ciencia y doctrina imprescindible de la revelación de amor y fe procedente de Dios. De esto testifica el autor de la carta o epístola a los Filipenses: “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios” (Filipenses 1.9 al 11 – RVR60). La ciencia del conocimiento está en los frutos de justicia por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios Padre. Entonces la ciencia proviene de Dios, el ser humano la descubre y llama de diferentes especificaciones y nombres de ciencias de estudio, disciplinas y especialidades. Por ejemplo, Dios es el Creador del cerebro, sus componentes, neuronas, actividad mental y neuronal. El ser humano estudia cada órgano y las partes corporales, así establece los resultados de sus estudios e investigaciones.

La analogía o comparación de los fotones neurológicos, la actividad neuronal y su relación con la conciencia, tiene un sentido figurado, con la representación de una simbología con el significado de la luz de la vida en Jesucristo. Los nervios actúan como fibras ópticas en el sentido de transportar luz, así como el ser humano tiene reacción química celular en la producción de electricidad, debido a sus funciones vitales, también se requiere espiritualmente de luz interior focalizada en el conocimiento de Jesucristo. Se podría decir que son formas de generación de energía, donde el cerebro es el centro de control, pero el corazón también es vital. Así como en otras ocasiones hemos mencionado al temperamento, ya sea como instrumento o mecanismo de la Divinidad para accionar o detonar, el bio-fotón celestial o fotón celestial vendría a ser la energía luminosa con fines biológicos, para accionar el canal de comunicación y conocimiento celestial en el ser humano, la apertura de la comprensión y entendimiento celestial.


Desde el principio Dios hizo la luz celestial antes que al mismo sol y su luz del sistema solar: “Y dijo Dios: Sea la luz; y



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fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas” (Génesis 1.3 al 4 – RVR60). Luego Jesús viene a este mundo y dice: “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8.12 – RVR60). La luz de la vida es la luz biológica o bio-fotón, para fines psicoteológicos a través de la información en Jesucristo. Hay transmisión de datos: “Y este es el mensaje que oímos de él, y os anunciamos: Que Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas. Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad; Mas si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1.5 al 7 – RVR1909).

Esto demuestra que la ciencia es compatible con la fe y creados por Dios, igual entre fe y razón. La sociedad mundial históricamente a confabulado y conspirado con distractores, para desviar y tergiversar la experiencia de gratitud real y verdadera al Señor Jesucristo. Además de tratar de invalidar el sentido de unidad de interconexión inherente con la fuerza y el poder del Espíritu Santo de Dios Padre, la reverencia y santidad cósmica y universal. Por esta razón, la atención y enfoque en Jesucristo ayuda en el proceso biológico del ser humano, para su relación espiritual y celestial con Dios, como accionamiento del mecanismo detonante para emerger la conciencia y la consciencia en sus respectivas funciones.


Entre el objeto de estudio del ser humano están los seres vivos, toda la naturaleza, fauna y flora, de manera que surgen de los resultados toda clase de ciencias de la medicina y salud, ciencias sociales, científicos empíricos y profesionales, técnicos y tecnólogos investigadores, científicos atmosféricos y meteorólogos. Hay antropólogos, arqueólogos, astrónomos, biólogos, bioquímicos, botánicos, físicos, genéticos, geofísico, microbiólogos, toxicólogos y zoólogos, entre muchas clases de énfasis, especializaciones y especificaciones, inclusive las ciencias bíblicas, políticas, teológicas, ciencias de los datos e



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información, forense, entre otras. La ciencia estudia tanto la materia invisible y visible, como lo inmaterial. Por ejemplo, en el estudio de las ondas de radio, el científico no las puede sentir ni ver, tal es el caso del espectro radioeléctrico, porque se requiere cierta tecnología, en el caso del viento se siente pero no es visible, para el estudio de los microorganismos se necesitan microscopios potentes. Se podría determinar que el primer científico empírico y rudimentario en sus inicios fue Adán, porque asigna el nombre a los animales al considerar las características o cualidades observables en los mismos:

“Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y trájolas á Adam, para que viese cómo les había de llamar; y todo lo que Adam llamó á los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adam nombres á toda bestia y ave de los cielos y á todo animal del campo: mas para Adam no halló ayuda que estuviese idónea para él. Y Jehová Dios hizo caer sueño sobre Adam, y se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar; Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre. Y dijo Adam: Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne: ésta será llamada Varona, porque del varón fué tomada. Por tanto, dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2.19 al 24 – RVR1909).

