PSICOTEOLOGÍA: LA NEUROCIENCIA DE LA FE
(TOMO 1)



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7.1.4) PLURALIDAD DE DIOS FRENTE A SU HIJO


La pluralidad de Dios, o sea, Dios de Dios, una forma de plural en el idioma hebreo de “Elohim”, en relación con su Hijo, porque están Dios Padre y Dios Hijo. Se menciona desde el principio de la creación cuando Dios dijo: “… Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” (Génesis 1.26). También está en el pasaje de la construcción de una ciudad con la torre de Babel cuando Jehová dijo: “… Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua…” (Génesis 11.6 al 7). Estas acciones o verbos están en plural.


La relación entre Padre e Hijo es una Dilatría claramente señalada en muchos pasajes de las Sagradas Escrituras, que muestran su poder y supremacía. Di significa “dos”, como el diteísmo, pero latría es adoración solo a Dios. En los Hebreos nos dice lo siguiente del Hijo comparado con su Padre: “… el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia… se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos” (Hebreos 1.3 al 4 - RVR60).


En una ocasión que Jesús oraba por sus discípulos al Padre expresa: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17.5 - RVR60). La explicación de esto se encuentra al empezar el evangelio Juan 1.1 al 2, que parafraseamos así: el Verbo o Palabra (que es el Hijo) es un Dios que está con Dios (el Padre), o sea, el Hijo era en el principio con el Padre. Esta verdad es la comunión con el Padre y con el Hijo (1 Juan 1.3).


Además se manifiesta lo siguiente: “Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad… A



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Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1.14, 18 - RVR60).

Dios Hijo es el que fue manifestado en carne y recibido arriba en gloria (1 Timoteo 3.16). Por eso es superior a los ángeles, porque Dios es su Padre y determina o lo nombra como su Hijo (Hebreos 1.5 al 6), de entre todas las criaturas creadas posteriormente a su Hijo. Otro pasaje en la carta a los Hebreos llama al Hijo como Dios y menciona que fue ungido por su Dios (el Padre). “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros” (Hebreos 1.8 al 9 - RVR60). Este texto hace alusión a Salmos 45.6 al 7. Dios Padre ha exaltado a su Hijo Jesús con su diestra (Hechos 2.33, 5.31). Esteban lleno del Espíritu Santo, viendo en dirección al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús a su diestra (Hechos 7.55 al 56).


Cristo Jesús antes de ser enviado por su Padre y estando en forma de Dios, no se aferró a mantenerse como Dios, sino que se despojó a sí mismo y vino como ser humano en carne (Filipenses 2.5 al 8), luego volvió al cielo de Dios y se sentó a la diestra de su Padre, hasta poner a sus enemigos por estrado de sus pies (Salmos 110.1; Hechos 2.34 al 36; Colosenses 3.1; Hebreos 1.13, 8.1, 10.12 al 13), así es como se sentó al lado del Padre en su trono (Apocalipsis 3.21).


Antes de subir al tercer cielo, confesó que iba a su Dios y Padre: “… subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan 20.17 - RVR60). Por lo tanto, el Hijo no es un solo Dios con el Padre en fusión, sino que el Padre es Dios de su Hijo (Marcos 15.34; 1 Pedro 1.3; Apocalipsis 1.1, 3.12), en plural. En este sentido hay un descubrimiento y despertar, mediante una radiografía detallada de la condición individual y colectiva en la mente y pensamiento humano, como una mirada retrospectiva, en su relación preexistente con Dios Padre y su Hijo Jesucristo con el poder del Espíritu Santo.