Las áreas o disciplinas relacionadas con la explicación de la Psicoteología tienen relación entre sí, aunque llamadas de diferentes nombres, como la neurobiología, neurociencia cognitiva, neuropsicología, psicobiología y sistema nervioso, según desde el punto de vista del análisis o estudio realizado. El común es que el objeto de estudio es creación de Dios, el ser humano solamente descubre, estudia e informa, trata de apropiarse o asumir la autoría, pero en realidad el autor de



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todo lo que existe y es objeto de estudio es Dios el Creador. El ser humano aporta su acción y resultado de su comprobación y observación en los estudios e investigaciones realizadas, el objeto y materia prima es propia de la creación de Dios, por ejemplo, el estudio de la actividad atómica, celular, eléctrica, energética, electromagnética, fotónica, molecular, química, neurológica, etc. En el caso de la psico es considerada una actividad mental, donde se involucra las ideas primigenias hasta los pensamientos más complejos. Así los procesos en actitudes, conceptos, deducción, designios, emociones, ideas, imaginación, intención, motivación, percepción, recuerdos, raciocinio, sentimientos, voluntad, entre otros, son procesos inmateriales e invisibles, que tienen relación entre la ciencia y lo espiritual, ya que afectan el proceder del comportamiento y la conducta del ser interior, con el carácter y la personalidad.

La actividad mental “psico” es susceptible de influencia de la pseudología, como sentimiento o tendencia psíquica y enfermiza de la acción de mentir, inclusive manipulada de lo que en algún momento se llamó psicología inversa. Lo curioso es que es una cognición inicial presentada en Adán y Eva, al advertir y entender por primera vez, la situación expuesta al conocer la serpiente antigua y las consecuencias de comer del fruto. La Biblia dice: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11.3 –RVR60). Hay una disfunción molecular del componente proveniente del árbol de la ciencia del bien y del mal, con la composición molecular del ser humano, al llegar a la combinación o mezcla con el gen del envejecimiento. Por otra parte, la pérdida de inocencia en el respeto y reverencia, causa el mal pensamiento, debido a la tentación y como fruto o resultado la concupiscencia de la maldad en el ser humano. Esto tiene connotación de fuerzas de atracción de enlace químico. La Biblia dice de Eva: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.



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Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Génesis 3.6 al 7 – RVR60).

Esta pseudología de la psique con psicología de manera inversa, se presenta en la actualidad entre el supuesto amor al derecho del libertinaje humano y el verdadero amor a Dios, como las consecuencias de fuerzas de atracción y repulsión originadas desde el inicio en Edén: “EMPERO la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo á la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3.1 – RVR1909). El ardid del mal es el artificio para lograr la finalidad de la maldad, inversamente a lo dicho por el Creador, para repeler el bien. En esto estriba la astucia del mal, en su habilidad para engañar, mentir y traicionar. El meollo del asunto es la interpolación entre la decisión y la indecisión: “Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (Génesis 3.11 – RVR60). El fruto en cuestión es del árbol de la ciencia del bien y del mal, sin embargo, el tener celo de Dios implica tener ciencia, para que el pueblo de Dios no sea engañado: “Porque yo les doy testimonio que tienen celo de Dios, mas no conforme á ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado á la justicia de Dios” (Romanos 10.2 al 3 –RVR1909). La ciencia implica la justicia de Dios, que en nuestro contexto algunos legislan supuestos derechos como el aborto, para establecer la justicia propia, porque ignoran y no se sujetan a la justicia celestial de Dios.


Entonces existe la falsa ciencia: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén” (1 Timoteo 6.20 al 21 – RVR60). Ahora bien, actualicemos esta situación de la falsamente llamada ciencia en nuestros días. Un sector de la sociedad trata de realizar un plan de legalización, mediantes medios



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políticos y autoridades gubernamentales de ciertas naciones. Toda esta ideología se trata de justificar como un derecho humano, para validar su aprobación y la práctica desde el campo jurídico y legal. Aunque prevalezca la ignorancia sin sujeción a la justicia que es de Dios, porque se desautoriza la existencia y voluntad de nuestro Creador. Por ejemplo, en las relaciones humanas del mundo frente a Dios, históricamente las guerras fueron las causas o motivos para justificar los exterminios, genocidios y masacres. Ahora en los últimos tiempos sumado a esto, se encuentra el aborto ilegal y legal, inclusive a nivel de pastilla o píldora abortiva, conocido como la cultura e ideología de la muerte. La verdadera ciencia, como la ciencia médica y de la salud, es aquella que defiende y salva la vida con toda la prioridad de principios y valores éticos. Es el compromiso y responsabilidad de dar un servicio profesional y técnico con el amor y la vocación a la vida, sin el interés atroz al dinero y al enriquecimiento inmoral. Es una paradoja contradictoria entre el ejercicio de conservar y mantener la vida contraria a la lógica con provocar la muerte.

Se pretende ignorar la palabra de Dios y pasar por alto las Sagradas Escrituras, pero está escrito lo siguiente: “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que enciende rencillas entre los hermanos” (Proverbios 6.16 al 19 – RVR1909). Lo que pasa es que las corrientes legislativas de cierto grupo de naciones, se empeñan a toda costa en aprobar estas leyes contrarias a Dios. La situación pandémica actual ha posibilitado algún indicio de temor a Dios; la conciencia en el discernimiento del bien y del mal, nos permite la consciencia de nuestra realidad en relación con los sucesos del entorno. Tanto conciencia interna y consciencia externa son necesarias para procesar el conocimiento requerido para la intención y voluntad. Estos aspectos tienen relación con la neurobiología, neurociencia cognitiva, neuropsicología, psicobiología y sistema nervioso,



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según se demuestra progresivamente con el avance de la explicación de este tema de la Psicoteología, cada trascripción textual de la selección de textos de la Biblia tiene su relación.

En épocas antiguas muchas aclaraciones se realizaban desde el punto de vista filosófico, sin embargo, en nuestro caso logramos recurrir a la factibilidad de la herramienta del enfoque en ciencias bíblicas. Además se pretende reforzar el argumento desde una perspectiva teológica, en el estudio de lo relacionado con Dios, para entender la creación y función del cerebro humano y su relación con el sistema nervioso, con ayuda de la anatomía, fisiología y neurofisiología, a la vez explicar la conducta y comportamiento de la personalidad del ser humano, como construcción psicológica con las diversas características psíquicas. La Biblia establece: “El malo, por la altivez de su rostro, no busca á Dios: No hay Dios en todos sus pensamientos. Sus caminos son viciosos en todo tiempo: Tus juicios los tiene muy lejos de su vista: Echa bocanadas en orden á todos sus enemigos. Dice en su corazón: No seré movido en ningún tiempo, Ni jamás me alcanzará el infortunio” (Salmos 10.4 al 6 – RVR1909). La misma sociología es considerada entre las ciencias sociales, que en sus inicios fue analizada y estudiada desde la filosofía, con la observación y comentario acerca de la civilización, costumbres y cultura presentada en la sociedad. Sin embargo, la Sagrada Escritura desde el primer pacto describe cierto análisis del ser humano. También según su comportamiento, procedencia y relación entre las personas. Nótese en los pasajes bíblicos la mención acerca del pensamiento o los pensamientos. Lo que pasa es que Dios habla y no escuchamos. En Salmos 94 advierte:


“JEHOVA, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate. Ensálzate, oh Juez de la tierra: Da el pago á los soberbios. ¿Hasta cuándo los impíos, Hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos? ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, Y se vanagloriarán todos los que obran iniquidad? A tu


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pueblo, oh Jehová, quebrantan, Y á tu heredad afligen. A la viuda y al extranjero matan, Y á los huérfanos quitan la vida. Y dijeron: No verá JAH, Ni entenderá el Dios de Jacob. Entended, necios del pueblo; Y vosotros fatuos, ¿cuándo seréis sabios? El que plantó el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá? El que castiga las gentes, ¿no reprenderá? ¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia? Jehová conoce los pensamientos de los hombres, Que son vanidad. Bienaventurado el hombre á quien tú, JAH, castigares, Y en tu ley lo instruyeres; Para tranquilizarle en los días de aflicción, En tanto que para el impío se cava el hoyo. Porque no dejará Jehová su pueblo, Ni desamparará su heredad; Sino que el juicio será vuelto á justicia, Y en pos de ella irán todos los rectos de corazón” (Salmos 94.1 al 15 – RVR1909).

La soberbia presume la vanagloria de la convergencia de la altivez y la arrogancia. La altivez es presentar una postura envanecida de un supuesto alto concepto y mérito propio, con el deseo de ser admirado y considerado como un ejemplo y modelo, para sobresalir sobre los demás, aunque sea una influencia que cause, fomente, infunda o promueva la misma soberbia y vanidad transmitida a los demás. La arrogancia es la insolencia del despropósito de orgullo, con la descarada y desvergüenza ostentación de la habituación del pecado y el vicio. Se presenta un círculo vicioso, donde se presupone perpetuar la corrupción del bien, la degradación de la moral, la perversión de la rectitud, la carencia de la piedad, y la depravación del sentimiento de amor y respeto a lo sagrado y santo. Prevalece en los impíos y soberbios la vanagloria de la iniquidad, injusticia y maldad. Dios es el que enseña al ser humano la ciencia, porque la verdadera ciencia contribuye al bien y a la vida. La ciencia auténtica y genuina contribuye a diferenciar y discernir la acción y pensamiento del bien y del mal. Los pensamientos de la humanidad son vanidad, Dios instruye y corrige, castiga y reprende al ser humano fatuo,



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que está lleno de presunción y vanidad infundada, inclusive hasta la ridiculez del desprecio por el derramamiento de la sangre de Jesucristo y su redención. El desaire y desdén hacia la indiferencia de la consagración y santidad de la salvación y la vida eterna, porque lo que no se sufre no se aprecia ni se valora: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (Judas 1.6 al 7 – RVR60). En Salmos 33 se indica:

“Tema á Jehová toda la tierra: Teman de él todos los habitadores del mundo. Porque él dijo, y fué hecho; El mandó, y existió. Jehová hace nulo el consejo de las gentes, Y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones. Bienaventurada la gente de que Jehová es su Dios; El pueblo á quien escogió por heredad para sí. Desde los cielos miró Jehová; Vió á todos los hijos de los hombres: Desde la morada de su asiento miró Sobre todos los moradores de la tierra. El formó el corazón de todos ellos; El considera todas sus obras” (Salmos 33.8 al 15 – RVR1909).

La dirección, rumbo o sentido de ideario del pensamiento colectivo e individual, en la adoración, respeto y reverencia universal a Dios, corresponde a un derecho de parte del Creador: “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos” (Salmos 24.1 al 2 – RVR60). El derecho de Dios de pertenencia de todo lo existente como el Creador, inclusive el derecho sobre el humano, es inherente al deber



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de la humanidad de reconocer a Dios como su Creador. Así Dios Padre entregó a su Hijo toda la Creación para que los humanos vivan para Jesucristo: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos, luego todos son muertos; Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, mas para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5.14 al 15 – RVR1909). Esta señal de pertenencia o propiedad de Dios, se representa en el sentido figurativo y simbólico con un sello en la frente, en relación con la mente: “Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes” (Apocalipsis 9.4 – RVR60). El sello de Dios es el poder del Espíritu Santo en el pensamiento: “PUES que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento: que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado; Para que ya el tiempo que queda en carne, viva, no á las concupiscencias de los hombres, sino á la voluntad de Dios” (1 Pedro 4.1 al 2 – RVR1909).

El Señor Jesucristo, es entre toda la historia de los seres humanos, la Mente Superior o Suprema del Conocimiento Celestial, que le ha transmitido directamente su Padre. Por otra parte se menciona lo siguiente: “Empero el que se junta con el Señor, un espíritu es. Huid la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio: glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6.17 al 20 – RVR1909). En este pasaje entiéndase espíritu como la parte inmaterial de la mente, entonces dice que el que se une al Señor una mente es con él, se indica que glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestra mente, tanto el cuerpo como la mente tienen que ser santas, con el don, energía, fuerza y poder del Espíritu de Dios, excluyente de la maldad y del pecado, exclusivo de la consagración, paz y santidad de Dios.



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En todo ser humano el soma hace referencia a la parte material del cuerpo, la psique alude la parte inmaterial de las actividades y funciones de la mente, el alma es la vida de la persona mediante la combinación del cuerpo y mente sumado a la función de respiración. En el caso del ser humano que vive la espiritualidad auténtica, la concepción y construcción de las ideas y la diversidad de las creencias religiosas, facilita y posibilita la experiencia, inclusión confesional e integración y unidad dentro del fraccionamiento cristiano. Esto es posible a través de la mente y la psique según las creencias, pero la demostración de espiritualidad depende de las prácticas del comportamiento y conducción corporal. De acuerdo con los principios, valores y virtudes espirituales, manifestados por la acción, obra y poder del Espíritu Santo. Hay combinación, porque esto afecta la consagración y santidad del cuerpo, según el tipo de creencia de ideología humana en la mente: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6.9 al 10 – RVR60). Para tomar en cuenta a Dios, en lo que respecta al proceder del ser humano, se requiere la congruencia de la ética y sentido común entre el cuerpo y la mente, según el ideario y pensamiento colectivo e individual, del respeto y reverencia universal a Dios el Creador. Se requiere el examen de conciencia y la objeción de conciencia en el ser humano, para la verdadera libertad humana, que no sea un libertinaje.


Si se cultiva el bien se recoge el bien, si se siembra el mal se cosecha el mal, la justicia de Dios nunca falla, tarde o temprano, en el tiempo de Dios, la justicia Divina es infalible. El control mental para ser una mejor persona depende del poder de decisión, pero que sea conforme a la presencia de Dios, o sea, con la razón de Dios, que es el entendimiento de la justicia y rectitud de Dios. Somos como partículas de la luz abrazadora de Dios, luz que se propaga y llena el vacío del ser humano, para apreciar el don de la vida en Cristo Jesús.